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“Los males de la Democracia se cura con más Democracia”

Días atrás leí el informe de un estudio desarrollado por la UDP, el que concluye en que los jóvenes tienen una crítica percepción de la democracia. ¡Vaya novedad! dirá usted, dado que en los últimos tiempos las noticias sobre la valoración de este sistema muestran una tendencia decreciente.La concepción negativa de la Democracia por parte de los jóvenes sujetos del estudio les lleva a conceptualizarla como “falsa, injusta, no representativa y sorda”. Estos conceptos son verdaderos misiles a la línea de flotación del sistema democrático, el que puede ser objeto de múltiples críticas pero al que, como mínimo, le debemos conceder su capacidad de haber demostrado ser en el mundo occidental “el menos malo de los sistemas”.El estudio refleja que si bien los jóvenes reconocen a la democracia como forma de gobierno manifiestan muy poco interés en participar de ella, percibiéndola lejana, apreciándola como un “pacto” de las élites y que les excluye.Asimismo, perciben a los partidos políticos como instituciones que favorecen a grupos determinados y se sienten “estafados” por promesas incumplidas. Enfrentamos entonces severos cuestionamientos a pilares que sustentan la noción de Democracia como son la necesaria participación de los ciudadanos en ella, su sentido de apropiación como sistema de convivencia, su representatividad y legitimidad, su capacidad de proyectar escenarios de futuro para el país y la necesaria congruencia en el comportamiento de sus actores.Debemos reconocer que en el último tiempo la sensación de desconfianza en las Instituciones fundamentales del sistema democrático, se ha consolidado, producto muchas veces de las actuaciones inconvenientes de quienes las conforman y las dirigen. Eso es un hecho, pero también lo es que la prescindencia de los ciudadanos, con su alejamiento y falta de interés en el ejercicio de sus derechos, no contribuye al control social y a la sanción de las conductas que se rechazan. La tendencia a la “participación limitada”, fruto de la individualización que permea a nuestra sociedad, no fortalece a la Democracia. Para esto jóvenes, el concepto de “participación” se asocia con aspectos como las acciones voluntarias muy vinculadas a la solución de temas personales y de sus círculos cercanos, pero alejado de las causas colectivas.  Este mismo estudio aporta que los jóvenes consideran a la familia, los amigos y las instituciones de educación como espacios de socialización de profunda importancia, por lo que es en ellos en los que se debería aprender a valorar el sistema democrático.

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