Hay desazón, pena, dolor. Cobresal estuvo muy cerca de su segundo título del fútbol chileno. Dependía de si mismo, pero se le escapó. El campeón fue Huachipato.
El golpe fue fuerte, pero el plantel dio la cara. Sus principales figuras sacaron la voz. Y uno de ellos fue Alejandro Camargo, el experimentado volante de 34 años. Jugó 29 de 30 fechas y todas como titular. Solo se perdió una por suspensión.
“Esto es un golpe fuerte. Hicimos un esfuerzo enorme durante todo el año. Estuvimos primeros casi toda la temporada y que se vaya de las manos de esta forma duele”, se sincera con Emol.
El argentino lleva una década en Chile. Llegó el 2013 a Lota Schwager y defendió a equipos como Curicó, Universidad de Concepción y Melipilla. Ahora cumplió su segunda temporada en el cuadro nortino y casi toca la gloria.
“Uno pelea todo el año por un objetivo. Nosotros sabíamos que teníamos las herramientas para pelear hasta el final y lamentablemente en la última no se dio. Dios sabe por qué pasan las cosas. Nunca nos volvimos locos, siempre estuvimos con los pies en la tierra y conscientes del esfuerzo y trabajo que hicimos durante el año“, reflexiona.
Camargo se nota dolido, pero asume el golpe con madurez. Es uno de los capitanes de Cobresal y le tocó sacar la voz en el camarín. Les dijo a sus compañeros que había que levantar cabeza y sentirse orgullosos.
“Una caída no marca el camino. Hicimos grandes cosas este año y no solo en lo deportivo, también crecimos como personas y fortalecimos un gran grupo. A Huachipato le tocó y lo merece, siempre estuvo detrás nuestro. Desgraciadamente a nosotros no se nos dio y es una pena”, dice.
Precisamente, el volante cuenta que una de las fortalezas que llevaron a Cobresal a estar muy cerca del título es la unión del plantel.
“Es distinto trabajar en una ciudad como El Salvador, donde la gente es muy cercana, entrega cariño y se vive de otra forma. Siempre estamos pendientes entre los compañeros. Es una ciudad pequeña y se vive cerca en su mayoría. Nos damos apoyo con los niños o nos turnamos para ir a entrenar o para invitarnos a comer. No hay mucho para pasear o hacer, pero se aprovecha el tiempo en familia”, indica.
También resalta la labora del técnico Gustavo Huerta y marca una importante diferencia respecto a otros entrenadores.
“El profe es muy detallista, eso marca una diferencia, más en un club como este. Si te ve enojado, se acerca y habla contigo, por ejemplo que uno se lleve la bronca a la casa. En los entrenamientos conversa mucho, te corrige, ve las cosas que uno a veces no ve”, señala.
Pese a su rol de líder, Camargo aún no sabe qué pasará con su futuro. “No sé qué pasará con mi futuro. Termino mi contrato y habrá que conversar. Por ahora vienen las vacaciones y veremos qué pasa”, cierra.
Fuente: Emol.com
