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Laura Albornoz (DC): “La Constitución debe ser clara en que el Estado garantice el principio de igualdad”

Laura Albornoz, abogada con doctorado en Derecho Civil, demócrata cristiana y ex ministra del Servicio Nacional de la Mujer, donde sacó adelante la Ley de Cuotas, tiene prisa. Acaba de salir de una junta de vecinos y ahora tiene que ir a la Villa Olímpica para otra reunión.

Está en pleno período de campaña para hacerse con un escaño en la Convención Constituyente. Y lo hace en el emblemático el distrito 10, constituido por Santiago, Providencia, Ñuñoa, Macul, La Granja y San Joaquín.

Hoy profesora en la Universidad de Chile y directora de la Corporación Miles, aclara cuáles son sus ejes en el debate constitucional: consagrar la seguridad social como un derecho a asegurar por parte del Estado -donde subraya la importancia de “una pensión universal garantizada”- y convertir el agua en “un bien de uso público”.

Siendo la primera convención constitucional compuesta por el mismo número de mujeres y hombres, ¿qué papel jugará el concepto de paridad en la redacción de la nueva Constitución?

El déficit de mujeres en la toma de decisiones es muy alto. En el primer gobierno de Michelle Bachelet logramos una ley de cuotas, sin embargo, esto no llega a permear las rectorías de las universidades ni las empresas que cotizan en bolsa. Daríamos una señal si definimos la paridad como una idea fundamental que nutra la conformación y el funcionamiento del Estado chileno.

¿Especificaría la paridad como derecho fundamental?

Podría ir en derechos fundamentales algo más claro respecto a la no discriminación hacia la mujer, que sea más profundo que el principio de igualdad ante la ley que establece el artículo 19, número 2. Además, agregaría el deber del Estado de proteger a los integrantes del grupo familiar, para romper con el esquema patriarcal y jerárquico que existe por los roles de hombres y mujeres.

¿Con qué temas específicos de la Constitución se puede beneficiar o afectar directamente a las mujeres?

Cuando se asegura un trabajo digno o los trabajadores consiguen seguridad social, principalmente las beneficiadas van a ser mujeres. Igual que el derecho a la vivienda, a la educación gratuita y de calidad. Porque concentran distintos tipos de vulnerabilidad: son jefas de hogar, algunas no alcanzaron a terminar el colegio o tienen analfabetismo funcional y muchas viven violencia de género.

¿Es partidaria de incluir los distintos aspectos que pueden marcar una igualdad efectiva, por ejemplo, la salarial y la participación política?

Por un principio de responsabilidad no soy de la idea de colgar en la Constitución, como adornos de un árbol de pascua, todos los derechos. Hay quienes sugieren incorporar la igualdad salarial en la Constitución. La verdad es que a mí me parece innecesario, atendido que desde el año 2009 existe la Ley 20.348, que obliga a respetar la igualdad salarial entre hombres y mujeres. No es necesario entrar en tantos detalles, pues la Constitución tiene que ser lo suficientemente clara a la hora de señalar que el Estado debe garantizar que se cumpla el principio de igualdad.

¿Cómo se garantiza que lo que diga la Constitución se cumpla realmente?

En la Constitución del 80 algunos derechos están amparados por el recurso protección. ¿Vamos a conservar la acción de protección en la nueva Constitución? Si es así, habrá que introducir los derechos fundamentales ahí para que estén debidamente resguardados.

¿Qué se puede hacer para no crear falsas expectativas en la población en torno a los cambios que va a generar una nueva Constitución?

Creo que es difícil manejar las expectativas de los ciudadanos y ciudadanas. Pero quienes estamos en el mundo político o de la academia subestimamos sus capacidades de inteligencia, yo creo que saben perfectamente que no se soluciona todo. Como me dijo el otro día una adulta mayor en San Joaquín, `lo que estamos haciendo seguramente va a beneficiar a mis hijas y a mis nietas´.

¿Qué rol piensa jugar en el debate?

Creo firmemente en llevar adelante los procesos a través del diálogo y me parece que repudiar la violencia es fundamental. Te estoy hablando de la violencia incluso en el momento que se genera esta Convención Constitucional.

En otros temas, usted ha planteado el paso a un régimen de gobierno semipresidencial, ¿por qué sería mejor para el país?

Chile vive una especie de zarismo presidencialista. El presidente no sólo tiene a su cargo el nombramiento de su gabinete, sino que tiene injerencia en la designación de la más altas autoridades: el Fiscal Nacional, el Contralor General de la República, las distintas cortes, como la Corte Suprema, son algunos. Propongo establecer un sistema semi presidencial conformado por un jefe de gobierno y un jefe de Estado. El jefe de gobierno tendría mayoría parlamentaria, lo que permitiría aprobar las leyes que fueron comprometidas en un programa de gobierno

¿Qué cambios se deberían hacer en torno al poder del Congreso?

Tenemos un órgano legislativo que funciona como una suerte de buzón. Sólo recibe de parte del Ejecutivo las órdenes y las urgencias de la tramitación de las leyes. En una nueva Constitución el Congreso debería tener más atribuciones, por ejemplo, para las iniciativas de ley que supongan gasto público.

Fuente:latercera

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