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Experto de la U. de Chile: En el país hay “abundante agua” pero se debe “juntar el recurso y la población”

Según el profesor de agroclimatología Fernando Santibáñez, “nosotros vivimos en un lugar y el agua está en otra parte”, por lo que para enfrentar la megasequía se requiere una “reflexión” respecto al desarrollo nacional.

Sometida al avance de la crisis climática, la megasequía que afecta al país, la cual ya cursa su décimo año consecutivo -una de la más larga desde que se tiene registro- se ha hecho presente en diversas zonas del territorio nacional. Prueba de ello, son las seis regiones decretadas como zonas de emergencia agrícola, escenario que de no ver precipitaciones acordes al promedio del siglo, podría extenderse a una restricción del consumo humano. Una amenaza que los expertos ven cada vez más real. Chile hoy cuenta con un déficit de lluvias superior al 70% y una superficie cercana al 80’% afectada por la sequía, y ante esto, el consenso científico es claro: la situación del recurso hídrico en el país es frágil, sobre todo para el sector agrícola donde se utiliza más del 70% del agua dulce disponible.
Lo anterior, pese a que según el profesor de agroclimatología de la facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, Fernando Santibáñez , Chile posee uno de los mayores índices de metros cúbicos de agua por persona en América Latina -y el mundo-. Y es que, explicó a Emol, la escasa infraestructura hídrica, sumado al desequilibrio geográfico entre la localización del recurso y la población, impiden poder aprovechar aquello.

“El problema que estamos viviendo es clarito. O sea, tenemos un fenómeno de disminución en las precipitaciones que en algunos años -como este- ha llegado a ser casi dramático, y hemos enfrentado en los últimos diez años la peor sequía del siglo. No conocíamos nada parecido a esto hacia atrás. Nunca ha habido diez años consecutivos con la precipitación que no alcance a llegar ni siquiera al promedio del siglo (320 ml)”, sostuvo. ¿La razón? Según el académico todo esto es producto del calentamiento global, “aunque hay gente que todavía, increíblemente, lo niega. Se está produciendo un cambio de la posición del anticiclón, que es un centro de alta presión en el pacífico que bloquea los frentes (de lluvias), no los deja entrar.

Es lo que pasa en el desierto todo el año. Eso se está moviendo un poquito más hacia el sur y nos está provocando este bloqueo de los frentes que no pueden entrar. No es que no hayan frentes, es que no pueden entrar hacia acá”. Santibáñez aseguró que este fenómeno afecta principalmente a la zona central, no así, en gran medida, al sur. Por lo mismo, enfatizó en que el país aún cuenta con un importante cantidad de agua, pero no está siendo aprovechada. “El agua es muy abundante de La Araucanía al sur, pero la población vive de La Araucanía al norte en Chile (…). Eso implica que hay que juntar el agua y la población, que están disociados. Nosotros vivimos en un lugar y el agua está en otra parte”.

“Entonces ¿qué hacemos? O llevamos a la población para allá, donde está el agua, o traemos el agua hacia donde está la población. Esto requiere de una reflexión que tiene que ver con el desarrollo nacional”, añadió el experto. O al menos, apuntó Santibáñez, idear una fórmula para llevar las actividades productivas que más necesitan agua a donde está el recurso. Pero para eso, enfatizó, “hay que hacer una política demográfica que acompañe eso. Chile debiera favorecer el mayor poblamiento de las regiones del sur”. ¿Soluciones? Para Santibáñez, la oferta del agua, al menos hasta la Región del Maule, está quedando por debajo de la demanda en un “número mayor de cuencas de las que pensábamos. Las reservas de nieve se han visto fuertemente afectadas, lo que hace que los ríos disminuyan su caudal mucho antes. Esto está imponiendo una restricción de agua bastante severa que hay que enfrentar”.

Por lo mismo, recalcó la importancia mirar el tema con urgencia, y es que en poco tiempo esto podría derivar en restricciones del consumo humanos, sobre todo en las regiones centrales.

“O sea, si el próximo año tuviéramos un año seco igual que este, claro que Santiago, por ejemplo, podría verse sometido a restricciones. Si este año no aparecen esas restricciones, aparecerían el próximo”, dijo.

Por eso el académico expuso que hay que mirar los ríos durante los meses de invierno en los que no se usa el agua en la agricultura. “Si retuviéramos una pequeña fracción del orden de un tercio, solo un tercio del agua que está llegando al mar en invierno, de modo de seguir dejando los ríos llevar al mar dos tercios del agua, podríamos recuperar del orden de 2.500 metros cúbicos por segundo”, lo que aseguraría el riego del “millón 200 mil hectáreas que tenemos”. “Y la única manera de aprovechar las aguas de invierno que no se están aprovechando es con embalses.

Ahí tenemos claramente un recurso no aprovechado porque no tenemos la infraestructura necesaria, simplemente. Lo otro es la inyección de napas, pero eso es una tecnología todavía poco desarrollada”, comentó. Lo anterior, en línea con lo anunciado por el Ministerio de Obras Públicas. Según consignó El Mercurio, uno de los focos del presupuesto 2020 para la cartera será precisamente la construcción de embalses, fondos que irán dirigidos al levantamiento de 26 obras entre Arica y La Araucanía.

“El agua es muy abundante de La Araucanía al sur, pero la población vive de La Araucanía al norte en Chile (…). Eso implica que hay que juntar el agua y la población, que están disociados. Nosotros vivimos en un lugar y el agua está en otra parte”. Fernando SantibáñezOtra alternativa que Santibáñez ve con buenos ojos es “estas carreteras que llevan agua a la población y nos permitiría mantener una alta densidad de población en zonas más secas, como es la zona de Santiago, y así mantener la agricultura aprovechando las condiciones climáticas excepcionales para la producción agrícola que hay aquí en la zona central. Eso justifica plenamente el transporte de agua. Ahora, todo depende de cuánta agua transportemos”.

De todas formas, el experto advierte que todas estas medidas tomarían tiempo. “Todo lo que se haga en materia de ingeniería hidráulica son plazos de cinco años hacia arriba. Entonces, el atraso que tenemos en materia hidráulica lo vamos a tener que pagar no más. No queda otra”. Por ello, aseguró que es probable que la agricultura irá migrando “más hacia el sur, pero ahí tampoco hay infraestructura de riego. Hay agua, pero no hay cómo gestionarla”, afirmó.

“El macro debe ser recuperar ecosistemas” Según Ezio Costa, abogado y director ejecutivo de Fima, una organización sin fines de lucro dedicada a la defensa medioambiental, el Estado debe hacerse cargo de los problemas que acarrea el tener menos lluvias, situación que, afirmó a EmolTV, continuará en el futuro, por lo que “el Estado tiene que adaptarse a este cambio que viene”.

En esa línea, no ve como una opción eficiente proyectos como el de una carretera hídrica. “Soy muy crítico, en general, de las inversiones que no miran a las soluciones basadas en la naturaleza. Se sabe por informes del Banco Mundial o de la OCDE, que el problema que tiene Chile con el agua es la mala gestión, y eso pasa, entre otras cosas, porque el Estado tiene pocas capacidades”.

“Hay un informe de la Fundación Chile de este año que dice que de todas las soluciones posibles, entre ellas la carretera hídrica, la más eficiente es recuperar ecosistemas. Esto permite que se recuperen los centros hídricos y, por lo tanto, podríamos decir que esa medida ‘produce más agua'”, apuntó. Aunque reconoció que en algunas zonas será necesario la instalación de “desaladoras, embalses o infiltración de acuíferos, pero en general la recuperación macro debiera ser la recuperación de ecosistemas”.

Fuente: Emol.com –

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