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El nuevo rumbo de la U

Universidad de Chile superó por 2-0 a La Serena y dio señales de recuperación en el campo de juego, tras dos hechos cruciales en la contingencia deportiva del club: primero la salida del DT Santiago Escobar y a continuación el adiós también del director deportivo Luis Roggiero. No fue fácil para los azules sacar el partido adelante en el estadio Santa Laura, pero todo se resolvió en el segundo tiempo con una buena presentación colectiva y los goles de Cristian Palacios y Ronnie Fernández.

Aunque el inicio fue con dudas, paulatinamente la escuadra azul se consolidó en el duelo frente a los nortinos. Bajo la conducción interina de Sebastián Miranda, el elenco local exhibió comportamientos de juego distintos, que mejoraron su productividad tanto en ataque como en defensa y el triunfo no admitió cuestionamientos. El nuevo aspecto futbolístico de los azules tuvo tres ejes evidentes.

Dinámica y precisión

El sector de la U con mejor desempeño fue indiscutiblemente el mediocampo. Miranda conservó la estructura posicional con la presencia de un volante central (Felipe Seymour), dos interiores o mixtos (Israel Poblete y Felipe Gallegos) y un hombre (Jeisson Vargas) encargado de establecer el nexo con la dupla de ataque (Ronnie Fernández y Cristian Palacios). La misma distribución espacial empleada por Escobar y el único cambio tuvo que ver con la aparición de Gallegos por Darío Osorio.

Lo concreto es que el desempeño resultó muy distinto. En la zona media, los azules fueron un equipo con una circulación rápida y precisa del balón, rasgos que indiscutiblemente se enraizaron durante el complemento. De sobremanera llamó la atención la verticalidad de los mediocampistas mixtos (Poblete y Gallegos). Sin punteros o extremos, por la alineación de un doble ‘9′, atacaron constantemente las zonas extremas de la ofensiva para recibir el balón y generar peligro con habilitaciones hacia el área penal.

En dos acciones de este tipo, el local pudo abrir la cuenta, luego de centros de Gallegos y Poblete, pero las finalizaciones de Palacios pasaron cerca de los postes. Sin embargo, el uruguayo no falló la acción definitiva: conectó de cabeza otro centro de Poblete y puso el balón junto al palo derecho, iniciando el camino hacia la importante victoria. Las rupturas de los volantes interiores y las consiguientes habilitaciones transversales constituyeron la fórmula más eficaz de los azules en la ofensiva.

Solvencia y seguridad

La novedad en la defensa fue el retorno de José María Carrasco, central boliviano muy cuestionado a raíz de su desempeño, lo que llevó al ex DT Escobar a dejarlo en la suplencia. El zaguero inició el pleito con un par de vacilaciones, pero progresivamente fue logrando mayor confianza y eficiencia junto a Bastián Tapia en el centro de la última línea.

A la larga, ambos defensas fueron importantes en la seguridad que esta vez mostró la retaguardia, labor que se vio apuntalada con un par de excelentes atajadas de Hernán Galindez. En particular, una contención a Leonardo Valencia, en el segundo lapso, volando arriba a la izquierdo en un disparo que buscaba el ángulo. Pero el funcionamiento defensivo tuvo al Sub 21 y al boliviano como ejes, con exactos achiques para mantener al equipo “corto”, duelos exitosos en el 1 vs 1 y velocidad, principalmente de Bastián Tapia, para intervenir en las desmarcaciones profundas de los nortinos.

Daniel Navarrete y Marcelo Morales, por su parte, se integraron en forma coordinada a la labor defensiva en su roles de laterales. El primero concentró su gestión en el control de su zona, evitando las progresiones y disuadiendo las acciones de conservación del balón de los nortinos. Morales, en tanto, aportó mayores contenidos ofensivos. En una aparición en conducción diagonal hacia el área, casi abrió la cuenta con un excelente disparo de derecha. Esta vez, las zonas laterales de la defensa no fueron una fuente de problemas para el cuadro azul.

Goles y más

En una decisión estratégica que, finalmente, le dio la razón, el DT interino Miranda optó por mantener el doble ‘9′ con Palacios y Ronnie Fernández. La validez de la fórmula se sustenta en que ambos arietes cuenten con opciones recurrentes para anotar y así ocurrió contra La Serena.

Palacios tuvo dos chances en el primer tiempo y otra durante del complemento, poco antes de convertir la primera cifra. Su acompañante vivió lo mismo: en una primera acción quedó solo en el área, tras driblear a un zaguero, pero demoró la finalización y otro defensa pudo bloquear el disparo. Sin embargo, en el 2-0 no perdonó: realizó una diagonal hacia la derecha, aprovechando el espacio libre al no contar con extremo y marcó con un tiro cruzado.

El chileno y el uruguayo fueron un peligro constante para el trío de zagueros visitantes. No se entregaron a la marca, realizaron también acciones de movilidad combinada (uno generando espacio y el otro ocupándolo), y marcaron presencia en el centro de la ofensiva. Antes, en la caída contra Audax Italiano, la U casi no atacó y en el Elías Figueroa de Valparaíso la disfuncionalidad del doble ‘9′ resultó evidente. Frente a La Serena, resultó todo lo contrario.

Fuente: as.com

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