El acuerdo constitucional y la nominación de José Morales como fiscal nacional, tanto el resultado como las gestiones del Ejecutivo para impulsar al candidato, han exhibido varias diferencias en el seno del Partido Socialista, la colectividad con más parlamentarios del oficialismo.
Dos semanas atrás, un senador se enfrascó públicamente en una polémica con la mesa de la colectividad a propósito de unas declaraciones que hizo sobre las ministras; ahora, el jefe del comité, José Miguel Insulza, habló de que algo se “quebró” en la bancada tras el resultado; y la apertura del una parte del oficialismo a un órgano mixto derivó en discrepancias públicas entre sus figuras más relevantes.
Lo más reciente fue que, golpeado, Insulza comunicó el jueves públicamente que había renunciado a dirigir a los senadores tras el desorden en su comité que, de no haber existido, podría haber dado la victoria al candidato Morales. De siete parlamentarios, una estuvo ausente por una licencia médica, uno estuvo ausente por un viaje, dos se abstuvieron y los tres restantes votaron a favor.
El argumento de Insulza fue que el nombre del candidato había sido estudiado tanto por la Corte Suprema como por el Ejecutivo, y que al Senado -en particular a los partidos de Gobierno- simplemente les correspondía asentir. “El punto aquí era político: se apoya o no se apoya lo que pide el Presidente”, aseveró.
En Apruebo Dignidad sucedió algo similar: los dos senadores de FRVS se restaron de apoyar a Morales con argumentos de fondo sobre su nombre, pero la diferencia es que no hubo mayores recriminaciones públicas por parte de los demás parlamentarios de la coalición. El problema, según Insulza, es que “esto no había pasado nunca. El Gobierno ha perdido batallas, sí, pero siempre con el Partido Socialista a su lado”.
“No es el síntoma de una enfermedad”
Pero para los parlamentarios consultados, lo que plantea Insulza es una reacción sobredimensionada sobre lo que ocurrió en la bancada. De hecho, según dice Fidel Espinoza a Emol, a pesar de haberse abstenido el miércoles, el Gobierno debe tener la “absoluta tranquilidad” de que el PS votará los proyectos en beneficio de la ciudadanía. “Pero cuando se trate de nominaciones con las que no estamos de acuerdo, tenemos que tener en democracia el legítimo derecho a expresarlo”, contesta.
Gastón Saavedra, otro de los que se abstuvo, remarca que el estándar para medirlos debería ser en cuántas votaciones respaldaron al Ejecutivo antes. “Se encontrará con que en un altísimo número, sino la generalidad, hemos mantenido una lealtad y nos hemos jugado por esto. Incluso a veces pagando costos”.
Sin embargo, al ser Insulza un político de extensa experiencia y en circunstancias en las que él representa la interlocución con el Gobierno y otros sectores, “ese poder de representación se debilita con lo ocurrido ayer y en eso no hay duda de ninguno de nosotros”, dice el senador Juan Luis Castro.
El ex ministro se sintió “herido” tras la votación, según comentó, y varios le dijeron que debían esperar hasta conversar lo ocurrido internamente. “Es una reacción muy en caliente y esperamos que pasen los días, que se atemperen las cosas. Conversando se resuelven los problemas”, suma Saavedra..
No obstante, Castro coincide con que el PS, un partido de Gobierno, debió arrojar un mayor respaldo. “No solo tres votos de los siete. Eso naturalmente genera una incomodidad dentro del PS, legítima, natural, y obviamente en el Gobierno”.
A pesar de eso, Castro desdramatiza los comentarios del ex ministro y asegura que “fue un episodio lamentable a partir del cual creo que tenemos que corregir rápidamente nuestra forma de relacionarnos y tener coherencia como partido oficialista, pero no lo considero el síntoma de una enfermedad”.
De hecho, la propia presidenta del partido, Paulina Vodanovic, estuvo presente durante la votación del fiscal Morales, mientras las ministras hacían esfuerzos infructuosos para sumar algún voto socialista más.
“La presidenta del partido me felicitó después de mi discurso en la sala al otro día, no tuve ninguna reprimenda. No creo que haya un quiebre de relaciones al interior del partido ni menos en la coalición, porque han votado en contra los mismos senadores que nos critican, de prorrogar el estado de excepción, por ejemplo”, suma Espinoza.
La relación con la directiva y el rol en el acuerdo
Pero lo que rodeó a la nominación de Morales también derivó en un momento complejo para la directiva: hace dos semanas, Espinoza acusó a las ministras Ana Lya Uriarte y Carolina Tohá de estar haciendo un “lobby descarado” e incluso andar “seduciendo” para conseguir los votos del fiscal, lo que generó un intercambio público con Vodanovic, quien es cercana a Uriarte.
“Ha llegado el momento de que el Tribunal Supremo del partido conozca de las conductas constantes de ataque personal a distintas personas en la política por parte del senador Espinoza”, dijo en ese minuto.
Sin embargo, el senador remarca que “no pasó ni eso que amenazó la presidenta ni lo otro que anunció de que iba a generar un diálogo político con las ministras, ni lo uno, ni lo otro”.
Este desorden en el PS se ha manifestado de otra forma: en las discusiones sobre el acuerdo constitucional, en parte de la oposición señalan que esta falta de una postura única ha complicado las tratativas en la definición de un mecanismo.
Así, algunas voces de Chile Vamos dan cuenta de diferencias no sólo entre los parlamentarios -donde algunos se han abierto a un órgano mixto- y la directiva, sino que también en la misma mesa, destacando discrepancias entre la presidenta del PS, Vodanovic, y el secretario general del partido, Camilo Escalona, que ha insistido en un órgano 100% electo.
“No (diría que es) intransigencia, pero sí creo que cuando entramos ya en la recta final tenemos que todos generar flexibilidades suficientes para intentar llegar a un acuerdo. Uno puede tener toda la razón, pero si un uno no mueve una coma de su punto de vista, es posible que no se produzca el acuerdo”, agrega Castro, disponible para un órgano mixto.
Fuente: Emol
