Cerrar

Convivencia Escolar: ¿Quién se hace responsable?

Carla Palma F. – Decana Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Atacama

La partida de José Matías sobrecogió a toda la comunidad atacameña, alcanzando una cobertura noticiosa a nivel país. La mayoría de las personas repudiamos lo sucedido y coincidimos que un hecho así no puede volver a ocurrir. Sin embargo, al pasar los días continúan sucediendo situaciones de maltrato escolar y es imposible no preguntarse; ¿Qué debemos hacer para garantizar el bienestar de niños(as) y jóvenes? ¿Son realmente efectivos los reglamentos de convivencia escolar? ¿O están hechos sólo para cumplir con la norma? En este sentido, es esencial entender que cuando hablamos de convivencia escolar, no hablamos sólo de la relación que se produce entre los estudiantes. Hablar y entender la convivencia escolar, significa ser conscientes que formamos parte de ella; estudiantes, profesores, directivos y apoderados, desde el rol que nos compete dentro de una comunidad educativa, de la cual somos parte y responsables. 

A su vez, la convivencia escolar es un pilar sustancial para el desarrollo armónico del ser humano, tan esencial es, que es imposible pensar en una educación de calidad si este componente no está presente. La convivencia es un aprendizaje social que se construye en lo cotidiano y que conlleva al logro del saber conocer, saber hacer, saber ser y como seres sociales, saber convivir. Distintas investigaciones demuestran que una sana convivencia escolar, es un factor de éxito para el logro de más y mejores aprendizajes.

Por otra parte, es necesario visualizar el alcance que tiene la convivencia escolar para la vida. Es sabido que el primer agente socializador de una persona es la familia, es ahí donde comienzan sus primeras experiencias de interacción. Luego, al ingresar a la educación formal, comienza un gran desafío, es en la escuela donde los niños(as) deberán aprender a interactuar con personas que no son parte de su núcleo cercano, es donde comenzarán sus primeros intentos y aproximaciones por escuchar al otro, comunicar lo que piensan, lo que sienten, reconocer sus derechos y respetar los derechos de otros. En definitiva, comenzarán a practicar valores democráticos que le permitirán en un futuro contribuir como ciudadanos(as), dentro del marco de una convivencia social.

Por tanto, como miembros de una comunidad educativa, debemos hacernos conscientes del nivel de impacto que poseemos en el aprendizaje social de niños(as) y jóvenes. Sólo asumiendo que, somos los adultos, los responsables de trasformar la cultura escolar, propiciando un clima escolar saludable que resguarde el bienestar emocional de niños(as) y jóvenes, lograremos erradicar sufrimientos como el de José Matías y tantos(as) otros(as).

scroll to top