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12 de mayo de 1859, la batalla de Copiapó, el fin de la Revolución Constituyente

Por Guillermo Cortés Lutz

Director, Museo Regional de Atacama

 

La Revolución Constituyente de 1859, fue el levantamiento armado, liderado y accionado principalmente por la provincia de Atacama y la ciudad de Copiapó que buscó poner fin al agobiante  centralismo y autoritarismo de Santiago, tuvo su fin  en la llamada “Batalla de Copiapó”, el 12 de mayo de 1859, siendo el ocaso del movimiento revolucionario de 1859.

En lo central, esta etapa destaca por la acción del último Intendente constituyente,  el joven calderino, don José Sierra, y la podemos resumir de la siguiente forma:  Con posterioridad al triunfo de  las armas atacameñas en las cercanías de la quebrada de Los Loros ( 14 de marzo de 1859, La Serena),  y a la derrota en Cerro Grande (entre La Serena y Coquimbo, en  abril de 1859),  las tropas atacameñas  derrotadas volvieron a Copiapó  y  Pedro León  Gallo huyó  a San Juan, Argentina.

Esta situación, a diferencia de lo que se podría pensar, no sumerge a Copiapó y Caldera en una crisis ni anarquía; si bien es cierto la plutocracia copiapina estuvo nerviosa, las nóveles instituciones atacameñas  siguieron funcionado, pero, finalmente el gobierno fue entregado al  Juez Dolores Passi, con ello se suponía se restablecería en Copiapó un gobierno cercano al Presidente Manuel Montt, sólo Caldera se mantuvo constituyente, siendo gobernada por Anselmo Carabante, quien finalmente entregó el mando al enviado de  Juez Dolores Passi.  Mientras tanto, también  cayó el puerto de Huasco en manos de los gobiernistas, representado en el Teniente Coronel,  José Villagrán, de allí avanzó a Vallenar y posteriormente a Copiapó, donde se suponía la situación estaba controlada.

Es en este momento cuando José Sierra, con gran claridad política y determinación, sublevó al puerto de Caldera, ahora ya en su calidad de  Teniente,  tomó la capitanía de puerto.  Caldera volvió a manos de los revolucionarios, era el momento de trasladarse a Copiapó y retomar por las armas  el gobierno revolucionario. Había llegado la hora de asumir el gobierno revolucionario constituyente y José Sierra, con el objetivo de organizar la resistencia se hizo nombrar Intendente, el último, de la revolución del 59.

José Sierra: La Revolución Constituyente de 1859 se visibilizó  cuando conocimos a sus otros actores, más allá de Pedro León Gallo, en  este caso específico hablamos de personajes  que cumplieron roles en esta trama. Esa es la situación del joven líder Calderino José Sierra. Todo nos hace suponer que este joven era de profesión artesano, que participó desde los orígenes mismos de la rebelión, es decir desde el 5 de  enero de 1859, es el último Intendente del periodo revolucionario y en opinión de los historiadores de la época,  fue un hombre noble y de desarrollada conciencia política.   Diego Barros Arana y José Victorino Lastarria, dijeron de él: “Aquel intendente rudo pero noble, podía dar lecciones de hidalguía a los intendentes, a los coroneles y hasta los ministros de  Montt”.

La acción de Sierra, coincidió con la vuelta de los cazadores de África, última división revolucionaria, que al llegar a Copiapó,  sin renunciar a su ideario  buscó una salida pacífica y de diálogo con las nuevas autoridades, más moderadas. Pero la frustración de muchos copiapinos fue evidente, y comenzó una suerte de profundización de las posiciones revolucionarias,  y  también de rencillas, entre ellos.

El 8 de mayo, desembarcaron en Caldera las tropas del ejército chileno  al mando  José Villagrán y marcharon sobre la capital de Atacama. El 12 de mayo, las tropas de gobierno llegaron a Copiapó, y con José Sierra, ahora al  mando de la revolución  se atrincheraron en la plaza de armas. El  historiador Joaquín Fernández, nos cuenta así el desenlace de la batalla: “Cercados y progresivamente estrangulados un puñado de revolucionarios, en su gran mayoría soldado improvisados sacaban fuerzas de flaquezas para resistir una fuerza cuatro veces mayor”.

Finalmente, los revolucionarios fueron derrotados en la plaza de armas, sin balas y casi sin hombres, José Sierra dejó de combatir y se retiró de la plaza,  sin ser detenido por las tropas gobiernistas, ya que al parecer el biotipo de Don José Sierra, no era lo que los  gobiernistas  buscaban, es así como el héroe de la resistencia Copiapina se perdió en la bruma siempre espesa de la historia, y  también  en la frágil  memoria histórica regional.

El 12 de mayo de 1859, se puso fin a la revolución, a sus  instituciones, a su bandera, a su himno, a su moneda,  y  también a sus  ideales, para pasar luego los Juicios a los copiapinos,  principalmente del bajo pueblo, pagando como suele ocurrir el pueblo la derrota de la Revolución.

 

(Imagen archivo Nostálgica)

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