Son varias las interrogantes que abre la votación del próximo 4 de septiembre y donde además cambiará el panorama instaurado en 2012 con el debut del sufragio voluntario.
El próximo 4 de septiembre los chilenos deberán concurrir nuevamente a las urnas en el marco del Plebiscito de salida, ocasión en que decidirán si aprueban o rechazan la propuesta de nueva Constitución elaborada por la Convención. Proceso en el que se aplicará el voto obligatorio por primera vez, después de que en 2012 debutó el sufragio voluntario.
De esta forma, deberán votar de manera obligatoria en esta elección, quienes tengan registrado su domicilio electoral en Chile. Aquellos que no lo hagan arriesgan multas que pueden superar los 165 mil pesos (3 UTM). Aunque al igual que en otras ocasiones, operarán ciertas excusas debidamente justificadas.
Y aunque aún faltan algunos meses para ello y todavía resta el desarrollo de las campañas por una u otra opción, el tema concita desde ya la atención de la opinión pública, aunque aquello no necesariamente se traduce siempre en participación ciudadana.
El cambio al voto obligatorio
En ese contexto, una interrogante que surge es si una votación obligatoria incidirá finalmente en la cantidad de personas que voten en esta elección. Ante ello, el gerente de Asuntos Públicos y Estudios Cuantitativos de Cadem, Roberto Izikson, comentó a Emol que “no tenemos experiencia comparada de países que hayan regresado de voto voluntario a voto obligatorio, por tanto, es difícil de anticipar. Lo que sí sabemos es que en países hoy con voto obligatorio, más o menos la participación promedio está en torno al 73%”.
“Sabemos otras cosas que hemos visto en algunas encuestas; uno, que el nivel de interés en esta elección ha ido creciendo, que la disposición a ir a votar está en su punto más alto y con la misma fuerza que tenía probablemente el Plebiscito de entrada antes de que se modificara su fecha original por el covid. Y tercero, que el nivel de conocimiento de que estamos en una elección con voto obligatorio aumentó casi 30 puntos en tres meses. Por tanto, uno debería esperar una participación alta, significativamente superior a la de la última elección presidencial y que debería estar en torno al 70% del padrón electoral”, sostuvo Izikson.
Al respecto, el sociólogo y director de tuinfluyes.com y del área electoral Chile 21, Axel Callís, planteó además que “en ningún país donde hay voto obligatorio vota todo el mundo, segundo, en general en América Latina y Sudamérica en los países que nos rodean, Argentina, Perú y Brasil, vota entre el 70% y el 80% y si llevamos esos números hacia el padrón real, no al padrón Servel, nos daría una participación en torno a los 9 millones y medio, 10 millones de personas, si eso fuera en términos comparados”.
En ese contexto, Callís afirmó que “en Chile no va a votar todo el mundo, esa es una utopía y con los grados de anomia que hay actualmente también es difícil que las personas tengan miedo a las multas, porque en verdad durante la época en que habían multas prácticamente no se cobraban. Hay una situación para que aumente la participación, pero no tan sustantivamente con respecto a la última presidencial de segunda vuelta”.
El director Ejecutivo de Activa Research y de Pulso Ciudadano, Ramón Cavieres, coincidió en que “es una incertidumbre cuánta gente va a votar en el Plebiscito, porque hace mucho tiempo que no tenemos voto obligatorio en Chile, por tanto, el que exista voto obligatorio no garantiza que toda la gente va a ir a votar. Hay varias hipótesis al respecto, la gente tiene desencanto con la política, no más allá del 45%, 50% vota en el voto voluntario y nosotros como Activa con nuestro estudio Pulso Ciudadano hemos estado midiendo lo que se llama el votante probable aún en un espacio de voto obligatorio y en nuestra última medición nos dio una estimación a tres meses del Plebiscito, de que estaría votando del orden del 54% del padrón electoral, si uno considera márgenes de error, estamos hablando de que podría votar entre un 50% y un 59% de la población”.
Asimismo, Cavieres recordó que todavía faltan las campañas del Gobierno y de ambas opciones, por lo cual “es un poco apresurado hacer una estimación, pero si el Plebiscito fuese el próximo domingo estaríamos pensando que estaría votando entre un 50% y 59% del padrón electoral. Eso es parte de la incertidumbre que existe, porque históricamente en países que tienen voto obligatorio, generalmente vota no más allá del 80% de los padrones electorales, por ejemplo, si en la última elección de la segunda vuelta votó el 56% del padrón electoral uno esperaría que no menos de eso votara para este Plebiscito, pero falta mucho”.
Rol del Gobierno
Ante ese escenario, Izikson opinó que “es fundamental que el Gobierno haga todos los esfuerzos necesarios para que la gente salga a votar, haga campañas comunicacionales, pero con el cuidado suficiente, porque tanto la alternativa del Apruebo como del Rechazo son igualmente legítimas”.
“Evidentemente (es clave el rol del Gobierno), porque en la medida que participe más gente va a participar más gente del mundo popular, porque son los sectores más vulnerables, son los sectores que deberían ser más favorables al Apruebo, sobre todo en los jóvenes, eso es por lo tanto, no solamente al Gobierno, a todo el mundo le conviene que haya mayor legitimidad política y democrática y voten aquellos sectores que votan menos”, complementó Callís.
Por su parte, Cavieres aseveró que “el rol del Gobierno es lo más importante en términos de la campaña, en términos de incentivar que la gente vaya a votar, esa es la principal preocupación, porque es una elección muy importante y en la medida que más gente vote le da mucha más validez y trascendencia a los resultados que se obtengan”.
“Lo otro clave es el Servel con la actualización de los locales de votación, eso es fundamental (…) en la medida en que los locales de votación estén a una distancia caminable evidentemente esto va a tener un impacto”, añadió Cavieres. Esto en alusión a la ley que permitará en esta elección la asignación de un local cercano al domicilio electoral registrado en el Servicio Electoral. Sistema que funcionará por georeferenciación.
Legitimidad versus participación
Otro tema que se ha puesto sobre la mesa es si el porcentaje de participación puede afectar la legitimidad del resultado. Según Izikson, “si hubiera una baja participación eso sería un fracaso evidentemente del proceso, pero me parece que no se puede cuestionar la legitimidad de una elección”.
Mientras que Cavieres recuerda que como “no tenemos experiencia reciente en Chile, porque hace mucho tiempo que no tenemos voto obligatorio (…) yo diría que legitimaría mucho más el proceso, que no menos del 60% de la población votara, eso es un cálculo mínimo, no menos. Debería votar más gente que el primer Plebiscito, que la segunda vuelta, yo diría que eso es el piso mínimo que votara el 60%, sin embargo, es una incertidumbre todavía, porque nos podríamos encontrar con una sorpresa”.
Finalmente, Callís cree que “nunca un Plebiscito va a tener una baja convocatoria, porque los chilenos en general las personas en los plebiscitos participan más, porque no hay personas de por medio, sino que hay opciones”.
Fuente: Emol