De acuerdo con datos del Observatorio Global del Cáncer, el cáncer de cuello uterino fue el quinto cáncer más frecuentemente diagnosticado en mujeres en 2022 en Chile, y produjo 825 muertes ese año. Especialmente entre mujeres de 20 y 44 años, se posiciona entre las primeras causas de muerte por cáncer en nuestro país, y dentro de los tratamientos que reciben las personas en etapas avanzadas de este cáncer se incluyen cirugías muy invasivas y otros procedimientos como quimioterapia y radioterapia.
Casi el 100% de los casos son producto de la infección por ciertos virus, conocidos colectivamente con el nombre de virus del papiloma humano (VPH). Si bien hay diferentes genotipos de VPH (más de 200 descritos), sólo una pequeña parte favorece el desarrollo de este cáncer; VPH de alto riesgo u oncogénicos. ¿Cuál es su talón de Aquiles? Desde hace ya varios años contamos con diversas vacunas que otorgan protección frente a diferentes genotipos de VPH, entre ellos, los de alto riesgo, y, por tanto, con esta vacunación se puede lograr en el mediano/largo plazo, una reducción o incluso una virtual eliminación de los casos.
Un ejemplo es el caso de Australia, el primer país en vacunar contra VPH (de alto y bajo riesgo), inicialmente con una vacuna destinada a 4 genotipos (tetravalente), que en 2018 reemplazó por una nonavalente, es decir, que protege contra 9 genotipos, sumando fuertes campañas de educación y detección temprana. Todas estas medidas llevaron a resultados impresionantes: en la actualidad, Australia presenta una incidencia de infecciones por VPH que apenas bordea al 1% (algunos estimados en Chile bordean el 14%, pero es factible que el número sea mayor). En línea con esto, ha habido reportes de una reducción en los casos de anormalidades cervicales (etapa previa al desarrollo de este cáncer) y, de mantenerse las condiciones actuales, los casos podrían ser virtualmente eliminados para el año 2035.
Chile inició en 2014 con dos dosis de una vacuna tetravalente para niñas (en 4° y 5° básico), y se expandió a niños en 2018 (ya que los VPH de alto riesgo también pueden causar cáncer de pene, así como verrugas genitales, cáncer anal y algunos tipos de cáncer oral en ambos sexos). Este año, siguiendo las recomendaciones del Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización, entidad independiente de expertos que asesora al Gobierno, el MINSAL reemplazó la vacuna tetravalente por la nonavalente, a aplicarse en una sola dosis en 4° básico. Es decir, la probabilidad de que desarrollen algunos de los cánceres asociados a VPH será aún menor.
Todas las vacunas poseen un pequeño riesgo de generar algunas reacciones adversas, aunque son leves, tales como dolor en el área de inyección, dolor de cabeza y un estado febril leve. De todos modos, ante cualquier duda sobre posibles efectos adversos, para evitar recibir y difundir información errónea, es fundamental que las respuestas a nuestras dudas las busquemos en fuentes confiables, como profesionales de la salud y otros expertos.
Es necesario recalcar la importancia de la vacunación y prevenir así una patología tan terrible como esta. En el caso del VPH, es clave proporcionar la vacuna antes de cualquier inicio de la actividad sexual (ya que la principal vía de transmisión del VPH es por contacto sexual) y por ello se contempla en 4° básico. Esto, en conjunto con una educación sexual integral, así como exámenes de detección temprana (como el Papanicolau o PAP), serán claves para que nuestro país aspire a seguir los pasos de Australia en combatir este virus, que causa cientos de muertes al año en Chile, a pesar de ser absolutamente prevenibles.
Si tiene dudas sobre si algún niño o niña de su familia puede vacunarse contra el VPH (o si en el centro educativo respectivo no le han brindado información al respecto), siempre puede consultar en su centro de salud más cercano, ya que esta vacuna, a la edad indicada por MINSAL, es un derecho gratuito, independiente de su previsión de salud. De igual modo, consulte con su ginecólogo, ya que si este cáncer es detectado de manera temprana el pronóstico es bueno, y el PAP, realizado de manera periódica, es una herramienta de detección temprana muy valiosa. De este modo, todos estaremos contribuyendo a combatir el VPH y quizá, en un futuro no tan lejano, ningún paciente muera por esta causa.
Javier Pizarro Bauerle
Docente Escuela de Química y Farmacia
Universidad Andrés Bello