Después de casi 12 años de tramitación, celebramos un avance histórico para nuestro país: el despacho de la nueva ley de adopción. Esta transformación legislativa, largamente postergada, ha sido finalmente posible gracias al compromiso del Gobierno del Presidente Gabriel Boric, que ha priorizado con firmeza el bienestar de niños, niñas y adolescentes. Destrabar esta discusión no fue fácil, pero con diálogo, gestión y responsabilidad, nuevamente estamos avanzando en lograr saldar parte de una deuda pendiente que tenemos con la infancia chilena.
Es que gracias a esta nueva ley de adopción vamos a romper con el antiguo esquema, un sistema burocrático y fragmentado, que obligaba a pasar por múltiples juicios y trámites. En su lugar, la normativa pone en el centro el interés superior de niños, niñas y adolescentes, sus necesidades y su derecho de vivir y crecer en una familia mediante un proceso único, integral y continuo, donde un mismo tribunal acompaña toda la trayectoria de protección de cada niño o niña, asegurando coherencia en las decisiones y reduciendo lo más relevante: los tiempos de espera.
No se trata solo de tener procesos más modernos, sino de eficiencia. Se trata, sobre todo, de darle dignidad a la niñez vulnerable. Esta ley consagra derechos fundamentales: garantiza el derecho a ser oído, a conocer la propia historia, a preservar vínculos significativos y, si es necesario, a mantener contacto con la familia de origen. También asegura que todas las familias que cumplan los requisitos puedan adoptar, sin importar su composición, porque lo central para los pequeños es que reciban amor, estabilidad y cuidados.
Esta reforma se inserta plenamente en la visión de seguridad social integral que impulsa el Presidente Boric. Porque la seguridad social no es solo previsión o salud: también es proteger a la infancia, garantizar derechos y asegurarse que nadie quede atrás. Esta nueva ley se suma a otras transformaciones clave, como el aumento progresivo de las cotizaciones para mejorar las pensiones futuras, y el tan anhelado proyecto de ley que crea el sistema nacional de cuidados.
Gobernar también es construir consensos, especialmente cuando lo que está en juego es la vida de quienes más lo necesitan. Esta ley es un ejemplo de buena política: la que dialoga, construye acuerdos y transforma la realidad.
Este es un paso más que nos reafirma que debemos seguir trabajando con la misma convicción para avanzar hacia un Chile más justo, solidario y humano, donde cada niño o niña tenga la oportunidad de crecer en una familia que lo quiera y lo cuide.
Paulina Mora Lara, Seremi de Gobierno de la Región de Coquimbo