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Sonami: “El ordenamiento normativo ambiental ha perdido todo sentido práctico”

El gremio alertó que las medianas mineras se someten evaluación ambiental unas diez veces a lo largo de la vida de una operación, cuando una gran minera lo hace una sola vez. “No es justo el sistema de evaluación ambiental”, señala el vicepresidente, Cristián Argandoña.

Además del mes de los gatos, agosto es el mes de la minería. Y Sonami lo dedica a relevar la importancia de las medianas empresas del sector, el quinto mayor sector productivo del país, con exportaciones por sobre los US$2.800 millones, superando los envíos de los subsectores forestal, de productos metálicos y bebidas y tabacos, destacó el vicepresidente del gremio, Cristián Argandoña. Las medianas mineras producen entre las 280.000 y 300.000 toneladas de cobre fino por año, con un claro predominio de accionistas nacionales (65%) por sobre los capitales internacionales (35%). Sin embargo, es un segmento que, alerta el dirigente, corre peligro por los excesivos plazos de tramitación de los permisos.  “Creo que el ordenamiento normativo ambiental ha perdido todo sentido práctico”, asevera Argandoña. 

– ¿Su dinamismo es mayor que el de las grandes mineras?

– Sí, entre 2017 hasta 2021 y el sector experimentó un crecimiento del 22,3%, con un promedio de 285.290 mil toneladas de cobre fino. En términos cuantitativos, somos una fracción bastante menor respecto de la gran minería.  Sin embargo, este es un segmento súper resiliente, que trabaja proyectos de corto alcance, cuatro o cinco años, y por eso es imperativo que año tras año tengamos que estar incorporando nuevos recursos mineros para poder sostener las producciones en el largo plazo. 

Entonces eso explica que haya empresas de la mediana minería tengan vida larga, por ejemplo Cemin, con el proyecto Amalia a 50 años o Minera Las Cenizas, 45 años con la faena Cabildo, donde tú le vas agregando cada más de producción en forma permanente. El yacimiento lo vamos conociendo en la medida que lo vamos desarrollando, a diferencia de los proyectos más grandes, que lo que hacen es invertir una buena cantidad de recursos en la exploración y con eso definen inmediatamente el proyecto global.

– ¿Cómo les afecta la tramitación ambiental de los permisos si tienen proyectos a cinco años? 

– Yo siento que la mediana minería hoy día requiere de un ordenamiento normativo diferente que le permita sostener estos crecimientos en el futuro, porque de lo contrario se va a reducir su participación aún más, porque cada vez es más difícil sostenerse con esos esquemas. Dentro de ese mismo periodo de 50 años un proyecto de la mediana minería tiene que entrar diez veces a medirse ambientalmente versus uno grande que entra una sola vez. Entonces no es justo el sistema de evaluación ambiental: es la misma planta, la misma mina, los mismos trabajadores, las mismas máquinas, o sea, son las mismas producciones.

– ¿Cuánto se demora un proyecto de mediana minería en el SEA?

– Cuatro o cinco años tranquilamente. Entonces quedamos fuera de carrera. Creo que el ordenamiento normativo ambiental ha perdido todo sentido práctico. 

Para entender un poco esta diferencia, las empresas más grandes del segmento de la mediana minería, que son tres o cuatro, procesan en promedio 4.000 toneladas por día en sus plantas de beneficio. Una gran minera, no la más grande, pero dentro de las grandes procesan 250.000 toneladas por día. Entonces, no puede aplicarse a estas empresas medianas el mismo criterio que se le aplica una a una grande, por cuanto los los impactos son absoluta y completamente inferiores. 

¿Y qué proponen? 

El sistema necesita entender para poder procesar adecuadamente estas adecuaciones que son absolutamente necesarias. 

Existe un procedimiento simplificado para los pequeños mineros que existe todos los que procesen menos de 5.000 toneladas y debería haber también para aquellos que procesan entre las 5.000 y 150.000 toneladas mensuales otro procedimiento simplificado, adecuado a la realidad.

– ¿Qué pasa si no se hace?

-La producción de cobre en Chile hace 18 años que está absoluta y completamente estancada y en los últimos dos o tres años está cayendo en forma bien importante. El principal factor que explica esto es la traba burocrática para que los proyectos se puedan desarrollar. El país podría estar perfectamente hoy produciendo 6 millones de toneladas de cobre, con una recaudación fiscal de US$ 1.500 millones más, similar al royalty que se acaba de aprobar.

-¿Cómo les afecta a la mediana y pequeña minería la situación de Enami?

-Enami es un actor muy relevante en el ecosistema minero, fundamentalmente para la pequeña y una parte de la mediana minería, que se vincula directamente con ella. 

Proponemos que primero, la empresa trate de generar caja y para ello es importante licuar los stock (de mineral) que tiene Enami en distintos puntos del país por las compras que le hace a los pequeños mineros y que tiene ahí una cantidad de de dinero bien bien relevante.

Y lo otro es revisar las instalaciones a objeto de determinar si hay algunas que requieren su detención o no, como algunos poderes de compra en plantas que están en mal estado y que para llegar a niveles normales de producción se requeriría una inversión relativamente alta. Ahí sostengo que sería bueno que Enami pudiera hacer contratos con instalaciones privadas que puedan existir en estas localidades para que éstas puedan procesar ahí los minerales de pequeñas y medianas empresas mineras. 

Desde una óptica más estratégica, Chile no puede perder capacidad de fundición, dado que hoy China concentra entre el 65% al 70% de la capacidad (de fundición) del mundo.

FUENTE DIARIO FINANCIERO

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