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Soluciones extremas como reacción ante la crisis

Jorge Gillies, académico de la Facultad de Humanidades y Tecnología de Comunicación Social, UTEM.  

Por haber votado a favor de la adopción homoparental, la diputada RN Paulina Núñez fue emplazada en redes sociales a comparecer en un futuro próximo “ante un tribunal por traición a la patria”. Pocos días después, y por haber aprobado la idea de legislar en la reforma de pensiones, Pepe Auth, ex PPD actualmente integrante de la bancada radical, fue condenado por la misma vía a someterse a la “justicia popular”.

Estas condenas forman parte de las soluciones extremas y aparentemente simples que circulan profusamente y que son una forma de reaccionar ante la crisis generalizada de las instituciones, no solo en nuestro país. Los niveles de confianza en ellas se han reducido a mínimos históricos.

No es casual que Francis Fukuyama subrayara recientemente la necesidad de preservar las élites, necesarias según él para las sociedades. Llamado vacío en un mundo global en que se cumplen más bien los análisis de Zygmunt Bauman sobre una política “líquida”, adaptable,  cambiable y por lo mismo corruptible.

El populismo que propugna soluciones autoritarias y radicales es una de las respuestas a la crisis. Desde Trump a Bolsonaro, pasando por Orban y Salvini, se manifiesta en la actualidad sobre todo en su versión de derechas.  Vox y Acción Republicana son sus expresiones española y chilena, respectivamente.

Pero la alternativa populista no es la única de las múltiples formas de respuesta. Conviene seguir analizándolas, por tratarse de un fenómeno histórico inédito.

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