Las afecciones psicológicas pueden reflejarse en efectos dañinos en el cuerpo si es que no se atienden los síntomas con precaución.
La llegada del invierno influye en el estado anímico de muchas personas mayores, y no es solo una percepción: existen razones biológicas, ambientales y sociales que lo explican. Disminuye la exposición a la luz solar, disminuye la actividad física y social, favoreciendo el aislamiento y la inactividad.
La depresión en los adultos mayores no es una consecuencia natural del envejecimiento. Sin embargo, factores como la soledad, el duelo, la pérdida de autonomía, enfermedades crónicas, y la falta de redes de apoyo pueden desencadenar trastornos afectivos graves que, de no ser tratados, deterioran la calidad de vida de quienes los padecen.
Según datos entregados por el Observatorio de Envejecimiento UC del 2024, un 38% de las personas mayores presentan síntomas relacionados con la depresión, con alrededor de 460.000 que viven solos. En el marco de la creciente preocupación por la salud mental en la población adulta mayor, expertos en salud y bienestar psicológico hacen un llamado urgente a visibilizar y tratar las afecciones psicológicas que afectan a este grupo etario.
Daniela Peña y Lillo Flores, Terapeuta Ocupacional de las residencias Senior Suites, indica que la depresión no afecta solo el plano emocional; también se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo e incluso aislamiento social.
“Es importante que la gente entienda que la depresión no es solo “tristeza”, sino una condición compleja con consecuencias físicas y sociales reales. Por eso, es fundamental reconocer sus señales a tiempo y buscar apoyo profesional”, explica Peña y Lillo.
La terapeuta propone tomar una serie de acciones para cuidar la salud emocional de las personas mayores, para evitar estas afecciones:
-Promover la participación social activa: Fomentar actividades comunitarias, talleres, clubes o voluntariados que fortalezcan el sentido de pertenencia y reduzcan el aislamiento.
-Mantener rutinas y propósitos diarios: El establecimiento de horarios, tareas significativas o pasatiempos mejora el estado de ánimo y refuerza la autoestima.
-Respetar la luz del día y la oscuridad de la noche: el ciclo sueño-vigilia regula funciones vitales, y en las personas mayores mantener un ambiente acorde a estos ritmos ayuda a preservar la orientación, el descanso y el bienestar general.
-Estimular el ejercicio físico regular: Caminar, practicar yoga suave, bailar o realizar gimnasia adaptada ayuda a liberar endorfinas y combatir el estrés.
Fortalecer los vínculos familiares y afectivos: Visitas frecuentes, llamadas o videollamadas, y la inclusión en celebraciones y decisiones familiares pueden marcar una gran diferencia emocional.