Este domingo se confirmó el fallecimiento de Manuel González Pavez, emblemático brigadista de Codelco, quien se convirtió en un símbolo de valentía y esperanza al ser el primer rescatista en descender a la mina San José durante el operativo de salvamento de los 33 mineros atrapados en 2010.
Era el 13 de octubre de aquel año, y Chile contenía la respiración. En medio de la incertidumbre y el miedo, fue él quien descendió primero en la cápsula Fénix 2, abriendo el camino hacia la vida para los 33 mineros atrapados. Fue su voz la primera que escucharon después de 69 días en la oscuridad, su mirada la que les devolvió la certeza de que regresarían a casa. Y como si el destino así lo quisiera, también fue el último en salir, asegurándose de que cada uno de ellos estuviera a salvo antes de abandonar aquel yacimiento marcado por la tragedia y la esperanza.
Manuel González no solo fue rescatista; fue un hombre de convicciones, un trabajador incansable que dedicó más de 30 años de su vida a la mina El Teniente, convirtiéndose en un experto en seguridad minera. Su vocación de ayudar surgió tras enfrentar emergencias en su trabajo, perfeccionando sus habilidades para salvar vidas en condiciones extremas.
En reconocimiento a su entrega y compromiso, en el episodio de la mina San josé, Codelco bautizó con su nombre una sala en la mina Diablo Regimiento, dejando grabada en una placa las palabras que reflejan su esencia: “Lo más importante después de crear una vida es participar en el salvamento de ella”.
La partida de Manuel González no solo deja un vacío en su entorno familiar y laboral, sino que su valentía y compromiso seguirán siendo recordados como un ejemplo de heroísmo y humanidad en circunstancias extremas, donde los ojos del mundo estaban puestos en un punto de la comuna de Copiapó, donde la tragedia se transformaba en felicidad y un nuevo renacer.