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Raúl Soto, diputado PPD: “El gobierno, por quererlo todo, al final corre el riesgo de quedarse sin nada”

Un cambio de relato profundo y evaluar la continuidad de algunos. Eso le pide al Ejecutivo el expresidente de la Cámara, el diputado PPD Raúl Soto.

“El gobierno y el Presidente de los indultos y de las pensiones de gracia, en medio de una crisis de seguridad, deben quedar definitivamente atrás”, advierte.

Abre una ventana de oportunidad para el gobierno y para el oficialismo, pero que se está desaprovechando.

¿Por qué?

Porque el gobierno está atrapado en un relato que no está sintonizando con el Chile actual. Esas señales uno las ve con lo que se está haciendo con la reforma de pensiones, con el pacto fiscal, con el relato comunicacional, que sigue siendo el mismo, y con la falta de estrategia política. De alguna u otra manera el gobierno está moviéndose por inercia y de manera reactiva. No hay un rumbo claro, no hay un itinerario definido. Acá se requiere un golpe de timón pronto de parte del Presidente.

¿Quedó sin agenda el gobierno?

No, agenda hay. Lo que pasa es que debe ser actualizada. Un cambio de estrategia significa mirar el programa de gobierno en función del Chile actual, de la realidad que tenemos hoy día, de las prioridades que tiene la gente hoy día, que son muy distintas a cuando este gobierno estaba en campaña. Eso significa que esa renovación del compromiso con la ciudadanía por parte del gobierno, que en algún momento mencionó la ministra Tohá, no llegó nunca. La ventana de oportunidad para hacerlo es ahora.

¿Y qué debería hacer el Ejecutivo?

Eso implica una actualización y una revisión del programa, de las prioridades. Probablemente hacer algunas renuncias dolorosas en términos de aquellas cosas que se querían hacer, pero que la realidad ha demostrado que, a lo mejor, no va a ser posible. Y abrir una etapa de reconstrucción del diálogo y de los acuerdos transversales que hoy día están tan dinamitados.

¿Qué es lo que percibe que no está funcionando de parte del gobierno?

El gobierno, más bien el Presidente Boric, no se ha querido abrir completamente a la posibilidad de ir a recuperar la mayoría social que se ha ido perdiendo en el tiempo. Fue electo con una mayoría histórica y bastante clara, pero que al poco andar, con la gestión del gobierno, se ha ido debilitando. El apoyo más duro es cercano al 30%. Si el gobierno quiere ir a recuperar el 55% de la segunda vuelta, tiene que hacer un cambio de estrategia política y un cambio de relato. Eso significa dejar de hablar solamente a ese nicho electoral más duro y empezar a hablar también al sentido común de esa mayoría que quiere cambios con más responsabilidad. El Presidente Boric debe dejar atrás la idea de un gobierno que vino a hacer cambios refundacionales.

¿Cree que sigue activa la idea de hacer cambios refundacionales?

Esa idea no se ha abandonado por completo. Prueba de ello son los indultos y las pensiones de gracia. El gobierno y el Presidente de los indultos y de las pensiones de gracia, en medio de una crisis de seguridad, deben quedar definitivamente atrás. Se debe renunciar a esa postura política ideológica y pasar derechamente a ser el gobierno de la seguridad, de la gestión. El gobierno, por quererlo todo, al final corre el riesgo de quedarse sin nada.

¿Ve voluntad para que el Socialismo Democrático y Chile Vamos saquen adelante las reformas pendientes?

Lamentablemente, la oposición ha sido muy mezquina. Yo creo que se han cometido errores de lado y lado. Hoy día estamos en una especie de estancamiento del diálogo político. La última instancia de diálogo transversal fue el acuerdo por Chile, cuando yo era presidente de la Cámara. Después de eso no vino ninguna otra posibilidad de acuerdos transversales reales. Veo una lógica cortoplacista, pensando en la próxima elección, y veo pocos liderazgos pensando en Chile.

¿Qué responsabilidad le cabe al PPD? A ratos son una bancada desalineada.

No, el PPD y la bancada PPD han sido sumamente leales y ordenadas en la mayoría de los temas relevantes (…). Muchas veces es la bancada la que siente que no hay reciprocidad por parte del gobierno.

¿Las renuncias dolorosas que menciona implican cambios en los equipos?

La renuncia más dolorosa que debe hacer el Presidente es dejar atrás la idea refundacional del país. Y hay que sacar a flote un gobierno mucho más decidido en materia de gestión pública, en materia de enfrentar la seguridad, sin complejos ideológicos, de avanzar en pactos por justicia tributaria, pero también para el crecimiento y para el empleo. Con ese cambio de relato, las cosas van a empezar a fluir mucho más.

¿Para eso hace falta que el Presidente se rodee por un equipo distinto? Quizás que el Socialismo Democrático llegue al Segundo Piso.

El Presidente tiene que rodearse de gente variada, con más experiencia. Se necesita escuchar otras voces. A veces siento que hay poca gente en el entorno del Presidente que es capaz de decirle que no, de decirle que se está cometiendo un error.

¿Miguel Crispi debiese dar un paso al costado?

Crispi se ha transformado en un problema hace bastante rato. La decisión es del Presidente y hay que respetarlo, pero evidentemente que el Presidente necesita también una mirada distinta en su equipo más cercano.

Si Crispi se ha convertido en un problema, ¿no se puede decir lo mismo del ministro Montes?

Creo que él ha salido fortalecido después de la acusación constitucional.

¿Considera necesario hacer un cambio de gabinete?

Lo más probable es que en marzo el Presidente lo tenga que evaluar.

¿Cuánto le afectan al gobierno las reuniones en la casa de Pablo Zalaquett?

Me preocupa. En política hay que ser y parecer, sobre todo cuando hay tanta suspicacia. Hay que cuidarse el doble. Más allá del hecho de que exista o no una vulneración a la ley del lobby, que es una discusión más bien jurídica, evidentemente fue imprudente haber concurrido a esas reuniones. No fue una buena decisión.

Parece que la escala de valores no era tan diferente. Fueron del Frente Amplio, del PC y del Socialismo Democrático.

La escala de valores nunca fue distinta. La superioridad moral nunca existió. Se derrumbó rápidamente por los hechos de corrupción.

Fuente: La Tercera

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