La idea de que Chile se integre al grupo de los BRICS ha tomado fuerza los últimos días en un sector del oficialismo, que ha presionado al Gobierno del presidente Gabriel Boric para que acepte la invitación hecha por algunos de sus países miembros y anuncie la llegada al grupo en su cuenta pública del próximo 1 de junio, pensando también en una participación en la cumbre de líderes del bloque, a celebrarse en Brasil el próximo 6 y 7 de julio.
Los llamados a integrar el grupo fundado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (de ahí el nombre) provienen principalmente del Partido Comunista, tal como lo asumió su propio timonel, Lautaro Carmona. “Esto es potenciar el multilateralismo, terminar con este eje y con esta centralidad de que solo es Estados Unidos el que determina lo que hace y sobre todo en América Latina y el Caribe, que creen que somos su patio trasero”, dijo el dirigente a Radio Nuevo Mundo el lunes.
La idea -que ha sumado el apoyo de figuras de izquierda como el excandidato presidencial Marco Enríquez-Ominami y el ex subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada- no es nueva. En 2023 ya se había debatido sobre la posibilidad de integrar el BRICS luego del fallido ingreso de Argentina, y en ese momento diversos especialistas coincidían en que no era lo más adecuado.
Ahora, con un mundo polarizado y una guerra comercial entre China y Estados Unidos que causa estragos, son varias las voces que advierten que cualquier acercamiento excesivo a una de estas dos potencias podría perjudicar a Chile y sus aspiraciones económicas. Mientras, si bien la Cancillería afirma que no se ha evaluado un ingreso al bloque, “sí hemos mirado con mucha atención”.
Lo que está claro es que el grupo de los BRICS ha sumado adeptos y poder en el último tiempo. El bloque, que asoma como un contrapeso a las potencias occidentales, decidió ampliarse en los últimos años y cuenta actualmente con 11 miembros estables y nueve socios, entre países de África, Asía y Latinoamérica.
Los BRICS siguen creciendo y son varios los Estados interesados en integrar la agrupación.
Origen y crecimiento
El término “BRIC” fue acuñado en 2001 por el economista Jim O’Neill en un informe de Goldman Sachs, donde se refería a Brasil, Rusia, India y China como las economías emergentes a tener en cuenta para las próximas décadas. Estos cuatro países comenzaron a reunirse de manera informal en 2006 y recién en 2009 tuvieron su primer encuentro oficial. Un año después, el foro económico integró a Sudáfrica, rebautizando su nombre a BRICS.
Cada uno de estos cinco países destacaba de distinta forma en el ámbito económico, según indicó José Manuel Cuevas en EOM. Por un lado, Brasil se posicionaba como una economía agrícola y energética emergente, mientras que Rusia era reconocida como un gigante en la exportación de petróleo y gas natural. India, por su parte, destacaba en el sector de servicios y manufactura, mientras que China ya era la “fábrica del mundo”. Sudáfrica, en tanto, asomaba como la economía más grande de África y un líder en la industria minera.
Este bloque se formó con la finalidad de contrarrestar la hegemonía de Occidente, representada por el G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) e instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, según reporta el diario colombiano La República.
Bajo ese pretexto, uno de los objetivos de los BRICS es reforzar el comercio entre países emergentes y ayudar a su crecimiento. Es ahí donde juega un rol importante el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, por sus siglas en inglés), institución creada en 2015 y presidida por la exmandataria brasileña Dilma Rousseff que tiene como propósito “movilizar recursos para proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en mercados emergentes y países en desarrollo”, según el sitio web de la entidad.
El grupo también cuenta con el Acuerdo de Reserva Contingente (CRA), mecanismo de cooperación financiera en el cual “un país puede intercambiar su moneda por otra de un miembro de los BRICS para facilitar transacciones financieras o para cubrir deudas en otras monedas”, de acuerdo con La República.
Así las cosas, los BRICS -que realizan una reunión de líderes cada año- decidieron ampliarse y acoger más miembros. Fue así como en enero de 2024 se materializó el ingreso al grupo de Egipto, India, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, a los que se unió Indonesia un año después, cerrando el grupo en 11 integrantes.
A ellos se suman nueve países “socios” del bloque, que aspiran a la membresía, los cuales fueron incorporados este año: Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán. Estos “socios” podrán participar en las cumbres de líderes del grupo y en las reuniones de ministros de Relaciones Exteriores.
Por otro lado, Colombia solicitó formalmente su ingreso al Nuevo Banco de Desarrollo para poder financiar grandes proyectos, como un plan de conexión interoceánica.
Llama la atención la situación de Argentina, país cuyo ingreso a los BRICS fue aprobado en 2023 durante el gobierno de Alberto Fernández. Sin embargo, tras llegar al poder en diciembre de ese año, el presidente Javier Milei decidió dar un paso atrás.
Venezuela y Nicaragua, en tanto, también intentaron formar parte del bloque, pero su participación fue vetada por Brasil, desatando el enfado de estos dos países latinoamericanos.
Valor mundial
Este año, los BRICS se consolidaron de manera notoria: considerando a sus países miembros y socios, el grupo actualmente representa a más del 54,6% de la población mundial, (más de 3.300 millones de personas) y al 40,4% de la riqueza producida en el planeta (en paridad de poder adquisitivo), según Le Grand Continent.
Factor clave para este crecimiento fue la incorporación de los estados socios. De acuerdo con el citado medio, en enero de 2024 los BRICS representaban el 36% del PIB y el 45% de la población mundial.
“El crecimiento de los BRICS es estratégico, con India y China liderando el crecimiento económico y nuevos miembros que aportan perspectivas diversas”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, cuyo país ostenta la presidencia del grupo este año.
En esa línea, el país sudamericano se propuso impulsar al bloque “para que tenga un impacto global” este 2025. “Con su creciente influencia, los BRICS desafiarán los foros económicos tradicionales y ofrecerán una visión de desarrollo global basada en la inclusión y la prosperidad compartida”, añadió Vieira.
Este crecimiento es seguido con atención por Occidente, principalmente por Estados Unidos, que teme que, pese a la presencia de aliados como India y Arabia Saudita, los BRICS consoliden la influencia mundial de Rusia y, por sobre todo, de China, en un año marcado por la guerra comercial.
Asimismo, el ingreso de Irán al bloque también enciende las alarmas, justo en momentos en que Washington intenta robustecer sus redes en Medio Oriente.
Mientras, los BRICS siguen expandiéndose ¿Será Chile el nuevo miembro?
Fuente: Emol