Ante un complejo escenario político y tras una campaña polarizada, los énfasis de esa primera intervención pueden resultar clave para los primeros meses de mandato.
El Presidente de Chile que resulte elegido el día domingo enfrentará un escenario político y social extremadamente complejo, con los estertores de una pandemia que aún no termina y un proceso constituyente abierto, en pleno desarrollo, que finalizará en 2022 con un Plebiscito en medio del primer año de mandato.
A eso se suman las negras proyecciones económicas para el mediano plazo. El Informe de Política Monetaria del Banco Central proyecta que para el próximo año el crecimiento sea entre 1,5% y 2,5% y para 2023 un magro rango de entre 0% y 1%. La tasa de interés ya está en un 4% y no se descarta que incluso llegue a cerca de un 7% en 2022.
El futuro mandatario, además, no tendrá mayoría en el Congreso, lo que para algunos es una señal clara que obliga a ambos candidatos a moderarse. Habrá un Senado partido por la mitad –un 50% para la centroderecha y la derecha y un 50% para la centroizquierda, la izquierda e independientes afines-, mientras que la Cámara quedó compuesta por diversas fuerzas fragmentadas y es una incógnita cómo se ordenarán los 155 diputados y diputadas.
Un ingrediente final de este encrespado mar por el que navegará el nuevo Jefe de Estado es que tanto el candidato José Antonio Kast y el candidato Gabriel Boric obtuvieron un sólido porcentaje de votos en la primera vuelta.
El abanderado del Frente Social Cristiano, si bien ganó, lo hizo con 27,91% (1.961.779 sufragios), el porcentaje más bajo del ganador de la primera ronda. El líder de Apruebo Dignidad, en tanto, sacó un 25,8% (1.815.024 votos), una cifra que lo obliga a casi duplicar su votación para llegar a La Moneda. ¿Qué significa esto? Que ninguno ganará con una mayoría propia, sino que gracias a los apoyos y respaldos que con más o menos fuerza le han brindado otros sectores políticos. El fantasma de votar “por el mal menor” aparece en el horizonte.
Algo de todo esto han intuido ambos contendores tras la primera vuelta al moderar sus discurso.
Boric, alguna vez crítico de los 30 años y la transición dijo que “hay grandes éxitos y hay cuestiones que no salieron bien y, en ese sentido, soy una persona que es ponderada, que valora y que aprende de las experiencias de quienes nos antecedieron”.
Kast, acérrimo opositor de los gobierno de la Concertación, alabó al ex Presidente Patricio Aylwin señalando que “él tuvo que llevar adelante la transición y tomar lo que venía de un gobierno autoritario, del gobierno militar, a llevarlo a una democracia plena. Creo que ahí se jugó gran parte de estos 30 años que han sido 30 años de crecimiento, fuimos un modelo para el mundo”.
Sin embargo, la primera señal clara de cuánto comprende el ganador estas asechanzas la dará el domingo, cerca de las 21 horas, cuando presumiblemente, ya esté claro quién se calzará la banda presidencial. Ahí, ante adherentes, dará el tradicional discurso de la victoria. Sus énfasis van a ser fundamentales para lo que viene: ya sea abrir la posibilidad de acuerdos políticos, calmar mercados o tranquilizar a la Convención Constitucional.
Dado el contexto económico, social y pandémico, sumado a lo polarizada que ha sido la campaña -y que ninguno de los dos candidatos tendrá una mayoría en el Congreso- ¿Qué mensajes y señales debe entregar el ganador del domingo en su discurso de la victoria?
Diez personalidades respondieron en Emol |
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La responsabilidad fiscal implica gradualidad, que va a realizar el programa dentro de lo que es fiscalmente responsable, eso implica moderación. Algo que daría bastante tranquilidad sería presentar a un sólido ministro de Hacienda. Boric, si él ganara, podría nombrar, por ejemplo, a Andrea Repetto, que daría mucha confianza. Por el lado de Kast, tiene a Rodrigo Vergara, por ejemplo, que daría bastante confianza al mercado. Creo que parte del panorama oscuro que puso el Banco Central (en el IPoM de diciembre), sobre todo para 2023, es por la incertidumbre que sienten los inversionistas. Cuando un país progresa, parte importante del crecimiento es que se hagan inversiones, entonces un inversionista asustado o inseguro no invierte. Eso hay que aclararlo lo antes posible, tanto en lo que diga el presidente electo como lo que diga el ministro o ministra de Hacienda de designe. Eso también daría bastante confianza al mercado. Joseph Ramos, doctor en economía y académico de la U. de Chile. |
Aquí no solamente estamos hablando de pymes y un conjunto de empresas gigantes, sino ante todo la necesidad de desarrollar empresas de tamaño mediano. Se requiere hacer grandes acuerdos en conjunto y poner objetivos país que den señales claras a los inversionistas nacionales e internacionales. Nuestro desarrollo no se puede basar en 100 empresas gigantes y una larga cola de empresas enanas que no son tecnológicas y están rezagadas a nivel digital. Necesitamos crear esta capa mediana de empresas y eso requiere proyección y por supuesto grandes acuerdos entre La Moneda, el sector privado y regional. El llamado es a cooperar y que todos se sienten en la misma mesa para dar una proyección más allá de lo inmediato. Ojalá se convoquen actores de ambas partes para hacer este trabajo. La señal tiene que venir y la voluntad tiene que venir desde el propio Presidente y me encantaría que este sea uno de los mensajes principales, porque todo lo que soñamos de Chile en lo social es difícil sin una economía renovada y un foco en lo micro de los mercados. La tarea es poner lápiz y convocar actores transversales para darle proyección económica al país. Jeannette Von Wolffersdorff, ex directora ejecutiva del Observatorio de Gasto Fiscal y presidenta de la Comisión de Gasto Público del Ministerio de Hacienda. |
Dejar atrás egos individuales y colectivos. Chile (como lo soñó Andrés Bello el siglo XIX) debe realizar la síntesis de cambio y orden. Puro cambio sin orden, es inviable, imposible…un cambio atolondrado solo trae sufrimiento al pueblo. Puro orden sin cambio no resuelve los problemas profundos de la sociedad chilena, los esconde debajo de la alfombra y tarde o temprano van a estallar. Los grandes líderes se ven en el éxito y la derrota, aquí veremos si Boric y Kast pueden ser grandes, en una circunstancia histórica como esta, o unos políticos más de nuestra larga decadencia. Cristián Warnken, escritor y columnista de El Mercurio. |
Ante tal situación, ¿qué mensajes y señales debe entregar el ganador del domingo en su discurso de la victoria? En cuanto mensaje, llamar a la concordia. A la necesidad de superar las grietas que ha dejado ver esta extenuante campaña: el norte, el centro y el sur, los jóvenes y los mayores, lo rural y lo urbano, las mujeres y los hombres. Recordar que somos parte de una misma patria, y que nos necesitamos todos para hacerla más justa y más próspera en bienes y valores. Y en cuanto a señales, uno esperaría que transmita serenidad, generosidad y apertura, que inicie diálogos con todos los sectores sociales y políticos, que se ponga al servicio de la Convención para que avance en su trabajo, así como del combate contra la pandemia y los efectos potenciales del remezón económico que parece inevitable. Eugenio Tironi, sociólogo. |
Fuente: Emol.com