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¿Puede el dolor musculoesquelético crónico asociarse a depresión?

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Investigadores de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello midieron la relación entre depresión y dolor crónico en pacientes de telesalud. Estudio pone en evidencia la necesidad de abordar la atención remota de manera más integral.

Las personas con dolor crónico musculoesquelético pueden presentar síntomas depresivos. Un equipo de investigadores de la carrera de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello (UNAB) dio seguimiento a un grupo de 54 pacientes, con una edad promedio de 45 años, que entre 2023 y 2024 participaron en un programa de telesalud en Concepción. Esto, con el objetivo de estudiar la relación entre dos elementos clave: la autoeficacia, entendida como la confianza para manejar y controlar el dolor, y la depresión.

El trabajo liderado por las académicas UNAB, Carolina Fuentes y Daniela Arias, buscó entender cómo estos factores se influyen mutuamente y cómo inciden en la recuperación y, de este modo, aportar información para un abordaje del dolor crónico musculoesquelético que considere aspectos psicológicos.

En la muestra estudiada se observó que el 40,7 % del grupo presentaba síntomas depresivos. Un hallazgo especialmente relevante, ya que, si bien algunos estudios previos han analizado la relación entre estas variables en grupos específicos, la evidencia sobre cómo interactúan en personas con dolor musculoesquelético crónico que participan en programas de teleatención es todavía limitada. En este caso se trata de pacientes que experimentaron dolor por más de tres meses.

“Descubrimos que hay una relación inversa entre la autoeficacia y los síntomas de depresión. En otras palabras, aquellos que se sienten más capaces de lidiar con las dificultades que les provoca el dolor suelen experimentar menos síntomas depresivos”, describe Arias.

Los resultados relevan la importancia de tener en cuenta el aspecto psicológico en el tratamiento del dolor crónico, “ya que alentar la autoeficacia podría no solo mejorar el bienestar emocional, sino también ayudar a que las personas se adhieran mejor a los programas de rehabilitación”, explica la kinesióloga.

Catastrofismo

La investigación también mostró que la baja autoeficacia se vincula con pensamientos negativos y exagerados sobre el dolor, fenómeno conocido como catastrofismo. “Las personas que perciben que tienen poca capacidad para manejar su dolor tienden también a experimentar más pensamientos de impotencia, rumiación y magnificación del dolor, así como mayores síntomas emocionales como tristeza, desesperanza o desmotivación”, señala Carolina Fuentes. En la práctica clínica, trabajar la confianza del paciente en sus propias capacidades puede reducir la carga emocional y mejorar la adaptación al dolor.

Esta asociación sugiere que cuando una persona no confía en su habilidad para controlar o afrontar el dolor, es más probable que interprete la situación como incontrolable o amenazante, lo cual incrementa la carga emocional negativa, el malestar psicológico, y la funcionalidad.

Para abordar esta problemática, el equipo de investigadores UNAB propone intervenciones que combinan educación en neurociencia del dolor, entrenamiento en resolución de problemas, exposición gradual al movimiento, terapia cognitivo-conductual, refuerzo positivo y trabajo interdisciplinario. “Estas intervenciones integradas son especialmente efectivas cuando se aplican de forma combinada a la terapia física, ya que permiten interrumpir el círculo vicioso entre dolor, baja autoeficacia y síntomas depresivos”, enfatiza Fuentes.

En esta línea es clave implementar abordajes terapéuticos integrales que incluyan estrategias de apoyo psicológico junto con la rehabilitación física, con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes.

FUENTE: AGENCIA

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