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Psicóloga explica qué tan sana es la tuición compartida de mascotas en parejas que terminaron mal

En Chile, un nuevo proyecto de ley busca reconocer y fortalecer la importancia de los vínculos afectivos entre seres humanos y sus mascotas. Entre otros puntos, la iniciativa propone un régimen de “cuidados compartidos” en caso de separación, lo que ha abierto un intenso debate en el Congreso y la Corte Suprema.

La evidencia nacional e internacional indica que el vínculo entre personas y animales genera múltiples beneficios físicos, mentales, sociales y emocionales para ambos. Por ejemplo, se ha observado una mejora en la actividad física y la circulación cardiovascular, junto con una disminución del estrés, la ansiedad y los comportamientos destructivos (en el caso de las mascotas). En este sentido, la propuesta de tuición compartida no solo busca garantizar el bienestar de los animales, sino también validar el significado social de estos lazos, entendidos como espacios de contención, acompañamiento y afecto. Proteger los vínculos que se desarrollan entre familias y sus mascotas resulta, por tanto, esencial para el bienestar integral de todos los involucrados.

Sin embargo, la relación entre humanos y animales sigue siendo compleja. Por ello, el diseño de leyes sobre la tuición y el cuidado de mascotas debe considerar los factores que inciden directamente en la toma de decisiones familiares. Si bien Chile ha avanzado en la protección y el aseguramiento del bienestar animal, el Código Civil aún los clasifica como “bienes muebles”, lo que abre el riesgo de que los intereses humanos se prioricen por sobre las necesidades reales de las mascotas al definir su cuidado tras una separación.

A esto se suma que, en separaciones más conflictivas, la coordinación constante entre las partes puede incrementar el estrés y la ansiedad, afectando negativamente la salud mental y el bienestar de las personas. Asimismo, los procesos burocráticos asociados a la solicitud de tuición compartida o al establecimiento de acuerdos pueden sobrecargar los tribunales de familia, ralentizando la tramitación de otros casos y afectando los procesos de separación en general.

Por todo lo anterior, resulta fundamental establecer criterios claros y equilibrados para definir cuándo corresponde una tuición compartida o exclusiva, considerando tanto los beneficios para las personas como el bienestar de las mascotas. En este sentido, aunque la iniciativa constituye un avance importante hacia el reconocimiento de los animales como seres sintientes, podría generar efectos adversos si no incorpora una mirada integral que contemple los vínculos emocionales desarrollados entre humanos y animales.

Si el foco se centra únicamente en los beneficios psicológicos, físicos y sociales de las personas, se corre el riesgo de ignorar el bienestar animal y el estrés que implican los traslados, los cambios de rutina o de entorno. Por el contrario, si la atención se concentra solo en el bienestar del animal sin considerar los lazos humanos, podrían surgir interacciones dañinas o tensiones familiares.

En definitiva, la discusión sobre la tuición compartida de mascotas debe situar en el centro el bienestar común de todos los integrantes del núcleo familiar, garantizando tanto la estabilidad emocional como las necesidades específicas de cuidado de cada uno. Solo una legislación que equilibre el bienestar humano y animal podrá hacer justicia al vínculo afectivo que miles de familias viven cada día con sus mascotas.  

FUENTE: COMUNICACIONES, UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO

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