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Proyectan que el gas natural jugará un rol clave en la estabilidad eléctrica en los próximos 20 años

Especialistas advierten que esto solo será posible en la medida en que el Estado “promueva reglas que permitan viabilizar y prolongar operación de infraestructura de gas natural para generación eléctrica”.

Mientras las gestiones del Ministerio de Energía para anticipar la fecha de retiro de nuevas centrales térmicas a carbón continúan, los especialistas y la industria delinean lo que será necesario para suplir la ausencia de esa capacidad de generación a la hora de respaldar la variabilidad de las energías renovables — especialmente la eólica y solar— que en el corto y mediano plazo tendrán un rol preponderante en la matriz eléctrica nacional.

Un estudio realizado por la consultora EnergiE a pedido de la Asociación de Gas Natural (AGN) concluyó que en cualquiera de los escenarios de descarbonización propuestos por la autoridad, y al menos durante los próximos 20 años, el gas natural jugará un rol clave para complementar el aporte de las fuentes renovables cuando estas no están disponibles, fundamentalmente la energía solar, con precios razonables y también con bajas emisiones.

Esto en el entendido de que, considerando los plazos de la planificación del sistema, la nueva capacidad de transmisión para transportar adecuadamente la producción renovable y la masificación del almacenamiento se concretarán recién durante la próxima década, cuando también se materializaría el retiro total del carbón de la matriz. Las estimaciones apuntan a que dependiendo del período, este hidrocarburo representará entre el 15% y el 18% del total de la electricidad producida en el sistema, participaciones que son similares a las que este combustible ha tenido en los últimos años.

“La dependencia del sistema eléctrico al gas irá en aumento en la medida en que avance el retiro de centrales a carbón, para asegurar una operación estable y económica del sistema, especialmente en un contexto en que la generación hidroeléctrica se verá cada vez más reducida por efecto de la sequía”, explica el socio de EnergiE Daniel Salazar.

El también exdirector ejecutivo del Coordinador Eléctrico Nacional precisa que las centrales hidroeléctricas y a gas son las únicas capaces de responder con la suficiente rapidez a la caída de la generación solar al atardecer, rampa que ya en la actualidad implica que diariamente y en el lapso de una hora se necesita inyectar 1.900 GWh de energía para reemplazar la capacidad solar y dentro de cinco años ese volumen se incrementará a 4.000 GWh.

“Esa cantidad de energía que se requerirá cada día es similar a la que salió en los eclipses solares de 2019 y 2020”, contextualiza.

En concreto, el cálculo —que será presentado este miércoles por AGN en un evento que cuenta con el apoyo de la Sofofa y la Asociación de Generadoras y en el que participarán la exsecretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE) Vivianne Blanlot y el académico de la Universidad de Chile Rodrigo Moreno— plantea que entre 2027 y 2029 la generación con gas natural puede llegar a un volumen similar a 14 TWh, que es el peak que este combustible registró en 2019, previo al inicio de la descarbonización. Sin embargo, en el estudio advierten que para que todo esto sea posible se requiere que el Estado “promueva reglas que permitan viabilizar y prolongar operación de infraestructura de GN para generación eléctrica. Adicionalmente, se debe integrar objetivo de confiabilidad que permita avanzar en un proceso de transición energética segura”.

Estas conclusiones se conocen en medio de la actual discusión que divide a la industria en torno a los cambios a la norma de gas inflexible propuestos por la autoridad para reducir la prioridad de uso que una parte del hidrocarburo que se importa tiene en la programación de producción del sistema eléctrico. El presidente ejecutivo de AGN, Carlos Cortés, consigna que dado que tanto los expertos del ámbito privado como las autoridades reconocen la importancia del gas en este contexto se hace necesario actualizar todo el marco de reglas y señales para la inversión para adaptar la infraestructura del gas a este nuevo esquema de uso.

“Sin ir más lejos, en otros países como Colombia o Perú, hay señales mucho más claras que en Chile en términos, por ejemplo, de pago de capacidad. Este es un punto importante, dada la función de energía de respaldo y complemento que el gas natural está llamado a jugar en esta transición”, asegura Cortés y recuerda que en septiembre se cumple un año desde que el Gobierno lanzó la estrategia de flexibilidad. “Identificamos la necesidad de profundizar y acelerar ese proceso de trabajo”, propone.

Fuente: El Mercurio

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