Por Jéssica Rojas Gahona, Seremi de Salud.
Con la llegada de la primavera suele aumentar el riesgo de conductas suicidas, especialmente cuando existe soledad y desconexión social. Así lo advierte el informe 2025 de la Comisión de la OMS sobre Conexión Social, que este año impulsa el Día Mundial de la Prevención del Suicidio bajo el lema “Conversar nos cuida”. La soledad y el aislamiento no son solo malestares emocionales: tienen consecuencias profundas en la salud. Se estima que a nivel mundial estarían asociados a unas 871.000 muertes cada año. En nuestra región de Atacama, la tasa de suicidios alcanzó 14 por cada 100.000 habitantes en 2024.
La conexión social es una de las principales barreras de protección frente al suicidio. Sentirse parte de una comunidad, mantener vínculos cercanos y recibir apoyo emocional disminuye los riesgos. En adolescentes, por ejemplo, tener lazos con sus familias, amistades y escuela se relaciona con menor probabilidad de ideación suicida. En adultos y personas mayores, el contacto humano reduce la sensación de vacío y favorece la resiliencia.
La evidencia demuestra que incluso unas pocas horas sin contacto social pueden intensificar pensamientos suicidas. Además, quienes sufren aislamiento suelen experimentar menos emociones positivas en sus interacciones, lo que refuerza el círculo de la soledad. Por ello, es fundamental reconocer este factor de riesgo y mitigarlo con acciones colectivas que fortalezcan la conexión social.
Algunas recomendaciones para distintos grupos:
- Con niñas y niños: propiciar juegos, deportes y actividades en grupo, escucharlos con calma y privilegiar el encuentro directo más allá de las pantallas.
- En adolescentes y jóvenes: impulsar proyectos comunitarios, voluntariado y actividades artísticas o deportivas, creando espacios seguros en la escuela, la universidad o la comunidad.
- Con personas mayores: invitarlas a actividades familiares y comunitarias, valorar su experiencia y facilitarles acceso a tecnologías que permitan mantener vínculos.
- En los entornos laborales: generar momentos de encuentro, apoyar a colegas aislados y fomentar ambientes colaborativos y respetuosos.
Promover la conexión social es promover vida. Conversar, escuchar y acompañar puede marcar la diferencia. Hacerlo es un compromiso colectivo para cuidar nuestra salud mental y prevenir el suicidio.