Cerrar

Primavera gris: Las grietas en salud mental evidenciadas tras serie de suicidios en el Metro de Santiago

Pese a los avances en materia de salud mental y prevención del suicidio, especialistas advierten que el sistema sigue siendo insuficiente frente a la creciente demanda.

No estás solo. De seguro hay alguien que te está esperando en casa; tus padres, tus hermanos, tu perrito, tu gatito”, fue el mensaje que escucharon pasajeros y pasajeras del Metro de Santiago a través de un altavoz en la Estación Baquedano hace algunos días. Era uno de los conductores del tren subterráneo, que se dirigió directamente a los pasajeros que transportaba.

El mensaje no es casual. En las últimas semanas, la frase “persona en la vía” se ha vuelto habitual, pero detrás de cada interrupción del servicio hay una historia dolorosa y una señal de alerta: los suicidios en el transporte público han aumentado, justo en la época del año que algunos expertos llaman “primavera gris”, ya que más personas suelen decidir quitarse la vida.

La misma Federación de Sindicatos de Metro alzó la voz frente a una situación que ellos afirman que “no puede seguir normalizándose”: “El alarmante aumento de suicidios en nuestro sistema de transporte, con siete casos en septiembre y tres solo en la última semana (…). Por cada suicidio, gracias a la acción de los trabajadores y trabajadoras, se evitan cuatro”, señalaron el pasado viernes 26 de septiembre en un comunicado.

Metro de Santiago cierra tramo de la Línea 1 por presencia de persona en la vía/Agencia Uno

Lejos de ser hechos aislados, estos serían reflejo de un problema estructural que va más allá del transporte. Según el Informe Nacional de Víctimas de Homicidios, en 2024 se registraron 6,0 víctimas de homicidio por cada 100 mil habitantes, mientras que la tasa de suicidio durante el mismo período fue de 10,3 por cada 100 mil, según datos del Ministerio de Salud (Minsal), es decir, en dicho periodo hubo más suicidios que homicidios.

Los especialistas concuerdan en que Chile está adelantado a nivel regional y que los avances han sido importantes en los últimos años, pero todavía parecen quedar desafíos por resolver, todo eso esto mientras debates sobre la salud mental, sobre lo que se hace y lo que no, así como testimonios inundan las redes sociales cada vez que la noticia de una suspensión del Metro por “persona en la vía” vuelve a los titulares.

El impacto de la estacionalidad

La llegada del calor, el florecimiento de los árboles, las celebraciones de fin de año y el aumento de la luz solar suelen simbolizar el inicio de un nuevo ciclo, pero para muchos esa misma estación marcada por el optimismo colectivo puede transformarse en un periodo especialmente difícil“Primavera gris” es el nombre con el que expertos suelen describir el aumento de suicidios y crisis emocionales observadas en esta época.

Alex Behn, doctor en Psicología Clínica y director del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP), partió aclarando que todos los fenómenos de salud, incluyendo el suicidio, son típicamente “multicausales, con distintos factores de riesgo y otros de protección, o sea, que aumentan la probabilidad de que las personas desarrollen conducta suicidas o que protegen de desarrollarlo”.

“Estadísticamente hablando, en épocas del año como la primavera tienden a subir un poco y existen múltiples razones de distinto orden. Por ejemplo, para algunas personas con más vulnerabilidad a los cambios de luminosidad en el ambiente, como quienes tienen trastornos del ánimo con patrones estacionales, es decir, una reactividad incrementada a variaciones como la luminosidad relativa, en esta época pueden desarrollar episodios del ánimo, tales como depresivos”, sostuvo.

Equinoccio de Primavera: ¿A qué hora se producirá el cambio de estación?/Agencia Uno

Además de este factor “más biológico”, hay otros “más sociales”. “Sale el sol, empieza a ser más calor, algunas personas pueden sentirse mejor, pero las personas con dificultades del ánimo, como trastornos depresivos, no ven un cambio. Lo mismo en las fiestas, no ven un cambio; todo el mundo lo pasa bien, todos contentos porque sale el sol, hay calor y, sin embargo, yo me siento igual. Eso produce desesperanza, interpretaciones muy negativas y puede aumentar el riesgo de pasar de la ideación a la actividad suicida”.

“Hay factores biológicos, que tienen que ver con una interacción entre el ambiente, la luz y nuestra ritmicidad del cuerpo, nuestra capacidad de reaccionar, nuestras emociones tienen que ver con eso, y hay aspectos sociales en que hay una especie de mandato de que en primavera estamos todos más felices, pero si uno tiene depresión, uno no está más feliz por ser primavera. La depresión es una enfermedad mental que persiste, pese a que hace calorcito o a que vamos a celebrar Navidad”, agregó.

Se camina, pero falta correr

Behn afirma que Chile, en comparación con otros países de la región, tiene una política pública “bastante avanzada en salud mental”, aunque ello “no significa que estemos donde quisiéramos estar, lo que tiene que ver con varios aspectos”. “En primer lugar, hace varios años y gobiernos no se invierte en salud mental lo que se comprometió, ya que se invierte cerca de un 2% del presupuesto (…), mientras la OMS y los mismos planes comprometidos por Chile apuntan a incrementar eso a 5% o 6%”.

“Si tuviéramos ese 5 o 6%, ¿en qué lo gastaríamos?, eso tampoco está tan claro. Por un lado, necesitamos crecer bastante en oferta y demanda, es decir, más consultorios y profesionales para absorber la cantidad de personas que buscan ayuda. (…) Hay muchos servicios absolutamente colapsados, sobre todo en atención secundaria y terciaria, donde las personas no obtienen ni el tratamiento ni la frecuencia de sesiones que necesitarían, y eso es porque hay demasiada presión asistencial”, continuó.

En esta línea, insistió que se necesita ampliar la oferta de profesionales disponibles en centros y consultorios. “Pese a que se ha hecho un gran esfuerzo en esa línea, desgraciadamente aún no es suficiente para cubrir la demanda y la necesidad”, dijo, añadiendo que, en segundo lugar, es necesario una “mejora sustantiva en la calidad de las atenciones, de forma tal que nos aseguremos que todas las personas obtengan una atención en salud mental más o menos homogénea en calidad”.

“Lo otro que tenemos que hacer es empezar a monitorear el efecto que tienen nuestras intervenciones y nuestras políticas públicas en salud mental para poder evaluarlas, lo que es muy difícil, por ejemplo, con el GES, pero, en términos relativos, Chile está progresando lentamente y todavía no estamos donde queremos estar, pero la verdad que el país hace esfuerzos importantes y se distingue claramente de otros países de las regiones en la política pública vinculada a salud mental”, reflexiona.

Finalmente, el especialista recalca que la salud mental se mueve “tanto individual como colectivamente, ya que es, por excelencia, un problema intersectorial que requiere la coordinación de distintos sectores del gobierno y la sociedad”. “Afecta a la persona, a quienes la rodean y a la sociedad en su conjunto. Por eso tenemos que enfrentar los desafíos entre todos. No podemos pensar que dándole una licencia a una persona estamos enfrentando el problema de salud mental”.

¿Cuáles son las señales de alerta?

Vania Martínez, psiquiatra infantil y del adolescente, académica y directora del Núcleo Imhay, explica en que hay ciertas señales de alerta indirectas y directas. “Las indirectas son en las que nosotros notamos que una persona que conocemos tiene un cambio en su comportamiento; está más desganada, decaída, se está aislando o quizás está más irritable, no quiere participar de las actividades en conjunto y también podemos ver que está más cansada, con mucho sueño o que tiene alteraciones en su apetito”.

“Hay señales que son más directas en que la persona expresa, ya sea de forma escrita o forma verbal, ideas de que es una carga para los demás, ideas de mucha desesperanza o ya más explícitamente de querer morirse, suicidarse o desaparecer. Frente a estas señales de alerta, ya sea directa o indirecta, nuestra preocupación es lo que está bien, digamos que nos preocupemos de esas personas y que, por lo tanto, nos acerquemos a ellas, las escuchemos y les ofrezcamos nuestra ayuda”, agregó.

Habla o escribe sobre…

  • Deseo de morir, herirse o matarse (o amenaza con herirse o matarse)
  • Sentimientos de desesperación o de no existir razones para vivir
  • Sentirse atrapado, bloqueado o sufrir un dolor que no puede soportar
  • Ser una carga para otros (amigos, familia, etc.) o el responsable de todo lo malo que sucede

Presenta conductas como…

  • Mayor uso de alcohol o drogas
  • Buscar maneras de terminar con la vida, como indagar métodos en línea
  • Aislarse, deja de participar en actividades
  • Alejamiento de familiares y amigos
  • Dormir demasiado o muy poco
  • Visitar o llamar a la gente para despedirse
  • Regalar posesiones preciadas
  • Agresión
  • Fatiga

Tiene sentimientos como…

  • Depresión
  • Ansiedad
  • Pérdida de interés
  • Irritabilidad
  • Humillación / Vergüenza
  • Agitación / Ira
  • Alivio / mejora repentina

¿Qué hacer si alguien presenta señales de alerta?

  • No deje sola a esa persona e involucre a algún familiar.
  • Elimine todo lo que pueda usar para quitarse la vida, por ejemplo, fármacos, armas de fuego, cuchillos.
  • Acompañe a la persona a su centro de atención primaria o de salud de referencia. En caso de riesgo inminente, acompáñelo al servicio de urgencia más cercano.
  • Llame a Salud Responde al 600 360 77 77 o al *4141.

Si tú o alguien cercano está atravesando una crisis o tiene pensamientos de suicidio, no estás solo/a.

El Minsal dispone de un servicio telefónico gratuito donde puedes recibir ayuda de un profesional: Para recibir asistencia, solo debes marcar *4141 desde tu teléfono (las 24 horas todos los días).

En el caso de la Región Metropolitana, el Gobierno Regional lanzó Quédate, un Programa para la Prevención del Suicidio que, entre otras cosas, ofrece chatear con un especialista (haz click aquí).

FUENTE: CNN CHILE

scroll to top