En un giro que podría redefinir el panorama aéreo en América del Sur, Perú se encuentra en la recta final para tomar una decisión crucial sobre la adquisición de aviones militares. La Fuerza Aérea del Perú (FAP) está evaluando la posibilidad de adquirir el Gripen E, un caza supersónico de última generación fabricado por la empresa sueca Saab, que es capaz de alcanzar una velocidad impresionante de hasta 2.400 km/h (Mach 2).
Esta compra, valorizada en unos 3.500 millones de dólares, plantea una interrogante de gran peso: ¿cómo afectará este movimiento a Chile, cuya flota de F-16 ha sido protagonista en el cielo sudamericano por décadas?
Chile, una nación con una de las flotas más avanzadas y grandes de la región, cuenta con una destacada fuerza aérea gracias a sus más de 40 F-16, que se mantienen a la vanguardia con continuas actualizaciones tecnológicas. En términos de poder aéreo, Chile ha logrado consolidarse como uno de los actores más relevantes de América Latina, con una flota diversificada y preparada para el combate, respaldada por un presupuesto de defensa superior a los 5.000 millones de dólares anuales.
No obstante, la opción de que Perú sume el Gripen E a su arsenal de cazas podría desafiar este protagonismo, dado que no solo es un modelo de última tecnología, sino que también está diseñado para una alta maniobrabilidad, lo que le permitiría competir de manera efectiva.
“Amenazas regionales”
Según Andrés Gómez de la Torre, exdirector de la Escuela Nacional de Inteligencia, la compra de nuevos aviones de combate para Perú es una necesidad urgente, dada la obsolescencia de su flota actual.
“Nuestras fuerzas armadas tienen problemas desde hace buenos años de retraso tecnológico, en primer lugar, y de equipos que se compraron todavía en los 70 y 80 que ya entraron en caducidad”, señaló Gómez.
A pesar de los desafíos económicos y políticos que enfrenta el país, el experto destacó la importancia de modernizar la flota aérea de Perú para mantener una capacidad operativa mínima frente a “las amenazas regionales”.
Por su parte, el periodista peruano Manuel Rosas manifestó su preocupación ante el posible endeudamiento del país para financiar la compra de los Gripen. “Es una terquedad que no tiene mucho sentido”, afirmó tras referirse a la inversión de 3.500 millones de dólares que, según él, podría “poner en riesgo la estabilidad financiera del Perú”.
Por información oficial se sabe que el monto sería financiado en dos tramos, con 2.000 millones este año y 1.500 millones el próximo, un endeudamiento que ha generado críticas, especialmente cuando el país enfrenta necesidades urgentes en áreas como salud y educación.
Rosas, además, destacó la falta de experiencia de combate del Gripen E, señalando que “no ha participado nunca en uno real”. Para él, este factor es determinante a la hora de evaluar el rendimiento de los aviones en un contexto de confrontación real.
Ganó terreno
Pese a estas críticas, el Gripen E ha ganado terreno en la región debido a su relación costo-beneficio. La FAP ha evaluado diferentes opciones para la renovación de su flota, y el Gripen E, con su capacidad de 2.400 km/h, aparece como una opción atractiva para fortalecer el control del espacio aéreo y la defensa de las 200 millas marítimas del país.
Esta región, rica en recursos naturales y estratégica para las rutas comerciales, se encuentra en constante vigilancia, lo que convierte a la Fuerza Aérea en un pilar fundamental de la seguridad nacional.
En cuanto a la competencia aérea, Chile mantiene una clara ventaja con sus F-16, cuya flota se encuentra en proceso de actualización constante. Actualmente, la Fuerza Aérea de Chile cuenta con 44 aviones de combate F-16 en diversas versiones, lo que le ha permitido mantener ese protagonismo regional en términos de poder aéreo.
¿Chile o Perú?
La ventaja de Chile en cuanto a la cantidad de aviones de combate es evidente. De acuerdo al ranking Global Firepower 2025, el país posee un total de 277 aeronaves operativas, entre cazas, helicópteros y aviones de transporte. Por el contrario, Perú, con un total de 256 aeronaves, posee solo 15 aviones de combate, en su mayoría de generaciones anteriores.
El déficit material de las Fuerzas Armadas peruanas es una preocupación constante, y la posibilidad de incorporar el Gripen E podría equilibrar de alguna manera esta brecha, aunque el impacto en la supremacía aérea chilena sigue siendo incierto, indicaron los expertos.
En términos comparativos, Brasil también está realizando esfuerzos significativos para actualizar su flota aérea, con la adquisición de cazas Saab Gripen, al igual que el modelo que Perú está considerando.
Sin embargo, Brasil cuenta con una flota más grande y moderna, con 185 aviones en capacidad de combate, de los cuales 47 son cazas F-5 Tiger II y 6 Gripen. Esto coloca a Brasil en una posición estratégica, aunque la llegada de nuevos Gripen E podría modificar las dinámicas de poder aéreo en la región.
Supremacía aérea
Es relevante destacar que la adquisición de aviones de combate en América Latina no es una tendencia aislada. Argentina, por ejemplo, también cuenta con el modelo F-16 que adquirió en Dinamarca, un movimiento que refuerza su capacidad de defensa aérea. Este tipo de adquisiciones ha sido motivado no solo por la necesidad de modernización, sino también por la creciente tensión geopolítica en la región, exacerbada por conflictos internacionales.
La competencia por la supremacía aérea en América Latina no solo se mide en la cantidad de aeronaves, sino también en las capacidades tecnológicas y estratégicas que los países pueden desplegar.
Para especialistas, la llegada del Gripen E a la Fuerza Aérea de Perú podría nivelar la balanza, pero el dominio de Chile en términos de número de aviones de combate, su mayor presupuesto de defensa y su experiencia operativa siguen siendo factores decisivos.
En este sentido, la compra de aviones de combate, más que una simple cuestión de números, es una decisión estratégica que responde a las necesidades de defensa nacional, pero también a los intereses geopolíticos de cada nación.
Fuente: biobiochile.cl