El acusado, que lo intentó en otras 34 ocasiones, les aplicaba inyecciones letales a los ingresados en cuidados paliativos.
La Audiencia Provincial de Aquisgrán (oeste de Alemania) condenó este miércoles (05.11.2025) a cadena perpetua a un enfermero por haber dado muerte a diez pacientes en un centro de cuidados paliativos aplicándoles inyecciones letales. La sentencia sigue lo pedido por la fiscalía que acusaba al enfermero de nueve casos de asesinato y de 34 casos de intento de asesinato.
Al inicio del juicio en marzo pasado el enfermero estaba acusado de nueve asesinatos, cifra que aumentó a diez en el veredicto. El condenado, según convicción del tribunal, habría inyectado a los pacientes fuertes barbitúricos, mezclados con analgésicos, lo que había llevado a la muerte de nueve de ellos.
“Su objetivo era inmovilizar a quienes necesitaban cuidados para tener la menor cantidad de trabajo posible durante sus turnos nocturnos”, se especifica. El acusado se erigió en “dueño de la vida y de la muerte”, afirmó la fiscalía al inicio del proceso. Según la acusación, el enfermero trabajaba “sin entusiasmo ni motivación”. Ante las necesidades de los pacientes que requerían muchos cuidados, se habría mostrado “irritado” y sin empatía.
Aumento de la mortalidad durante sus turnos
El acusado, de 44 años, también fue declarado culpable de 27 intentos de asesinato. Los hechos ocurrieron entre diciembre de 2023 y mayo de 2024 en una clínica de Würselen, cerca de Aquisgrán. Las sospechas contra un enfermero de la clínica datan del verano de 2024 y en febrero de este año la fiscalía levantó una primera acusación que inicialmente contemplaba cinco casos de asesinato.
Luego se fueron agregando otros casos a la acusación a medida que se fueron conociendo. La defensa había pedido la absolución del acusado alegando que los cargos no estaban plenamente probados. El enfermero, identificado en la sentencia como Ulrich S., aseguró que había querido hacer algo bueno para los pacientes cuando les había inyectado los barbitúricos.
La investigación se basó en una acumulación de fuertes indicios a partir del hecho de que se daba un claro aumento de la mortalidad cuando Ulrich S. tenía turno. A ello se agregaron los testimonios de dos parientes de los muertos que dijeron haber visto como Ulrich S. le aplicaba inyecciones a los pacientes dormidos sin que aparentemente hubiera una razón para ello.
La sentencia todavía no está en firme y puede ser apelada. El tribunal dio seguimiento a las peticiones de la fiscalía, que también había solicitado que, debido a la gravedad de los hechos, el acusado no pudiera ser liberado tras 15 años de reclusión, como normalmente es posible en Alemania. Ulrich S., por otra parte, sigue siendo investigado por otros casos sospechosos por los que podría haber una nueva acusación y un nuevo proceso.
El país se ha visto sacudido por varios casos de asesinos en serie dentro del personal sanitario, los conocidos como “ángeles de la muerte”, como el que en 2019 fue condenado por la muerte de 85 pacientes.
FUENTE: DW.COM




