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Pedro Pablo Figueroa vuelve a Copiapó

  • El insigne historiador de Copiapó, Pedro Pablo Figueroa Luna, vuelve a su terruño en el Día de los Patrimonios a través de su libro memorable: Atacama en la Guerra del Pacífico.

Atacama en la Guerra del Pacífico es un textoasombroso y escaso, que solo había sido publicado en su primera edición en 1888. Este libro es uno de los más importantes del centenar de obras propagadas por Pedro Pablo Figueroa, el cual tuvo un amor inigualable a Copiapó y al Norte Infinito.

Este autor no pudo volver en vida a su casa, tal como le sucedió también al Premio Nacional de Literatura, Salvador Reyes. Pareciera ser el sino de los grandes autores de Atacama. Sin embargo, Pedro Pablo Figueroa vuelve, después de más de cien años, a su lugar de nacimiento y devoción, en su libro más emocionante.

Ahora, en esta segunda edición, se recupera tan sentida y bien lograda obra. Esta tiene la particularidad dereconstruir la historia de Atacamay demostrar la extraordinaria participación de esta provincia y su regimiento en la Guerra del Pacífico.

Este libro será presentado—en el marco del Día de los Patrimonios—, el 25 de mayo, al medio día, en el Hall Central del Centro Cultural Atacama, en La Alameda copiapina.La presentación estará a cargo de los poetas patrimonialistas: Wilfredo Santoro (Mejillones), Cristian Muñoz (Copiapó) y Alicia Mondaca (La Serena).

La edición fue llevada adelante por un equipo editorial dirigido por el poeta Arturo Volantines. Tiene una introducción emotiva; un sinnúmero de pie de páginas, que contextualizan la obra. Y fue revisada y actualizada en su gramática por el equipo de la Sociedad Pedro Pablo Muñoz Godoy de La Serena.

Este compendio es fundamental para entender las características patrimoniales de este sector de Chile. El autor hace un recuento muy completo de la forma de ser del Norte Infinito (Atacama y Coquimbo), de sus legendarios próceres y de cómo se avanzó hacia la conquista del desierto. Finalmente: cómo, cuándo y quiénes ganaron la Guerra del Pacífico.Son más de 27 capítulos, los cuales se leen así una novela. El relato es emocionante y poético, de cuidada escritura; de retórica así un río desbordante y de insólitos hechos, que parecieran de fantasía. Pero que están sumamente bien documentados en este y otras bibliografías de la guerra.

En suma, Atacama en la Guerra del Pacífico es la expresión colectiva de un pueblo organizado, culto y con experiencia guerrera. Sus triunfos reiterados y constantes no son producto de una circunstancia, sino del amasijo que se generó en Atacama con los emigrados nacionales y extranjeros, con la dura historia de resistencia a los invasores y las muy difíciles condiciones geográficas y laborales. Por ello, muchos mineros, que fueron soldados del 79, sostenían que marchar por el desierto más seco del mundo era más aliviado que ir por las galerías de las minas con capachocargado con 100 kilos de minerales.

Respecto a Pedro Pablo Figueroa, el editor y poeta Arturo Volantines, señala: “Genuino atacameño. Heredero de los patriarcas de Atacama. Ellos mismos lo vieron crecer y lo espolearon para que fuera la continuidad de la posta. Hijo de argentino y madre serenense (1857—1909). Refleja en sí la mejor enhebración del ser atacameño. Nació en Copiapó. Y, tempranamente, se destacó como orador y escritor compulso. Escribió un sinnúmero de obras; tantas: literarias, biográficas y de investigación del patrimonio de Atacama y de Chile. Su estilo fue la pasión de poner por delante el amasijo remoto, lo inmediato y aseverar proféticamente cómo incidiría en el futuro. Su registro es muy notable; ya que muchas de sus investigaciones del patrimonio intangible son únicas y salvadas del olvido, a pesar de la significancia de ellas en el siglo XIX. Algunos de sus textos son capitales de la cultura chilena: su antología de escritores, su libro de la Revolución Constituyente y sus diccionarios bibliográficos (de chilenos y extranjeros). Además, de los cientos de artículos escritos con ardor y fervor atacameño. Contó con el amor de su pueblo. Pero, también, del dolor de su opción. La revolución del 91 le trajo consecuencias horrorosas: su casa fue saqueada y su biblioteca quemada. Allí, perecieron miles de documentos, especialmente los donados por Benjamín Vicuña Mackenna en torno a la Revolución Constituyente. Si, hoy día, los atacameños fuéramos algo de lo que él fue; entonces, seríamos lo que debiéramos ser y no lo que somos”.

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