Durante la mañana de este martes 9 de diciembre, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Jaime Gajardo, visitó los estudios de Nostálgica en Copiapó, donde entregó importantes anuncios relacionados con el avance del nuevo recinto penitenciario El Arenal, uno de los proyectos más esperados de la Región de Atacama.
El secretario de Estado confirmó que este mediodía, junto a la ministra de Obras Públicas, Jessica López, firmarán el proyecto base del nuevo establecimiento, hito que marca el inicio formal de la etapa de construcción.
Gajardo destacó que el proyecto ya fue adjudicado y que la presentación de hoy permitirá conocer el diseño base, una maqueta electrónica y el cronograma definitivo de las obras.
El nuevo penal contempla 2.160 plazas, el doble de la población penal actual de Atacama; módulos de alta y máxima seguridad; una inversión equivalente a cerca de 280 mil millones de pesos y una infraestructura considerada entre las más modernas del país, junto con el nuevo recinto penitenciario de Calama.
El ministro aseguró que, gracias a la nueva legislación, se espera que el recinto esté operativo en 3 a 4 años.
Respecto al futuro del actual Centro de Cumplimiento Penitenciario de Copiapó, uno de los más hacinados del país, Gajardo explicó que su destino aún está en evaluación.
Eso sí, aclaró que la idea es que el recinto siga funcionando, posiblemente con un rol distinto, enfocado en personas de bajo compromiso delictual, o como centro de educación y trabajo. No obstante, el ministerio está abierto a dialogar con la municipalidad y autoridades regionales sobre alternativas para ese terreno.
El ministro enmarcó este proyecto dentro del Plan Maestro de Infraestructura Penitenciaria, que contempla la creación de 15.000 nuevas plazas a nivel nacional.
Esto porque desde 2012, el sistema penitenciario chileno no había aumentado su capacidad, pese al incremento sostenido de la población penal.
Gajardo también destacó la creación de una red nacional de máxima seguridad que permitirá albergar en cada región a reos de alta peligrosidad sin necesidad de trasladarlos constantemente, aclarando así una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, quienes temían que la construcción de esta cárcel implique la llegada de reos peligrosos a la región.




