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Miguel Bosé reaparece casi sin voz y repasa su vida: “Las ganas de llamarme drogadicto y maricón eran inmensas”

El artista estuvo esta semana en el programa español El Hormiguero, donde volvió a exhibir un preocupante desgaste vocal. ¿Podrá volver a presentarse sobre un escenario? También habló de su padre, de su relación con las drogas y del reciente robo que sufrió en México: “De repente me despierto y estoy encañonado con una pistola”.

Reapareció Miguel Bosé. Y como siempre, los comentarios se multiplicaron: su capacidad vocal, su apariencia, el curso de los años, sus vivencias familiares, sus reflexiones en torno al mundo. Todo parece interesar y alojarse bajo escrutinio en uno de los artistas definitivos del cancionero en español, hoy de 67 años.

Sobre todo hay un aspecto que no pasa inadvertido para nadie. Porque es el más evidente en una entrevista: su voz. ¿Qué ha pasado con la garganta de Bosé? Desde hace un par de años, su forma de hablar se transmite áspera, desgastada, dura, difusa, como si lo que alguna vez tuvo se hubiera extraviado sin remedio.

Las preguntas flotan solas: ¿podrá volver a sostener un espectáculo en vivo como antes? ¿Veremos nuevamente a Bosé girando con los dotes interpretativos y elásticos con que ha ido diseñando sus melodías? Todo aquello asoma pendiente e incierto.

Lo único real es que el español hoy vive el presente (y también el pasado). Habla de su vida actual, pero también viaja a los orígenes que esculpieron su figura.

Así al menos se le vio el reciente martes 19 en el espacio El Hormiguero, de Antena 3, uno de los más populares de la pantalla española, donde fue para hablar del nuevo documental sobre su vida disponible en Movistar Plus+.

Pero, como siempre, Bosé es un planeta con una geografía extensa y sinuosa. Ya en el estudio, se dio tiempo para hablar del reciente robo de su casa en México.

“Fue hace un mes, estábamos ya dormidos en casa, los chicos estaban durmiendo con un amigo. De repente me despierta algo, miro y estoy encañonado con una pistola, con silenciador. No eran profesionales, porque al final nos ataron con los lazos de mis zapatillas. Pese a que ellos decían que eran profesionales y tal. Pero un profesional te echa un spray en la cara, te vacía la casa y al día siguiente te levantas con un dolor de cabeza tremendo, y ves la casa que está revuelta y entiendes que te han asaltado. Aquí no hubo violencia, había empujones entre ellos, insultos hacia mí, pero no violencia física”, relató.

Después, añadió: “Por el interfono quien dirigía todo era una mujer. El chico que dejan con mis hijos les dice que no se preocupen que no nos iba a pasar nada. Antes de irse este chico, que es un ángel, coge a Tadeo y le dice que le va a desatar para que en media hora termine de desatarse el solo y desatase a los demás. Ha sido una experiencia para olvidar lo antes posible”.

Luego Pablo Motos, conductor del espacio, lo llevó hasta su infancia, en concreto a la relación con su padre, Luis Miguel Dominguín, siempre déspota y tirante. Incluso, el artista ha dicho que Franco llamaba a su padre “mi niño”.

“En las fotos donde están juntos tus les ves y Franco le mira que se le cae la baba. Era ÉL español, una imagen de España que era todo lo que el régimen quería: muy macho, muy conquistador, torero, elegante, simpático, con don de gentes, arrasaba y gran cazador”. Tal era la relación entre ambos que Franco le concedía todo “hasta que su hermano Domingo, que era uno de los fundadores del Partido Comunista en el exilio, se moviese libremente por España. Todo lo que le pidiese se lo concedía”.

Sobre su madre asegura que era la mujer que su padre se merecía: “Claro, porque era una puñetera. Tal para cual, dos egos inmensos, dos personalidades con trastorno narcisista”.

Eso sí, el intérprete considera que tiene un mayor parecido con su madre. “Pero en el carácter soy igual que él, totalmente Dominguín”, aclaró.

También ha recordado la separación de sus padres: “Cuando mis padres se separan, la putada que le hace mi padre a mi madre es dejarle la casa de Somosaguas donde habíamos vivido siempre. Mi madre no tenía recursos y él pasaba para sus hijos muy poco, treinta mil pesetas. Cortamos el agua caliente, la calefacción, calentábamos ollas en una bañera y nos bañábamos los tres por turnos… Fueron años muy feos”.

Como si se tratara de un confesionario, el hombre de Linda también observó su lado menos luminoso: los excesos, las drogas y el alcohol. “Estuve 30 años haciendo de todo, hasta que el consumo pasó a alejarse de la fiesta y a ser habitual, ahí lo dejé, en esa época estaban mis hijos por llegar”, aseguró.

De todas las drogas, según contó, la única que no ha probado es la heroína por pavor a las agujas.

“La droga que más te esclaviza es el alcohol. Es lo que más cuesta dejar, es el veneno más legal que hay. Yo lo dejé todo el mismo día y no he vuelto a tomar nada desde hace 13 años”, remató.

Finalmente, también recordó cuando en octubre de 1992 una radio española lo dio por muerto como consecuencia del Sida. Ahí, varios periodistas -según cuenta- ayudaron a difundir el rumor de que tenía tal cuadro médico e incluso se disfrazaban de adultos mayores parar entrar a las clínicas para ver si existían informes que dieran cuenta de aquello.

“Las ganas de llamarme drogadicto y maricón eran inmensas”, concluyó.

Fuente: La Tercera

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