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Mauricio Pinilla explica su retiro: “Sería muy egoísta de mi parte decir que algo me faltó”

Mauricio Pinilla (Santiago, 4 de febrero de 1984) colgó los botines hace un mes, una decisión que fue madurando tras sufrir una grave lesión de rodilla. Mientras se recuperaba para afrontar la última parte de su carrera en Coquimbo Unido, recibió el llamado de la cadena internacional ESPN para sumarse a su panel de comentaristas, con el que debutará mañana en el programa ESPN FC. “Veníamos cortejándonos hace varios meses y se dio esta posibilidad, que para mí es un sueño. Entro a un canal que a nivel internacional tiene un prestigio y que a nivel de transmisiones, escenografía y calidad de imagen es de primer nivel”, confiesa el exdelantero, quien llega a la señal junto con Marcelo Espina.

En relación a su sello, afirma que lo irá construyendo en el camino, aunque destaca cuáles son sus principales competencias: “Tengo la facilidad de expresarme y de hacer entender a la gente lo que quiere entender en su casa, porque de repente hay comunicadores que a veces les cuesta que les entiendan lo que realmente quieren interpretar, sobre todo en las transmisiones de fútbol”.

¿Cómo fue el día después del retiro?

Cuando me lesioné, la decisión estaba pensada. No sabía que iba a ser tan drástica, pero como me aparecieron tantos proyectos, tenía la tranquilidad de que no iba a tener mucho tiempo para pensar. Mi preocupación era retirarme y quedarme mirando al techo, sufriendo y extrañando. Entonces, me miré al espejo y me dije que tenía que pavimentar el futuro. Mentalmente no estaba preparado para sentarme a mirar el jardín y tenía muchas ganas de empezar a realizar mis sueños y metas, que en este caso, era trabajar en las comunicaciones.

¿Por qué decide retirarse?

Mi discurso ha sido bien estructurado y nunca me he salido de mis pensamientos. Siempre dije que no iba a esperar que el fútbol me retirara, sino que me iba a retirar en el momento en el cual sintiera que tenía que dar un paso al costado. Aunque suene medio cliché esta frase, porque todos los futbolistas la usan, es un tema que maduré hace un par de años, tratando de pavimentar este retiro para que sea lo menos chocante posible. Seguramente, con esta nueva aventura, no sé si se me va a hacer un poquito más fácil, pero mi cabeza no tendrá tanto tiempo para darse vueltas en el retiro. Es complejo, porque es la actividad que hice desde los siete años, y terminarla después de 30 es doloroso. En la noche, de repente, cuesta un poco dormir; uno se levanta con un poco de ansiedad. El no levantarte a entrenar, el no tener esa presión de saber que hay que rendir día a día y el fin de semana… Obviamente con esta actividad nos van a estar juzgando día a día, pero la presión del fútbol seguramente me va a sacar ese estrés de estar en el boca a boca de la prensa día a día. Hoy tengo una actividad en la que me tocará a mí juzgar a los demás.

Hay jugadores que no les gusta que exfutbolistas los critiquen. ¿Cómo toma esos códigos?

Yo, por estilo de vida y por principio personal, siempre he dicho las cosas a la cara y creo que no voy a tener ningún problema en hacer una crítica constructiva o una más pesada, porque mi trabajo va a ser ese. Obviamente, porque lo viví de adentro, sé la forma y cómo lo tengo que decir para que la gente entienda y el jugador que está en el tapete tampoco se ofenda. Hay que hacerlo con mucho respeto. Generalmente, las críticas son tomadas de mala forma, pero en mi caso, si hago una crítica, quiero que sea tomada de buena manera para el aprendizaje de los más jóvenes o de la gente de más experiencia.

En 2010 usted estaba en un estelar con Eduardo Bonvallet analizando en su pizarra. ¿Es esa la línea que va a tomar?

Sabemos que la dinámica de la televisión, y sobre todo de ESPN, es buscar matices, hablar de todo. Yo me siento capacitado para hablar de técnica, de estrategia, de todo. Creo que tengo la experiencia suficiente para referirme a todos los temas sin que nadie me pueda decir “tú estás equivocado, no tienes idea de esto”. Obviamente, se puede debatir. Yo tengo mucho fundamento para poder desenvolverme en toda clase de áreas: técnica, táctica, estrategia, dirigencial…

Usted tenía una gran relación con Bonvallet…

Le tengo mucho cariño a Eduardo. Le mando un abrazo al cielo; también a Dani, su hija, y a su hijo. Fue una persona que me retó como un padre un par de veces y que también me abrazó como un padre en los momentos más difíciles de mi carrera.

¿Se ve ligado solo a las comunicaciones o le gustaría ser técnico, dirigente o gerente deportivo?

La figura del gerente deportivo en Chile no existe. Funciona en dos o tres equipos, en los cuales tienen la real capacidad de tomar decisiones. Es un cargo que no me acomodaría, porque no me gusta asumir un rol en el cual te dicen todo lo que tienes que hacer y, cuando tú propones, te lo baja el directorio. Entonces, ese tipo de trabajo y, sobre todo la metodología que usan con el cargo no es viable en Chile. Como entrenador, por ahora no, porque estoy cien por ciento enfocado en las comunicaciones y no me siento con la paciencia para dirigir a 30 personas. Estoy apenas retirado y con un nivel de estrés por todo lo que viví en los últimos años. Entonces, quiero guardar esa paciencia para mis tres hijos. Creo que lo mío, y a pesar de que podría ser un aporte a la orilla de la cancha, está en desarrollarme mejor en el área comunicacional.

¿Lo dice por lo que pasa en la U?

De la U, ni hablar. Pasa en muchos equipos, también hay otros equipos que trabajan muy bien, como Católica o el caso de Coquimbo. No es una figura que me llame la atención hoy. Ahora, si me llaman de Italia y me dicen “Mauro, quiero que vengas a gerenciar deportivamente al Cagliari”, ahí es otra cosa y se entra a trabajar como corresponde.

¿Siente que le quedó una deuda pendiente en el fútbol?

Sería un poco injusto conmigo y con mi carrera decir que me faltó algo. Obviamente uno se puede reprochar cosas o decir que realmente podría haber sido mejor o quizás peor, pero estoy muy contento con lo que hice; con lo que me tocó vivir, sobre todo después de los tiempos negativos de los años 2006 y 2007, cuando prácticamente no jugué. Pude rehacer mi carrera, pude triunfar en Italia. Tengo los mejores recuerdos, muchos años en Europa; pude participar en los procesos más lindos con la Selección… Sería muy egoísta de mi parte decir que algo me faltó. Estoy muy agradecido del fútbol, de la vida y de todas las cosas que me han pasado.

¿Se arrepiente de algo?

Obviamente siempre uno se reprocha actitudes de juventud y errores que quizás hubieran cambiado algunas cosas en la carrera o en mi vida. Hay cosas de las que uno se arrepiente; otras que no, porque seguramente te hicieron crecer como persona, padre o deportista. Esas cosas me las guardo y, cuando de repente estás por sobrepasar los límites, son los momentos que te hacen poner los pies sobre la tierra.

¿Algún técnico lo marcó en su carrera?

Hay muchos técnicos. A algunos técnicos los odié, pero me hicieron aprender mucho y los encontré espectaculares. Lo que pasa es que nunca fui amigo de los entrenadores y eso me pasó un poco la cuenta. Yo me dedicaba a hacer mi pega nomás, pero había otros jugadores que estaban pegados al técnico y eran chupamedias. Y yo no. Si tenía que jugar, era por mi mérito, pero mi relación con los técnicos era jugador-técnico. Nunca me gustó pasar esos límites. Después, cuando me puse más viejo y se me pasaron todas esas mañas o panas de ser medio rudo, menos sociable con el entrenador, logré hacer no sé si amistad, pero muy buenos lazos, con Guillermo Hoyos, Germán Corengia, con Víctor Hugo Castañeda, Juvenal Olmos… Hoy me puedo sentar a conversar con cualquiera de ellos, tengo contactos con todos. Incluso, con Edy Reja, que ya es una persona anciana, y que lo tuve en Atalanta y es un gran entrenador en Italia. Hay cosas a las que uno no les toma mayor atención y hoy hay que entrar en esos pequeños detalles o particulares que me van hacer crecer más en distintas áreas.

¿A los ídolos o jugadores famosos se les trata mal en Chile?

No sé si se les trata mal, pero en Chile somos un país tan poco futbolizado. Al futbolista, por ser famoso y tener tanta exposición, se trata siempre de buscarle el lado negativo. Y por eso tengo la certeza de que mi trabajo, en este caso, va a ser tratar de hacerle entender a la gente cuál es la vida real de un futbolista; qué es lo que pasa por nuestras cabezas, qué es lo que nosotros pensamos durante el año; en los momentos complejos. Que no es todo lindo, que la vida del futbolista no es de ricos y famosos ni de levantarse y quedarse desocupado sin tener estrés y de no sufrir y estar lejos de la familia. Hay un montón de cosas que la gente no sabe y creo que va a ser una linda posibilidad de poder hacerles entender que a veces somos tratados como máquinas, a nivel físico y psicológico, y eso tiene un desgaste tremendo y hace que nuestras carreras sean cortas y muy invasivas a nivel emocional y físico.

¿Le gustaría volver a la U en el futuro?

Me gustaría trabajar en el fútbol. Conozco a la gente que compró la U, tengo conexión con ellos. Y en el futuro nunca se sabe. Cómo no voy a querer trabajar en el equipo que me dio todas las condiciones para desarrollarme como deportista y como persona. Y yo lo he dicho: a pesar de lo que viví con la U en mi salida en 2018, el cariño por la hinchada, por el equipo y por el club está intacto.

¿Le sorprendió que Carlos Heller vendiera?

Conozco a Carlos muy bien, tenemos una excelente relación. Lógicamente hay un desgaste, a pesar de que él tuvo las mejores intenciones de que el club creciera, de que pudiera construir el estadio tan soñado por los hinchas… Creo que lo hizo de muy buena fe, pero a veces las cosas no se dan como uno piensa. Efectivamente trató de hacerlo bien, aparte de todos sus aportes económicos, las intenciones fueron a favor de la institución. No me cabe duda. Después, si se hizo bien o se hizo mal; o se tomaron malas decisiones o no, no creo que sea el adecuado para juzgarlo. En lo personal tuvimos problemas, pero Carlos siempre tuvo las mejores intenciones. Le deseo lo mejor y le agradezco por darme la oportunidad de regresar.

¿Su salida de U se pudo manejar mejor por ambos lados?

No me gusta darme tantas vueltas, porque fue un tema traumático a nivel personal y familiar, pero creo que sí se pudieron haber hecho las cosas mejor por ambas partes. Nos pilló en un momento difícil para todos, que terminó en una bomba atómica. Pero, gracias a Dios, conversamos. Me junté con Carlos, estuve en su casa y arreglamos nuestras diferencias. También llamé a Ronald Fuentes por teléfono, conversamos nuestras diferencias y quedamos tan amigos como antes. Cuando supe que me iba a retirar, mi intención fue terminar en paz con todas las personas con las que tuve algún roce, alguna rencilla o algún problema, porque quería terminar mi carrera como lo merezco: tranquilo y en paz, y dar un paso al costado sabiendo que di lo mejor de mí, que traté de traspasar mis intenciones y mi experiencia a la gente que me rodeó. En los últimos meses tratar de hacer esto fue muy positivo para mi cabeza y mi corazón, y así poder llegar a un momento donde puedo empezar mi nueva vida mucho más tranquilo.

¿Qué le pareció la llegada de Martín Lasarte a la Selección?

Lo encuentro un excelente entrenador, conoce el fútbol chileno, conoce a los jugadores y sabe las necesidades que tiene en este momento el equipo. Yo creo que tiene muy claro los jugadores que va a utilizar y creo que se va a cambiar bastante con respecto a lo que venía haciendo Reinaldo Rueda. No sé si en un cien por ciento, pero sí van a haber cambios y jugadores que merecen estar por experiencia, aunque tengan una edad mayor, porque el equipo necesita de todos los futbolistas y eso el entrenador lo sabe.

¿Qué consejo le daría a un chico que recién empieza?

Es un tema del que podría conversar tres horas, porque va más allá de lo que diga sobre mis experiencias. Aquí hay un tema de formación. Los muchachos vienen con poca hambre, son muy conformistas. Solamente se conforman con llegar al primer equipo, comprarse un auto o salir con alguna chica conocida y se van olvidando del objetivo principal por el que uno va luchando. Yo empecé con 7-8 años a buscar el sueño, pero después me perdí dos o tres años de mi carrera por excesos y por no dedicarme cien por ciento a la actividad. Hay un montón de matices y hay que ayudar al jugador joven para que pueda desarrollarse de manera profesional y pueda conseguir objetivos en el alto nivel. Y eso es solo en base a sacrificios y trabajo. El resto, llega de consecuencia.

FUENTE LA TERCERA

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