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Ley SAE y SLEP Atacama


El Sistema de Admisión Escolar (SAE) fue promulgado en mayo de 2015 y comenzó a operar desde 2016, llegando en el 2018 a nuestra región de Atacama: conocido lamentablemente como la tómbola. Desde la implementación ha demostrado ser un sistema débil, que no considera el mérito y desmotiva a los niños y adolescentes, que separa a los hermanos y que padres han debido acampar afuera de los colegios para conseguir cupo para sus hijos, entre otras consecuencias que restan dignidad a la educación chilena.

Por otra parte, los SLEP o Servicios Locales de Educación Pública surgieron en noviembre de 2017 con la promulgación de la Ley 21.040 que crea una nueva institucionalidad para la Educación en Chile, pero a la región de Atacama llegaron recién en 2020.

Ambas reformas fueron propuestas y diseñadas por el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, como parte del programa de Gobierno de la Nueva Mayoría y sus reformas emblemáticas, sin embargo, la Ley SAE se implementó en el Gobierno de Sebastián Piñera. Es decir, esto no se trata de política, sino de malas decisiones consecutivas que destruyeron nuestro sistema de educación.

Por mi parte, desde el inicio, siempre he sido crítica de ambas reformas porque he visto el daño que causaron a nuestros niños de Atacama y a sus familias. He oficiado e informado cada vez que recibo denuncias o reclamos pero lamentablemente el problema está instalado y debemos cambiarlo de raíz; por lo mismo, cuando se votó el proyecto Admisión Justa, que proponía una modificación al SAE para incluir el mérito, voté a favor, sin embargo, el proyecto fue rechazado por los diputados socialistas y del Frente Amplio.

Estamos a fines de marzo y aún tenemos niños y jóvenes sin colegio y otros sin iniciar clases, por la mala gestión administrativa, la infraestructura deficiente y otras problemáticas en la región de Atacama. Desde el SLEP Atacama anunciaron que implementarán medidas que esperamos, por el bien de las personas, funcionen, pero la situación en nuestra zona no da para más y, por lo mismo, creo que es imperante que el Ministro de Educación visite Atacama y dé soluciones reales, ya que el tema se les fue de las manos a las autoridades locales.

El problema no pasa por quienes están a cargo del sistema, ni tampoco es un problema de implementación. Eso es engañar a las personas, y además, no asumir los costos de quienes patrocinaron, apoyaron y ahora defienden, sólo por razones ideológicas, las reformas en materia de educación. El problema es de fondo: ha demostrado ser una mala política pública, y que sólo por compromiso ideológico se defiende a pesar de la evidencia. Lo más lamentable es que a varios años de la implementación, no exista la más mínima autocrítica y la disposición de mejorar el sistema.

En 2019 los partidarios y defensores de la tómbola y de castigar el mérito y el esfuerzo rechazaron la idea de legislar para introducir modificaciones. Lo que podría haber sido un gallito político, se ha convertido en un obstinación por defender lo indefendible: ahora que nuevamente son Gobierno y tienen mayoría en la Cámara de Diputados, no han presentado proyecto alguno para corregir los errores que denuncia la ciudadanía. Ante esta inactividad, un grupo de diputados, hemos presentado un proyecto de ley para terminar derechamente con la tómbola y devolver la dignidad a nuestros niños y adolescentes que se esfuerzan y a sus familias.

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