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La transformación digital también es humana y cultural

por Sergio Morales, Gerente General de CoasinLogicalis

Antes de la pandemia, muchas empresas venían incorporando tecnologías en sus modelos de negocios y procesos productivos, generando una interacción entre ser humano y tecnologías bastante relevante. No obstante, el COVID-19 profundizó y aceleró la adopción de nuevas y mejores herramientas tecnológicas y habilidades digitales a una velocidad sin precedentes, dejando atrás paradigmas propios de quienes crecieron en la era pre digital.

Sin embargo, uno de los aspectos importantes que no se ha abordado con la importancia requerida en este proceso de transformación de las empresas, es la capacitación y mejoras de las competencias digitales de la fuerza laboral para enfrentar los desafíos en forma integral y sin fisuras.

Según el estudio Tech Visión 2020 de Accenture sobre los próximos cuatro años, un 23% de los ejecutivos a nivel mundial revela que está preparando a su fuerza de trabajo para interactuar con una inteligencia artificial explicable (XAI), colaborativa e interactiva; y en Chile sólo el 16%, el más bajo de la región.

La capacidad de educar, capacitar, fomentar e invertir en los nuevos talentos en el área de las Tecnologías de la Información (TI) debe ir de la mano con procesos integrales y estratégicos para abordar las nuevas necesidades y, entre otros beneficios, evitar dolores e impactos en el negocio.

El nuevo mundo que se avecina producto de la pandemia, requerirá de innovadores procesos de preparación. Este contexto es una oportunidad para que las empresas potencien a sus colaboradores con nuevas capacidades, competencias y habilidades. Hay que reenfocar nuestros esfuerzos en la urgente transformación cultural de las empresas.

Ante la obligación de sumar a la tecnología dentro de los planes y estrategias de negocio, es importante contar con una preparación constante y agresiva del capital humano. Si no existe el personal especializado con una correcta formación, la transformación digital, muy probablemente, será un fracaso.

Producto de la ausencia de políticas públicas y entes regulatorios en Chile, aún prima la falta de visión y convicción del potencial de la tecnología en todos los aspectos de la vida. Por eso hay un déficit importante en inversión y capacitación del capital humano. Urge, producto del contexto, pensar en cómo reconvertir la fuerza laboral en una era que promete destruir y crear muchos empleos.

Es, sin duda, un importante desafío. Ya nos dimos cuenta, con los ataques cibernéticos a instituciones importantes del país, que el eslabón humano y su capacitación es fundamental para mantener seguras y estables las operaciones que hoy permiten la continuidad operativa, entendiendo que la nueva realidad incorpora operaciones distribuidas y remotas, abriendo nuevos flancos de inseguridad.

Las plataformas y experiencias digitales se están transformando en la principal fuente de interacción. Por ende, es fundamental seguir pensando y entendiendo que la tecnología, con control a través de leyes, herramientas e instituciones, fomenta nuevos modelos de negocios; inyecta inversión y nuevas soluciones a la economía; y mejora la calidad de vida.

El éxito en la generación de nuevos productos y servicios estará en la habilidad de las compañías de mejorar la experiencia humana a través de capacidades y ecosistemas digitales. Hay que crear instancias y mecanismos para seguir educando a la población y, así, crear líderes y profesionales que permitan ver el amplio mapa de posibilidades.

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