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La silenciosa crisis laboral que acecha a los jóvenes: “Una máquina puede ser más barata y productiva”

La rigidez del mercado laboral, el bajo crecimiento y la automatización están detrás de un panorama desalentador.

Entre los expertos no parece haber dos lecturas: la tasa de desempleo juvenil -que considera desde los 15 a 24 años, dispuestos a trabajar- exhibe números preocupantes.

Es que llegó al 21,6% en el trimestre abril-junio de 2025, con un alza de 1,5 puntos porcentuales (pp) en relación al mismo periodo del año pasado.

Entre los jóvenes, en la misma línea, se ha elevado la cifra de quienes no estudian ni trabajan -agrupados bajo el neologismo “ninis”– en los últimos 12 meses. Según cálculos del economista de la UC Tomás Rau -recogidos por El Mercurio- el alza fue desde 331.596 a 336.604 en un año.

Detrás del fenómeno hay una constelación de variables: un bajo crecimiento, un mercado laboral deteriorado, un avance tecnológico que permite a las empresas prescindir de personas para ciertas tareas y rigidez en algunas normas.

Entre quienes siguen de cerca el fenómeno advierten, además, que no se están tomando en cuenta factores que podrían seguir profundizando la situación, llevándola a un panorama aún más oscuro.

Cifras y causas

Por dónde se miren, los números arrojan advertencias. Juan Bravo, director del OCEC UDP, explica que en la década pasada, es decir, en el periodo 2010-2019, la tasa de desempleo de jóvenes de 15 a 24 años alcanzó un promedio de 16,9%. “Es decir -sostiene- actualmente la tasa de desempleo juvenil es 4,7 puntos porcentuales más alta que la observada en promedio en la década 2010-2019″.

“En los otros segmentos etarios el alza es mucho más moderada. En el segmento de 25 a 34 años la tasa de desempleo en abril-junio 2025 fue de 10,8%, mientras que en la década 2010-2019 promedió 8,5%, comenta, para reforzar el mensaje”, dice.

Ingrid Jones, economista de LyD, también ofrece un análisis que muestra números adversos. “Si miramos cuantos jóvenes de quienes buscan empleo lo encuentran, vemos que la tasa de ocupación también ha venido cayendo y muestra que solo 38% de los jóvenes que buscan trabajo encuentran, cifra que era 46,7% en 2010”, indica.

Agrega que la tasa de desempleo en este segmento ha aumentado especialmente desde 2016, “para ubicarse en 20% en el último registro”.

Entre las causas de los números Juan Bravo menciona el crecimiento. El promedio del PIB de 2% entre 2014 y 2024 -asegura- “se traduce en una menor capacidad del mercado laboral para generar empleo asalariado formal en el sector privado”.

Asevera además que esta menor capacidad de generación de empleo afecta más, en términos relativos, a aquellos grupos con menor experiencia como los jóvenes.

Cristián Duarte, ex director de la Bolsa Nacional de Empleo, sostiene que para las empresas se ha hecho cada vez más “oneroso e inflexible la relación laboral y eso afecta su disposición a contratar personas sin experiencia, porque conlleva un mayor riesgo”.

Esto, asegura también, se nutre asimismo de “la percepción de que los jóvenes actuales son más volátiles en su compromiso laboral”.

Cecilia Cifuentes, directora del Centro de Estudios Financieros del ESE, habla de que en Chile hay una combinación de mayores costos laborales. Entre ellos, destaca el aumento del salario mínimo -que sobrepasó los $500 mil- y el aumento de cotizaciones por la reforma de pensiones.

“Eso afecta especialmente a los grupos menos calificados que generalmente son jóvenes”, indica.

Jones complementa señalando que “la búsqueda de empleo está siendo cada vez más competitiva para este segmento de la población, lo que significa en que se necesiten cada vez más herramientas o especializaciones”.

Una causa que preocupa: la automatización

En una columna publicada a fines de julio, el académico de la Universidad de Maryland e investigador de Clapes UC, Sergio Urzúa, se refirió a la “profunda transformación” que atraviesa el mercado laboral.

El economista advirtió que hoy la tecnología puede automatizar las tareas rutinarias que muchos llevan a cabo en los primeros años de trabajo.

“¿Preparar un powerpoint? ¿Organizar una agenda? ¿Tipear y revisar un contrato? En el pasado, todo esto podía tomar el día del joven que comenzaba su vida profesional. Ahora lo hace una computadora en segundos y sin error”, sostuvo.

“¿No se suponía que un título era garantía de oportunidades y estabilidad laboral? Se sospecha que ya no. Frente a humanos sin experiencia, una máquina puede ser más barata y productiva. Brutal”, comentó también.

En esa línea, aseguró que las consecuencias del fenómeno serán “de largo aliento”. “El avance de la automatización puede significar no solo menores oportunidades laborales al inicio, sino también una fractura permanente en la carrera profesional”, señaló.

El fenómeno también es observado con atención por los demás expertos. Ingrid Jones dice que el “avance tecnológico es una amenaza para quienes se desempeñan tareas que requieren bajos niveles de especialización, lo que puede afectar a jóvenes y personas que tienen bajos niveles de preparación”.

Duarte, por su parte, señala que “la automatización está afectando el empleo en todos los ámbitos y edades. En el caso de los jóvenes sin experiencia que usualmente son contratados para tareas rutinarias y de baja especialización se están viendo afectados ya que esas son las primeras actividades en ser automatizadas: cajas, tareas administrativas, call centers, asistentes, operativos”.

Pero no todo es negativo. Indica también, con respecto a esto, que “los jóvenes son más hábiles para aprender nuevas formas de hacer las cosas, están naturalmente más familiarizados con las nuevas tecnologías. El desafío es que pongan la voluntad de aprender y adoptar nuevos trabajos que tienen una dinámica distinta y demandan otras habilidades”.

Fuente: Emol

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