Una nota publicada por EMOL señala que, según cifras de la Municipalidad de Santiago, el 80% de las personas que viven en rucos estarían vinculados a delitos. Ante esta preocupante noticia, que justifica los desalojos no sólo en la capital, sino en muchas grandes urbes del país, queremos plantear algunas preguntas para el análisis.
Es importante conocer la fuente, metodología y análisis de los datos aportados por el municipio. La realidad de las personas que viven en situación de calle es compleja, por lo que una asociación semejante requiere de información sólida y transparente.
En segundo lugar, es necesario superar el desalojo como única respuesta de la autoridad, no solo por lo violento de su enfoque, sino por su completa ineficiencia. Al contrario, apuestas como Vivienda Primero muestran una alta tasa de éxito para superar la situación de calle. En los programas implementados por Hogar de Cristo la tasa promedio de permanencia en la vivienda es del 72,8%.
Tercero: la realidad de las personas en situación de calle es mucho más compleja que el estigma del delito. De acuerdo a cifras del Censo a Personas en Situación de Calle 2024, en este grupo la escolaridad promedio es de 9 años; cerca del 30% tiene dificultad para ver u oír, caminar o subir escaleras; y el acceso a la atención médica es limitado, lo que puede resultar en un peor estado de salud y un mayor riesgo de mortalidad prematura.
Sergio, quien vive en la calle, dice: “Con el miedo a los narcos, nadie nos ayuda. El municipio nos desaloja, los carabineros nos persiguen, creyendo que guardamos droga o protegemos a los narcos, pero eso es mentira. Los narcotraficantes nos están matando, porque no tenemos ni documentos, ni familia, ni amigos, ni nada. Ahora la gente nos mira peor que antes. Es como si nos dejaran aún más en la calle”.
Asegurar que el 80% de quienes viven en rucos “están vinculados a ilícitos” en base a un catastro que se reconoce “estimativo”, no solo es estigmatizar la pobreza, sino que desconocer su realidad.P
PorLiliana Cortés, directora social del Hogar de Cristo




