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La era de la innovación abierta

Omar Carrasco Carvajal

Académico Facultad de Ingeniería y Arquitectura

Como es de conocimiento mundial, los países más ricos invierten más en innovación. Esto, porque saben que ese es el camino para crecer, sobre todo en esta época de pandemia. La innovación es clave para el crecimiento, especialmente para aquellos países emergentes como Chile.

Esta visión la podemos utilizar también en las empresas, porque favorece la diversificación de los negocios, la diferenciación, la eficiencia en los recursos disponibles, disminuye costos, atrae fuentes alternas de inversión, y da acceso a nuevos mercados. Entonces, en nuestra economía la innovación es un factor fundamental para soportar un permanente incremento de la productividad. Es evidente que detenerse a reflexionar sobre cómo hoy las empresas realizan su proceso de innovación, es un punto de partida para nosotros como país.

Tradicionalmente, las empresas realizaban sus procesos de innovación en forma interna, es decir, a partir del conocimiento de la propia organización e interactuando con sus colaboradores. El personal especializado utilizaba la infraestructura de la empresa y creaba nuevos productos y servicios que serían lanzados al mercado. Este proceso se conoce como innovación cerrada (close innovation), y además su tiempo desde la generación de la idea hasta su éxito en el mercado, era demasiado extenso, teniendo implicancias en la baja competitividad.

Hoy este proceso ha ido cambiando, debido al incremento de la competencia y al rápido cambio tecnológico, se requiere de una habilidad para innovar más rápida, con el fin de lograr una ventaja competitiva sostenible. Nace entonces la innovación abierta (open innovation) como estrategia que toman las empresas para innovar. Este modelo no solo comercializa sus propias ideas, sino también las innovaciones de otras empresas y busca el canal para llegar al mercado.

Con la innovación abierta se destacan dos prácticas relevantes para llevar acabo su estrategia. La primera, es la dimensión entrante (inbound) que comprende entradas de conocimiento intencionales, que permiten a las empresas explorar nuevos conocimientos de fuentes externas, como clientes, proveedores, competidores, gobiernos, consultores, universidades u organizaciones de investigación. La segunda práctica relevante, es la innovación abierta saliente (outbound) que implica la explotación de ideas internas o conocimiento tecnológico que fluyen desde la empresa hacia afuera, a través de licencias, patentes o acuerdos contractuales para obtener beneficios monetarios o no monetarios.

La innovación abierta ha tomado cada vez más fuerza en las últimas décadas, y sobre todo con la pandemia, ya que permite a las empresas integrar recursos y capacidades complementarias, añadir valor, maximizar los beneficios de la innovación y además mejora la rentabilidad de las empresas, elemento clave para el crecimiento. La innovación abierta llegó para quedarse.

Fuente: Dirección de Comunicaciones Corporativas. Universidad Central

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