Cerrar

Halabja, la ciudad del Kurdistán iraquí liderada por mujeres pese a los obstáculos

Una decena de mujeres ocupan puestos de responsabilidad en la administración local de esta urbe de 115.000 habitantes, un hecho poco común si se amplía a toda la región.

La alcaldesa de Halabja recuerda todavía cuando ser mujer le salvó la vida. Aunque la paridad en Irak es todavía un sueño lejano, en esta ciudad kurda muchas mujeres han escalado peldaños en el poder local.

De la alcaldía al decanato de la universidad, pasando por la dirección del departamento veterinario o la vocería del departamento de salud: una decena de mujeres ocupan puestos de responsabilidad en la administración local de Halabja, una ciudad de 115.000 habitantes en el noreste de Irak.

Es algo sorprendente en el Kurdistán iraquí, donde un puñado de hombres y sus clanes suelen mandar sobre los asuntos públicos y las mujeres sufren todavía discriminaciones en una sociedad patriarcal que las arrincona a la esfera privada.

“Cuando eres una mujer, subir escalones se hace a costa de sacrificios”, dice la alcaldesa Kwestan Faraj, de 55 años.

Adjunta a la alcaldía durante 15 años, Faraj se implicó en política cuando todavía era estudiante, distribuyendo folletos contra el régimen del ex dictador Sadam Hussein.

Todavía recuerda cuando un hombre armado la visitó para realizar unos trámites administrativos ilegales y se enfureció cuando ella no quiso firmar.

“Pensaba que iba a tomar su pistola y disparar. Pero se levantó y me dijo: ‘si no fueras una mujer, ¿sabes qué habría hecho?'”, rememora.

Aquí, la paridad la impulsa la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK), uno de los dos partidos históricos kurdos, explica la responsable.

Los habitantes, sin embargo, denuncian medidas cosméticas que quieren enmascarar las carencias del gobierno local.

“Barreras”

Minoritario en Erbil, capital de Kurdistán, el UPK ocupa la presidencia del Parlamento de esta región autónoma. Y es una mujer, Rewaz Faiq, quien ostenta el cargo.

El partido “cree en la igualdad hombre-mujer en todos los dominios”, asegura Faraj, vestida con una indumentaria tradicional decorada de finas rayas doradas.

“Esto nos ha permitido hacer un equilibrio de género en los puestos administrativos en Halabja”, afirma ella, que ocupa la dirección municipal desde 2016.

Actualmente, esta ciudad a 300 kilómetros de Bagdad se enorgullece de tener la primera decana de universidad del Kurdistán iraquí, Mahamad Kamil Abdullah, que recuerda que a principios del siglo XX una mujer, Adela Khanum, fue alcaldesa de Halabja.

“Los partidos islamistas fueron de los primeros en felicitarme”, recuerda la decana.

Son casos excepcionales en Kurdistán, donde solo un 14% de las mujeres en edad de trabajar están en el mercado laboral (tres cuartas partes en el sector público), según un informe de un organismo de Naciones Unidas.

“Las tradiciones de la sociedad arrinconan las mujeres al rol de madre. Las horas de trabajo (…) que pueden tenerlas fuera de casa hasta tarde o las posiciones que las obligan a trabajar con hombres son barreras que contribuyen a que las mujeres del Kurdistán iraquí no trabajen”, resume el informe.

Mejora cosmética

En las elecciones legislativas del 10 de octubre en todo Irak, fueron elegidas más de 90 mujeres, según los resultados preliminares. La cifra supera la cuota de 83 mujeres para 329 escaños establecida por el Parlamento.

Aunque el Kurdistán autónomo promueve una imagen de estabilidad y tolerancia, los militantes de los derechos de mujeres denuncian ablaciones de clítoris o matrimonios forzados.

“No basta con tener mujeres en cargos elevados, debería haber más mujeres en los escalones bajos”, dice Gulistan Ahmed, que encabeza la comisión gubernamental de derechos humanos de Halabja.

En las calles del mercado, más que la paridad de género, los habitantes están preocupados por las promesas incumplidas de las autoridades locales.

“No ha habido cambios notables en la ciudad durante su mandato, ya sea a nivel de servicios públicos o de lanzamientos de nuevos proyectos”, lamenta Wshyar Abdulkarim, un comerciante de 45 años que gestiona una tienda de especias.

“Durante seis años he trabajado en el mercado y nadie ha construido nunca aquí baños públicos para mujeres”, protesta Mujda Ahmed.

Aunque se alegra de la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad, es algo escéptica.

“Tengo la impresión que son usadas por los partidos para mejorar su imagen en la cuestión de la paridad, nada más”.

Fuente: Emol.com

scroll to top