Este lunes, luego de 33 años, el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, renunció a la militancia de la Democracia Cristiana. De esta forma, quedaron solo tres gobernadores de ese partido: Jorge Díaz de Arica y Parinacota, Cristina Bravo, del Maule, y Patricio Vallespín de Los Lagos.
Vallespín es actualmente presidente de la Asociación de Gobernadores de Chile (Agorech), y cuenta a Emol que está analizando su estadía en el partido en el cual milita hace casi 35 años. Esto en el momento crítico que vive la DC luego de la división interna que generó el plebiscito de salida –donde algunos se manifestaron por el Rechazo públicamente, aunque la directiva tomó la decisión institucional de apoyar el Apruebo- y después de la renuncia de su presidente, Felipe Delpín, quien alcanzó a estar poco más de cinco meses.
– Luego de la renuncia de Orrego ¿Has conversado con él sobre sus argumentos y con los otros gobernadores de la DC sobre su continuidad en el partido?
No hemos conversado como gobernadores decisiones que son claramente personales. Nosotros tenemos interacción histórica de trabajo y hemos estado conversando de esto y otros temas, pero desconozco si los colegas de Arica y Parinacota y del Maule están de alguna u otra manera en esa situación.
Yo creo que muchos muchos militantes, entre ellos yo también, estamos analizando, evaluando la evolución de las cosas para ver desde dónde es posible contribuir en la mirada de país que cada cual tiene y en ese sentido es legítimo lo que ha hecho Claudio, es súper pertinente. Es un llamado a seguir trabajando en estas materias junto a otros y todos los que se puedan sumar.
– ¿Cómo interpretas la decisión de Orrego? ¿La ves con buenos ojos?
Claudio no hizo algo contra la Democracia Cristiana. Ni yo estoy en una crítica a lo que es la historia que uno tiene ahí, el pasado que ha construido junto a tantos otros, pero hoy pareciera ser que, si no hay modificaciones realmente profundas, no tiene que ver con cómo te va en la próxima elección, sino que cómo diseñas una mirada moderna del país, actualizada, que recoja todos los desafíos que un partido debe tener en consideración. O hay que buscar aliados globales, estratégicos que permitan sumar voluntades porque creo que hay muchas fuerzas políticas que hoy han perdido la relevancia que históricamente han tenido. Yo creo que eso es algo que la Democracia Cristiana tiene que interpelarse a menos.
Yo creo que Claudio lo hizo pensando en lo que es su gestión y que de alguna u otra manera ya no se siente cómodo en un espacio, que es tu domicilio, que no comulgas con las cosas que ahí están sucediendo o las motivaciones de algunos actores que ven el partido como un espacio de solo poder.
– ¿Y tú te sientes cómodo en tu domicilio político?
Sí, yo me siento cómodo en lo que es una mirada de centro izquierda progresista que quiere transformaciones en moderación, y creo que en eso la DC podría ser un gran aporte, pero creo que hoy está lejos de poder liderar procesos en esa línea y por eso que estamos todo un poco viendo desde donde se puede desarrollar eso mejor. Y si efectivamente la DC aparece como un espacio que recupere toda esa mística, toda esa convicción, sin duda que puede ser un espacio donde ello se pueda realizar, pero los actuales liderazgos que están en disputa del partido- excepto Alberto Undurraga yo diría- son las personas que podrían hacer algo distinto, pero en otros actores veo básicamente la preocupación de su cuota de poder. Eso no lo veo muy motivante ni para mí ni para muchos actores que están viendo cómo evoluciona este país que esta cada día más complejo.
– ¿Hay posibilidades de que renuncies a la DC?
Yo estoy esperando un poco, viendo la situación global del país, lo que se necesita y cómo desde los territorios también se pueden construir propuestas, aglutinamiento de actores que podamos construir territorios distintos. Creo que es una reflexión válida. Yo no he tomado ninguna definición. Estoy conversando con muchos actores, pero esperando acciones partidarias que puedan –o no- conducir a un quiebre, a un cambio profundo del instrumento partido que hoy parece bastante agotado.
– ¿Estás esperando algo especifico? ¿Hay alguna decisión en particular que te haga tomar una definición?
La militancia respecto a la entidad, en particular al instrumento propiamente tal, no involucra muchas de las cosas que como vertiente de pensamiento la Democracia Cristiana sigue teniendo muy válidas, pero la vida interna, las reyertas entre actores que están preocupados solo de su espacio de poder, más allá de la trascendencia que eso pueda tener, ha minado muchísimo la motivación, la activación del partido, la incorporación de nuevos liderazgos, que ya es una cosa bastante difícil. Por tanto, tendrían que pasar un conjunto de cosas en un conjunto de ámbitos donde yo valoro muchísimo lo que está tratando de impulsar Alberto Undurraga, que está buscando las condiciones para, desde adentro, tratar de hacer una modificación sustantiva, pero estamos atentos a cómo evolucionan esos esfuerzos.
– Undurraga está gestionando un nuevo referente dentro de la centro izquierda, ¿Considerarías migrar a ese espacio distinto de la DC?
Creo que (Alberto) tiene una mirada que le puede hacer bien al partido. No está trabajando por una cosa para destruir la DC tampoco, sino cómo se complementa o se une, a lo mejor se fusiona, a otras fuerzas con su identidad. Esa es una cosa por hablarse, pero yo creo que él está en una iniciativa que puede ser interesante. Obviamente va a depender de voluntades de otros también, pero a mí me parece que es un esfuerzo loable y le he insistido que es una tarea que si la saca adelante va a ser un buen aporte al partido, sin duda.
Fuente: Emol.com