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Furia de Quinteros, “fiesta” en el camarín de Boca y la desazón de Palacios: Lo que no se vio de la derrota de Colo Colo

Jornada magra para Colo Colo. Hubo ilusión en los más de 20 mil hinchas que llegaron al Estadio Monumental. Pero no fue más que eso. El Cacique perdió 2-0 ante Boca Juniors por la Copa Libertadores.

La noche en Macul dejó varios hechos destacados. Acá repasamos los más llamativos…

Fuerte resguardo policial

Había temor en Blanco y Negro por la advertencia de “reventones” para ingresar al estadio. Y ante los hechos de violencia, hubo seguridad máxima. Más de 400 guardias privados y cientos de Carabineros.

Desde el primer momento y hasta el final se notó la diferencia. El contingente policial era muy abundante y custodió cada sector del Monumental. Todo transcurrió con normalidad, salvo, el lanzamiento de fuegos artificiales desde afuera del recinto.

Hinchas de Boca fuera

El ingreso de los fanáticos xeneizes fue a primera hora. De 16 a 17 debían ingresar. La mayoría cumplió, sin embargo, hubo un grupo bastante grande que no logró llegar en el período establecido.

Ya iniciado el partido, la fila de hinchas del club argentino era larga y Carabineros custodiaba su permanencia. Hubo reclamos, denuncias por redes sociales de periodistas trasandinos, pero en definitiva, y pese a tener entradas, no pudieron ver el encuentro.

La furia de Gustavo Quinteros

Minuto 34. El staff de Colo Colo y la banca de suplentes se va con todo contra el asistente. Piden desesperadamente penal. La jugada sigue y cuando acaba, el DT estalla.

El técnico argentino reclama fuertemente al árbitro por un supuesto penal contra Bruno Gutiérrez. “La concha… Cobra una una para acá, todas para allá”, lanzó indignado. El juez central lo recriminó y le colocó amarilla más una advertencia.

Iniciado el segundo tiempo, Quinteros repitió una situación similar. También pidió el VAR por otro posible penal, ahora contra Agustín Bouzat. Sin embargo, su reclamo fue más contenido.

El gesto del DT de Boca

Fueron unos minutos terribles para el Cacique. A los 65′ Boca marcó el 2-0 tras un grosero error de Maximiliano Falcón y a los 67′ Carlos Palacios se fue expulsado por una “infantil” infracción.

Justo después de la roja, el técnico rival, Jorge Almirón, hizo un gesto clave: Se dio vuelta hacia su banca y ejecutó con sus manos la señal de que el partido estaba terminado. Claro, su equipo ya había aumentado el marcador y, además, se quedaba con un jugador más.

Ovación a Damián Pizarro

Fue uno de los jugadores que más batalló. Luchó varias pelotas y se generó importantes ocasiones. Pero en gol no llegó. Pese a eso, el público le retribuyó su entrega una vez finalizado el partido.

El joven delantero se quedó para conversar con la señal oficial y luego comenzó su camino al camarín. Los hinchas que se quedaron en el sector de Océano le regalaron una calurosa despedida con aplausos y gritos de aliento. Él respondió agradeciendo y saludando.

Críticas a Quinteros

Rabia y pena era el sentimiento que había en los hinchas albos por la derrota. Antes de dejar el estadio, varios fueron consultados por el resultado. Y los dardos, en su mayoría, apuntaron al DT.

“Hizo tarde los cambios”, “Para qué tiene banca si no la ocupa”, “Le dio miedo ir por más y nunca metió cambios”, fueron algunos de los mensajes de los fanáticos más indignados a la salida del recinto.

La fiesta en el camarín de Boca

Había razones para estar feliz. Ganaron de visita y lideran en su grupo, por eso el vestuario del club argentino reinaba la felicidad. Y desde la zona mixta así se sentía.

La cumbia y el reggaetón fueron los encargados de poner la alegría en el camarín, que no dejó de sonar hasta cuando ya salieron los últimos integrantes del plantel.

La desazón de Palacios

Se fue totalmente cabizbajo. Fue pifiado al dejar la cancha al momento de la expulsión y más tarde abandonó el camarín silente, con la cabeza gacha y el gorro de su polerón puesto para evitar las miradas con la prensa.

Al llegar a la zona de estacionamientos, se dio el tiempo para compartir con su familia y otros presentes, aunque la cara de amargura era evidente. Estuvo algunos minutos para luego subirse a su Porsche y dejar el Monumental.

Fuente: Emol.com

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