Omar Carabalí fue una de las grandes sorpresas que apareció en la nómina de Reinaldo Rueda para el inicio de las clasificatorias. El arquero de 23 años, que juega con San Luis en la Primera B, no lo creía.
“Mi esposa me llama llorando y yo le digo: ‘¿Qué pasó? ¿Le pasó algo a mi hija?’. Y me respondió: ‘¡No, no. Te convocaron a las Eliminatorias!”, contó.
Carabalí ha recorrido un camino largo y pedregoso, en el que su tenacidad se puso a prueba en varias ocasiones.
Nació en Ecuador y allá hizo el primer intento por convertirse en un futbolista profesional. Sin embargo, lo echaron de las inferiores de Independiente del Valle por bajo rendimiento.“No sé cómo un niño de 14 años podía tener bajo rendimiento cuando recién llega a otra ciudad y era suplente. Ya teníamos la intención de salir del país y después de eso tomamos la decisión de irnos”, recordó su padre, Wilson, un ex futbolista que fue bicampeón con Emelec.
Decidieron venirse a Chile en 2012. Tocaron varias puertas. Fueron a la U, pero les dijeron que ya tenían arqueros para la categoría de Omar.
Terminó recalando en el archirrival Colo Colo. Héctor Tapia lo dejó hacer una prueba a él y a su hermano Wilson Jr. Quedó. En el Monumental rápidamente se comenzó a hablar del ecuatoriano que mostraba condiciones. En la final del Apertura 2017 se lució en la tanda de penales y anotó el gol de la victoria para quedarse con el título del fútbol joven.
De a poco lo fueron integrando al primer equipo. Sin embargo, nunca tuvo opciones reales de quedarse con el puesto. Agustín Orión primero y Brayan Cortés después lo tenían tapado. Ni siquiera se confiaba en el como segundo arquero. Luego de la llegada de Miguel Pinto a fines de 2019, explotó. Un hincha se quejó en redes sociales de las pocas oportunidades para los canteranos y Carabalí respondió: “Ahí está el problema, no les gusta arriesgar”.
Las declaraciones molestaron a la dirigencia. Finalmente salió a préstamo a San Luis. Para los canarios se ha convertido en un jugador fundamental, siendo titular en 10 de los 11 partidos de la Primera B.
“La mejor decisión fue salir y jugar. Pude llegar acá (a San Luis) y ya llevo casi 10 fechas. Me ha hecho bien, estoy más cerca de la selección. Me están viendo. (Ser convocado) Es una experiencia única, que todo futbolista sueña. Es un mérito estar acá, que estando en Primera B te vean y te convoquen”, declaró.
La opción de ponerse la camiseta de Ecuador
Carabalí estuvo en el Preolímpico Sub 23 que se disputó el pasado verano en Colombia. Dejó buenas sensaciones. Meses antes había recibido la carta de nacionalización en el palacio de La Moneda.
Fue convocado por la selección ecuatoriana para el Sudamericano Sub 20 de 2017 y luego fue al Mundial de la categoría con el “Tri”. Sin embargo, no disputó ningún minuto, por lo que no había problemas reglamentarios con que jugase para Chile. A Jorge Célico, DT del equipo del Guayas, se le consultó por el portero. Aclaró que hubo interés de Ecuador, pero el ofrecimiento fue desechado.
“El arquero Carabalí no quiso jugar para Ecuador (Sub-23). Se casó con una chilena, tuvo un hijo y me dijo que le debe todo a ese país“, afirmó.
Carabalí se siente chileno. Estuvo en clases de cueca y cantaba el himno con su hija mientras veían partidos de la “Roja”. No le importa lo que digan.
“Hay algo que algunas personas no entienden y es que por haber nacido en otro país no eres diferente a la hora de defender un escudo. Va en el jugador y en el compromiso que tiene. Esta camiseta significa mucho para mí. Yo me siento tan chileno como cualquiera. Para mí la garra del chileno es inspiradora y me siento parte de eso“, expresó.
Fuente: emol
