Un 63% de las compañías mineras mundiales clasifican la Licencia Para Operar (LTO por sus siglas en inglés) como el mayor riesgo para su negocio, según el 13º estudio anual “Los 10 principales riesgos y oportunidades para la minería” desarrollado por EY.
La encuesta, realizada a más de 250 altos ejecutivos globales, vuelve a posicionar por segundo año consecutivo a la licencia para operar como su principal preocupación. En segundo puesto se encuentran los “riesgos de alto impacto”, relacionado a lo que está viviendo actualmente todo el mundo con el Covid-19 y esta industria no ha estado ajena a la crisis sanitaria.
“La pandemia de Covid-19 es claramente el tema dominante para el informe de este año y seguramente va a afectar a todas las industrias en 2021 y el sector minero no es la excepción. Estamos viendo que algunos mercados están comenzando a dar muestras de una cierta recuperación económica, pero otros, en particular muchas zonas mineras importantes, siguen estando sumamente afectados por el virus. En este informe de 2021, nos centramos en los efectos del Covid-19 en el sector, destacando cómo la pandemia ha acrecentado muchos riesgos, pero también ha creado nuevas oportunidades”, explicó Eduardo Valente, socio líder para la Industria de Energía y Minería de EY Chile.
El ejecutivo indicó que la principal fortaleza que ha demostrado la minería durante este año es la resiliencia. “Las empresas mineras lograron seguir operando con seguridad y foco en las personas a pesar de todas las dificultades logísticas y operacionales. Esto fue posible porque las empresas invirtieron en tecnologías de automatización, centro integrado de operaciones remotas y también tecnologías para testear y trazar posibles casos de Covid-19”, puntualizó.
Riesgos a nivel local
Aparte de licencia social para operar, el ejecutivo destaca tres riesgos que particularmente son importantes para la minería del cobre nacional.
El reemplazo de recursos por la falta de nuevos descubrimientos y la menor inversión durante la última década es probable que deje a la industria en un déficit estructural. “Muchos depósitos nuevos tienen ley de cobre más bajo y requieren precios más altos para garantizar el retorno de la inversión. Es probable que el mercado del cobre tenga un déficit a largo plazo, ya que la oferta disminuye y la demanda aumenta como resultado de la transición energética. Con la incertidumbre constante, las empresas están priorizando la liquidez y la continuidad del negocio sobre la inversión en nuevos proyectos”, afirmó Valente.
Productividad y costos crecientes permanecen en el radar a medida que aumenta la complejidad minera. La disminución de las leyes del mineral y los costos de extracción más altos y los precios de las materias primas se ven presionados como resultado de la incertidumbre económica. Los altos costos de energía y mano de obra están reduciendo los márgenes. El impacto de Covid-19 ha sido mixto, con algunas restricciones que imponen nuevos costos imprevistos y otras medidas que eliminan los silos que obstaculizan la productividad.
Descarbonización y agenda verde se encuentra en las prioridades de las compañías mineras, ya que los inversionistas tienen un enfoque claro en considerar los datos relacionados con medioambiente, sociedad y gobernanza (ESG) antes de tomar decisiones de inversión. La capacidad de los mineros para acceder al capital está muy influenciada por sus relaciones con la sociedad. Especialmente en Chile hay un foco en hacer mejor la gestión del uso de agua, así como reducir sus emisiones de carbono.
Fuente: portalminero.cl