Cerrar

Ejercicio en invierno: recomendaciones para cuidar el cuerpo y proteger el corazón

Por Frano Giakoni, director de la carrera de Entrenador Deportivo de la Universidad Andrés Bello (UNAB)

Las bajas temperaturas que se registran durante el invierno en gran parte de Chile no solo traen consigo resfríos y desafíos en la rutina diaria, sino también riesgos importantes si se realiza actividad física sin la preparación adecuada. Aunque mantenerse activo es clave durante todo el año, el frío obliga a adaptar las rutinas de ejercicio (especialmente en personas sedentarias, adultos mayores o con antecedentes cardiovasculares) para evitar lesiones, descompensaciones e incluso emergencias cardíacas.

Uno de los riesgos más relevantes durante la práctica de ejercicio en ambientes fríos es el impacto sobre el sistema cardiovascular. El frío puede provocar una vasoconstricción periférica significativa, lo que eleva la presión arterial y obliga al corazón a trabajar más intensamente para bombear sangre. En personas con enfermedades coronarias o no diagnosticadas, este aumento de demanda puede ser riesgoso, especialmente si el ejercicio se inicia bruscamente, sin una fase de calentamiento adecuada.

Por ello, una de las primeras recomendaciones es realizar una activación progresiva antes de cualquier ejercicio. Esta debe durar al menos 10 minutos e incluir movimientos articulares, movilidad dinámica y estímulos cardiovasculares suaves, como caminatas rápidas o trote ligero, para elevar la temperatura corporal y preparar al sistema cardiorrespiratorio. Saltarse esta etapa, especialmente con frío, no solo afecta el rendimiento, sino que aumenta el riesgo de lesiones musculares, desgarros y sobrecargas.

Del mismo modo, la fase de enfriamiento al final del ejercicio es fundamental, aunque muchas veces se omite. Disminuir progresivamente la intensidad, incorporar respiración consciente y estiramientos suaves ayuda a normalizar la frecuencia cardíaca, evitar mareos y reducir el estrés físico post entrenamiento. En invierno, este cierre también previene una caída brusca de temperatura corporal, que puede debilitar el sistema inmune si no se gestiona bien.

Para quienes llevan una vida sedentaria y desean iniciar actividad física en esta época, el llamado es a hacerlo de forma gradual, ojalá con acompañamiento profesional (entrenador deportivo, licenciado en Ciencias del Deporte). El frío no es una barrera, pero sí un factor que exige responsabilidad. Usar vestimenta adecuada (en capas, respirable y térmica), hidratarse bien (aunque no se sienta sed), evitar las horas de menor temperatura (muy temprano o en la noche), y poner atención a las señales del cuerpo son pilares básicos para una práctica segura.

El mantenerse activo en invierno es clave para la salud cardiovascular, mental y metabólica, pero no basta con salir a moverse: hay que hacerlo con conciencia, preparación y cuidado. El ejercicio, cuando se adapta al entorno y al cuerpo, no solo fortalece el corazón: también protege el bienestar integral.

scroll to top