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Dolor crónico: la secuela olvidada en pacientes que sobreviven al cáncer

En su visita a Chile, el doctor Enrique del Cojo, anestesiólogo y experto en dolor del Hospital Quirónsalud de España, advirtió sobre la falta de diagnóstico y control adecuado del dolor oncológico crónico, un problema que afecta hasta al 90% de quienes enfrentan esta enfermedad.

En nuestro país, el cáncer es uno de los principales problemas de salud que sufren los chilenos.

No solo se trata de la primera causa de muerte en el país, sino que según el Departamento de Estadísticas e Información en Salud del Minsal (DEIS) causa el fallecimiento de alrededor 28.000 personas cada año.

Al respecto, existen múltiples campañas, exámenes y tratamientos preventivos para disminuir su mortalidad, lo que ha logrado un aumento sostenido de personas que sobreviven a la enfermedad, mismas que, desconocidamente, conviven con dolor crónico de difícil manejo.

“El dolor es el síntoma principal en el 40% de los pacientes oncológicos en tratamiento activo, y en el 75% de los que están en etapas avanzadas. En algunos tipos de cáncer, puede afectar hasta al 90% de los pacientes”, explicó el especialista durante su reciente visita a Chile.

Por tales cifras, el experto fue enfático en mencionar que el tratamiento del cáncer no puede enfocarse solo en la supervivencia

“Es muy necesario concienciar a los profesionales sanitarios de que uno de los principales objetivos no solo debe ser aumentar la supervivencia, sino también mantener, en la medida de lo posible, la calidad de vida del paciente. Y eso pasa por un correcto control del dolor”, afirmó.

Dolor crónico: la secuela olvidada del cáncer

Cabe destacar que el dolor oncológico no solo es causado por el tumor mismo, sino también por los efectos de tratamientos como la radioterapia o la quimioterapia.

El dolor oncológico puede manifestarse de diversas formas. Puede ser sordo, agudo o punzante. Puede ser constante, intermitente, leve, moderado o grave”, explica el reconocido sitio de salud Clínica Mayo.

“La intensidad del dolor que sientes depende de varios factores, incluido el tipo de cáncer que tienes, cuán avanzado está, dónde está situado y tu tolerancia al dolor”, complementa el sitio.

Por su parte, el especialista explica que su impacto va más allá de lo físico: puede provocar ansiedad, depresión (hasta en el 70% de los pacientes), pérdida de autonomía y aislamiento social.

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“El buen control del dolor mejora la calidad de vida, reduce el deterioro emocional y, en muchos casos, también prolonga la vida de los pacientes”, recalcó el Dr. del Cojo, quien también indica que es clave adelantarse al dolor: “si sabemos que un paciente tiene altas probabilidades de experimentarlo, hay que prepararse y tratarlo desde el inicio”, añadió.

No obstante, el experto también es consciente en señalar que existen ciertos obstáculos. Entre los más frecuentes están el diagnóstico tardío, la falta de protocolos estandarizados, el acceso limitado a medicamentos como opioides, y la escasa capacitación de algunos equipos de salud.

Multimodalidad, empatía y trabajo en equipo

En los últimos años, el abordaje del dolor oncológico ha avanzado hacia enfoques multimodales, combinando medicamentos, técnicas intervencionistas, actividad física, apoyo psicológico y estrategias de adherencia al tratamiento.

Según el prestigioso sitio de salud, algunas opciones de tratamiento son los analgésicos, medicamentos derivados del opio, terapias integradoras (acupuntura, masajes o meditación) y procedimiento de bloqueo nervioso para impedir que los signos de dolor se envíen al cerebro.

El dolor en cáncer debe tratarse desde una mirada integral, con equipos multidisciplinarios, donde el paciente esté al centro del proceso y cuente con la información y apoyo necesarios para enfrentar su enfermedad con dignidad”, sostuvo el especialista.

Aunque el doctor Enrique del Cojo reconoce avances en la concienciación médica, advierte que aún queda mucho por hacer.

“Hoy en día no se debe tolerar que un paciente sufra un dolor insoportable por el hecho de tener cáncer. Las herramientas existen, pero debemos garantizar su disponibilidad y acceso real, sin estigmas ni barreras institucionales”, concluye.

FUENTE: BIOBIO CHILE

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