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Dolor crónico: desafíos y respuestas desde la terapia ocupacional

Cada 17 de octubre se conmemora el Día Mundial contra el Dolor, instaurado por la International Association for the Study of Pain (IASP) con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta efeméride busca visibilizar el sufrimiento que provoca el dolor en la población mundial y promover el acceso a tratamientos eficaces, oportunos y multidisciplinarios.

 Según datos de la OMS (2021), el dolor crónico afecta entre un 20% y un 50% de la población adulta a nivel mundial, lo que lo convierte en un problema de salud pública de gran magnitud.  

En Chile, la prevalencia del dolor crónico alcanza el 32%, según el Dr. Norberto Bilbeny en su artículo “Dolor crónico en Chile”. De estos casos, el 85% corresponde a dolor de intensidad moderada a severa, y el 65% tiene origen osteomuscular, siendo el lumbago y la artrosis las causas más frecuentes. Este tipo de dolor impacta profundamente en la calidad de vida, generando altos niveles de ausentismo laboral, especialmente en el grupo etario de 30 a 49 años.

El uso de recursos en salud por parte de personas con dolor crónico es significativo: el 66,5% ha realizado al menos una consulta médica. Sin embargo, la percepción de la eficacia del tratamiento continúa siendo baja: el 29,3% lo considera insatisfactorio y el 51% lo califica como regular.

Entre los tratamientos no farmacológicos más utilizados se encuentran la kinesiterapia (21,6%), las infiltraciones (11,6%) y la acupuntura (10,1%). Estos datos evidencian la necesidad de un enfoque terapéutico que no solo se centre en el alivio sintomático, sino también en la funcionalidad y bienestar general de las personas.

La Terapia Ocupacional ofrece un enfoque centrado en la persona, orientado a favorecer la autonomía y la participación ocupacional a pesar del dolor. Desde nuestra disciplina, el dolor se analiza en función de su impacto en la capacidad de las personas para participar en actividades significativas de su vida, como el autocuidado, el trabajo, el ocio, el descanso y el sueño y la sexualidad, entre otras.

La percepción constante del dolor puede generar evitación de actividades, reduciendo la tolerancia al esfuerzo y promoviendo un círculo vicioso de inactividad, pérdida de autonomía y discapacidad.

 En definitiva, el Día Mundial contra el Dolor constituye una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de abordar este tema desde una perspectiva interdisciplinaria e integradora. En este contexto, la Terapia Ocupacional se posiciona como una disciplina fundamental no solo en el manejo del dolor, sino en la recuperación del sentido de vida, el bienestar y la participación en las ocupaciones que dan propósito a la existencia humana.

Por: Carola Rodríguez Olivares, Académica de Terapia Ocupacional, U.Central

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