Por Daniela Méndez Torres, estudiante Colegio Almenar de Copiapó
Desde el principio de los tiempos, se ha enseñado a los hombres a ser violentos, y a las mujeres que se les justifique y perdone su actitud de “súper macho”. Ya es tiempo de terminar de raíz con este pensamiento arcaico que nos trae problemas hasta el día de hoy.
Aunque cada vez son más las personas que están en contra de la cultura machista, aún recuerdo escuchar cuando pequeña que, si un niño me pega, es porque le gusto; que no puedo usar la ropa que me gusta, porque caliento a los machitos de más de 30 años que están en la botillería de la esquina; a ser desconfiada, y muchas otras reglas de vida que no tendría que conocer. Y de aquí surge mi pregunta; ¿realmente creen que está bien que se les enseñen todas esas cosas a las mujeres, en vez de enseñarles a los hombres a no golpear, acosar, violentar, y a dejar de fomentar la pedofilia?, la respuesta es NO, no es normal.
Una tendría que poder salir a la hora que quiera, con la ropa que le apetezca y dando igual si va sola o acompañada, sin tener que andar pendiente de si hay alguien cerca tuyo que de un arrebato pueda atentar contra tu vida.
Pero es muy difícil cambiar todo esto, si al reclamarlo, se nos tacha de histéricas, de alharacas, de que seguramente andamos con la “regla”; por eso es importante analizar nuestras actitudes y dichos, a dudar de lo que diga un fiscal que trate una violación grupal como un “desahogo sexual” (caso que ocurrió en violación “La manada”) y enojarnos por ello, estar dispuestas(os) a tomar la justicia por nuestras manos en caso de que lxs que deberían no hagan nada al respecto.
Sueño con el día, de no tener que ir a marchar para reclamar que todo esto cambie, de no tener que ver a familias enteras llorando a sus hijas y suplicando que por favor no nos olvidemos de ellas, de no sentir la angustia al ver que hubo otro caso de femicidio, y de pensar que la siguiente puedo ser yo, mi hermana, mi mamá, tú. Quiero escuchar el sonido de los pájaros cantando cuando camine por la calle, no los gritos obscenos por parte de hombres que podrían ser mis abuelos; deseo sentirme libre al momento de decidir, y no que otra persona lo haga por mí; necesito dejar de estar en un ambiente en donde se dice que los hombres pueden hacer lo que quieran, cuando quieran y con quien quieran, por el simple hecho de ser hombres, anhelo poder llegar a confiar en una persona que no sea mi madre.
El terminar con el machismo no solo traerá consecuencias beneficiosas para las mujeres, sino también ayudará a los hombres a poder expresarse sin tener que reprimirse, a poder sentir sin esconderlo, a ser ellos, y no un muñeco más de esta fábrica de títeres violentos.
Esto es por ti, Catalina Álvarez, Antonia Barra, Ámbar Cornejo, Lucía Pérez, y muchas otras víctimas que tristemente, no caben para nombrarlas a todas en tan poco espacio; e incluso es por ti, la que se ríe de mí por ser feminista, porque ahí está lo que nos destaca como movimiento, pues si algún día te hacen algo, de igual manera saldremos a incendiar todo con tal de que no quedes en el olvido. Tocan a una, tocan a todas.