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Copiapó: emotivo homenaje a don Pascual Neyra en la Escuela Bernardo O’Higgins

Una mañana cargada de emoción se vivió en la Escuela Bernardo O’Higgins de Copiapó, donde la comunidad escolar rindió homenaje a don Pascual Neyra Guzmán, cariñosamente apodado “Pascualito”, quien durante más de 30 años fue parte esencial de este establecimiento educacional. Con una mezcla de tristeza, gratitud y profundo respeto, docentes, estudiantes, apoderados y vecinos se congregaron en el frontis del colegio para decirle adiós a un hombre cuya huella es imborrable.

La jornada comenzó a media mañana, cuando el patio de la escuela fue transformado en un espacio de recogimiento y memoria. A pesar de que el establecimiento se encuentra bajo administración militar debido al proceso electoral en curso, se habilitó un sector especial para realizar el responso fúnebre, gracias al apoyo de las autoridades y de la Delegación Electoral.

La directora del establecimiento, María Guarda, en conversación con Nostálgica mencionó que “A las once y media comenzó un responso, para despedir a nuestro querido compañero de trabajo y amigo, Pascual Neira Guzmán, quien estuvo durante muchos años acá en nuestro establecimiento, muy comprometido, muy responsable, apoyando siempre a los estudiantes, a los apoderados y obviamente colaborando con todos los docentes y asistentes de la educación.”

La figura de “Pascualito” trascendió el rol laboral; se convirtió en un personaje entrañable que representaba la calidez y la identidad misma del colegio. Su presencia constante, su vínculo con los estudiantes y su cercanía con las familias lo hicieron merecedor del respeto y cariño de todos quienes cruzaron los pasillos de la escuela.

Fuera del ámbito escolar, Pascual también era reconocido en la comunidad por su activa participación en actividades deportivas y sociales. Era común verlo involucrado en eventos locales, demostrando un espíritu solidario y entusiasta que nunca pasaba desapercibido.

La ceremonia también fue un momento para el reencuentro entre generaciones: exalumnos, antiguos colegas y vecinos se acercaron espontáneamente a compartir anécdotas, abrazos y lágrimas. A pesar de las dificultades logísticas derivadas de la contingencia electoral, la organización del homenaje fue posible gracias al trabajo colaborativo entre la comunidad escolar y las autoridades. El establecimiento, momentáneamente bajo resguardo del regimiento militar, abrió sus puertas con especial deferencia para permitir esta despedida cargada de simbolismo.

Luego del responso, el féretro será acompañado por un cortejo fúnebre hacia el Cementerio Parque de Copiapó, donde está previsto que se realice su sepultura a las 14:00 horas. Quienes no pudieron asistir a la ceremonia matutina fueron invitados a reunirse allí para un último adiós.

El legado de Pascual Neira Guzmán no solo se mide por los años de servicio, sino por las vidas que tocó con su presencia constante, su apoyo generoso y su genuino interés por el bienestar de los demás. La Escuela Bernardo O’Higgins pierde hoy a un trabajador ejemplar, pero su memoria continuará presente en cada rincón del colegio.

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