La atleta profesional de sandboard, Constanza Albayay, regresó a Chile tras una destacada participación en el Campeonato Europeo de Sandboard, realizado en Monte Kaolino, Alemania, donde se coronó campeona en la exigente disciplina de boardercross y obtuvo el tercer lugar en slalom. Su desempeño fue celebrado por la comunidad copiapina y por su escuela, quienes la recibieron con emoción en el aeropuerto.
Antes de competir, Constanza debió enfrentar una serie de desafíos logísticos y técnicos. Su equipaje no llegó a tiempo, obligándola a entrenar con equipo prestado y poco adecuado durante varios días. El terreno del campeonato, una duna compuesta por residuos mineros de caolinita, también representó un reto adicional por su textura agresiva y condiciones cambiantes.
La preparación física y mental fueron claves para sobrellevar la presión. Albayay destacó la importancia del trabajo interno realizado desde Atacama, que le permitió mantener el foco incluso en momentos críticos de la competencia.
En slalom, la copiapina enfrentó a rivales de gran trayectoria, incluyendo una deportista olímpica alemana especializada en nieve. A pesar de esa desventaja, logró imponerse en varias rondas y demostrar el nivel de preparación adquirido en la Región de Atacama.
“Fue como realmente algo súper asombroso… porque las personas que compiten allá llevan años, desde que son pequeñitos compiten… entonces yo tenía esa desventaja de que tenía solo una experiencia versus mis contrincantes que tenían ocho o diez competencias en esa misma duna. Ir a medir mi nivel de acá de Latinoamérica a allá de Europa es otro nivel.”
El momento más esperado fue la final del boardercross. Con apenas dos días de entrenamiento con su propio equipo, Constanza se mantuvo firme desde el inicio, completando una bajada impecable que le valió el primer lugar.
Constanza no solo dejó huella en Alemania. Su actuación generó interés internacional en la Región de Atacama y abrió la puerta a un ambicioso proyecto: realizar un campeonato mundial de sandboard en Chile el año 2027. Su sueño ahora no es solo competir, sino convertir este deporte en un símbolo identitario de la región.