Más allá de los regalos, la Navidad en las cinco residencias del Servicio de Protección Especializada de Atacama este año tuvo un fuerte componente de identidad regional y compromiso social. Bajo la consigna de que el cuidado es la mejor forma de celebración, los centros de Chañaral, Copiapó y el Huasco abrieron sus puertas para jornadas de recreación que buscaron emular el calor de un hogar.
Presencia en terreno En un gesto poco habitual, el director regional César Guzmán Díaz se trasladó a cada provincia para acompañar a los niños y a los equipos técnicos.
La autoridad subrayó que, aunque las fiestas traen alegría, la meta de fondo es garantizar que cada niño de la región pueda ejercer su derecho a vivir en familia, haciendo un llamado a los atacameños a sumarse al programa de familias de acogida.
Huasco, Chañaral y Copiapó Las celebraciones tuvieron matices locales. En el Huasco, las residencias de Freirina y Casa Cumbres mantuvieron una tradición de 10 años con la empresa privada, disfrutando de almuerzos y actividades al aire libre.
En la costa de Chañaral, el foco estuvo en el contacto con la naturaleza con paseos a la playa, mientras que en Copiapó, la Residencia Rayén recibió un inesperado regalo de un privado anónimo: una piscina que será el centro del bienestar este verano.
Finalmente, la jornada cerró con un recordatorio sobre la importancia de la denuncia y la protección activa de la niñez, especialmente en fechas donde las vulneraciones suelen aumentar, reforzando que la seguridad de los menores es una tarea que involucra a toda la comunidad de Atacama.




