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¿Cómo evacuar si tenemos enfermos en casa?

Karen Yáñez Osorio

Académica de Enfermería

Universidad Andrés Bello

Ante la inminente amenaza de un tsunami, uno de los mayores desafíos es cómo manejar la evacuación de personas vulnerables, especialmente aquellas con enfermedades crónicas o movilidad reducida. Sabemos que la situación de emergencia exige decisiones rápidas y precisas, pero, sobre todo, humanas. En este contexto, la evacuación de enfermos no solo involucra el traslado físico, sino también la atención a sus necesidades médicas y emocionales.

Cuando nos enfrentamos a una alerta de tsunami, el primer paso es confirmar la gravedad de la amenaza a través de fuentes oficiales y evitar la propagación de información errónea. Una vez que se recibe la alerta, la evacuación debe ser inmediata, pero con una planificación cuidadosa si se tienen personas enfermas en casa.

Si tenemos a alguien con enfermedades graves o crónicas, como diabetes, hipertensión, enfermedades respiratorias o movilidad reducida, la evacuación debe realizarse con la mayor prontitud posible, pero sin poner en riesgo su salud. Lo primero es asegurarse de que la persona esté estabilizada y que sus necesidades básicas estén cubiertas. Asegúrese de que el paciente tenga acceso a sus medicamentos esenciales, como insulina, antihipertensivos o inhaladores, y que estén al alcance durante el traslado. Se recomienda conservar medicamentos sensibles a la temperatura en envoltorios térmicos adecuados (como, por ejemplo, la insulina). No olvide llevar su historial médico si es posible, para garantizar que los equipos de emergencia tengan toda la información relevante.

En casos de personas con movilidad reducida, es fundamental contar con un transporte adecuado. Las autoridades locales o brigadas de rescate pueden disponer de vehículos accesibles, pero si esto no fuera posible, la familia debe organizarse para trasladar a la persona de manera segura, evitando ponerla en situaciones de estrés físico que puedan empeorar su condición. En este caso, si la persona no puede caminar, se deben utilizar sillas de ruedas, camillas o, en su defecto, transportarlas de manera que se minimicen los riesgos para su salud. Siempre es importante mantener la calma, ya que el estrés puede agravar el estado de salud de los enfermos. Si no cuenta con estos medios, coordine con familiares, vecinos o brigadas de emergencia para garantizar un traslado seguro y sin estrés físico.

Si la evacuación es compleja o el paciente se encuentra en una condición crítica que impida su traslado, se debe esperar la ayuda de los servicios médicos. Manténgala en el lugar más seguro de la vivienda y comuníquese de inmediato con su CESFAM o centro de salud más cercano para solicitar asistencia prioritaria. Tenga a mano los números de emergencia y siga las instrucciones de las autoridades.

Una vez asegurada la evacuación de las personas enfermas, es fundamental prepararse para lo que podría ser una emergencia prolongada. Para ello, contar con un kit básico de emergencia es esencial. Este kit debe incluir los elementos más necesarios para mantener la salud y la seguridad en un entorno de desastre. Entre los artículos imprescindibles se encuentran el agua potable, alimentos enlatados o de fácil conservación, pilas, linternas, mascarillas, alcohol gel y un botiquín de primeros auxilios. Es fundamental que el botiquín esté completo con medicamentos para cualquier condición preexistente que puedan necesitar las personas evacuadas, como analgésicos, antiinflamatorios o medicamentos específicos para enfermedades respiratorias. Revise y renueve periódicamente los fármacos para asegurar su efectividad.

Si alguno de los evacuados necesita atención médica más allá de lo básico, es importante tener a la mano los números de contacto de centros de salud cercanos o con equipos de emergencia especializados. Además, asegúrese de que la persona esté lo más cómoda posible durante el tiempo que dure la evacuación, utilizando frazadas, ropa de abrigo o impermeable si llueve, sillas o cojines que ayuden a aliviar cualquier malestar.

Debemos estar preparados para emergencias, en especial si tenemos a cargo el cuidado de otras personas, planificar es clave y eventos como esta alerta de tsunami deben ser un recordatorio de esto. Mientras mejor planificadas tengamos nuestra respuesta, menor estrés y riesgos tendremos al momento de producirse una emergencia real. La preparación no solo es logística, también emocional. Reduzca la ansiedad de las personas a su cuidado explicando con calma el plan a seguir y practicando simulacros preventivos.

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