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Colegios suman más horas de clases virtuales este año: Apoderados advierten que niños están más agotados e irritables

 

Luego de que un número importante de colegios iniciara el año escolar con clases presenciales o híbridas, hoy día casi la totalidad de los establecimientos del país se encuentra nuevamente bajo la modalidad de enseñanza remota luego de que el empeoramiento de la pandemia llevara a que muchas comunas retrocedieran a fase 1.

Y aunque los estudiantes, y sus tutores, ya habían ganado experiencia el año pasado con las clases virtuales, hoy se ven nuevamente exigidos, ya que varios colegios este año han extendido el horario de clases online, haciéndolo más parecido al horario normal de clases presenciales, con módulos continuos toda la mañana y con algunos minutos de “recreo”.

“Mi hija que está en 4° básico está sentada frente al computador desde las 8 AM hasta pasadas las 14:00 horas, con algunos pequeños recreos entremedio, igual que cuando estaban presencial, solo que no hay horario para almorzar. Termina agotada, muchas veces malhumorada y, obviamente, muerta de hambre“, comenta Piedad, apoderada de un colegio del sector oriente de la capital. Su otra hija, que va en 2° básico, “tiene una carga parecida, un poco menos de clases, pero también un horario hasta bastante tarde para un niño que no ha almorzado”.

Dice que ambas “están muy irritables y agotadas… y estamos recién en abril” y que en “las últimas dos horas (de clases) les cuesta concentrarse y muchas veces se desconectan para poder almorzar”. Afirma que lo que más le preocupa es “el exceso de conexión, porque si ya la cuarentena en sí les ha exigido un nivel de adaptación muy grande para su edad, el estar sentados y pegados a una pantalla los ha afectado mucho”.

“Yo agradezco el trabajo de profesores y el colegio, pero creo que las horas son muchas. Yo quiero unos hijos emocionalmente sanos, el aprendizaje y el cumplimiento del currículum se podrá recuperar (…) La salud mental de nuestros niños es fundamental y con un promedio de casi cinco horas de pantalla al día lo veo muy difícil“, afirma.

“Recreos” en la casa no son lo mismo, no alcanzan a distraerse

Andrés tiene un hijo en 4° básico en el colegio PSJ, de Providencia, y comenta que “el año pasado tenía solamente un módulo (por día), y ahora tiene tres módulos todos los días, con 15 minutos de intervalo entre clase y clase”. Además, “ha crecido mucho la cantidad de trabajos y tareas que le mandan” y que “tiene evaluaciones mucho más seguido”. Su hijo menor va en Kínder en el mismo colegio y también le aumentó la carga horaria: “El año pasado era la mitad de horas, solo un módulo (por día) y ahora tiene dos módulos todos los días y el viernes tiene tres módulos”.

Comenta que sus niños “se cansan más porque tienen más clases” y porque “las condiciones físicas de sentarse frente al computador los agotan más”. Pero también cree que influye que “los recreos no son lo mismo que presencial”. “En condiciones normales, los niños salen al patio (del colegio), estiran las piernas, corren un poco, chutean una pelota; pero en la casa se paran del sillón, se tiran en la cama y luego vuelven, eso no es distraerse (…) eso hace que sea mucho más cansadora la secuencia de clases, yo los noto muy cansados”, afirma.

Hace ver que, así como sus hijos, “hay muchos niños que viven en departamento, y que no alcanzan (en los recreos entre módulos) a bajar, tomar aire y volver”. “Eso hace que, en vez de descanso, sea una clase larga, porque no se alcanzan a liberar mentalmente para poder tomar otra clase“, señala.

Carolina, cuyo hijo asiste a 1° básico en un colegio particular subvencionado de Las Condes, también comenta que “este año tiene muchas más horas”. Reconoce que “le cuesta harto poner atención y se aburre mucho en clases (…) con los (otros) papás conversamos harto del tema y a los niños les cuesta mucho concentrarse”.

“Más horas de exposición en una clase no se traduce en más aprendizaje”

Expertas en educación escolar coinciden en que no es adecuado intentar replicar el mismo horario de las clases presenciales en el formato virtual. “No pueden ser los mismos horarios, porque la actividad es de naturaleza muy diferente (…) En una clase presencial hay muchos momentos de pausa, hay momentos de juego, de socialización o simplemente de silencio. La dinámica de una clase online es totalmente diferente, por lo que es muy necesario hacer bloques más breves y cambiar los ritmos, no todas las clases pueden ser iguales“, afirma Gabriela Gómez, académica del Instituto de Ciencias de la Educación y jefe de Pedagogía en Lenguaje de la UOH.

Explica que “si lo comparamos, por ejemplo, con estar frente a una pantalla jugando un videojuego, no nos parecería bien que los niños estuviesen seis horas continuas en el computador. Participar en una clase es mucho más complejo y requiere mucho más esfuerzo cognitivo, además del tiempo expuestos a pantallas electrónicas”.

La experta advierte que “previo a la pandemia, hay pocos registros de educación a distancia que esté comprobado que son exitosos, menos aún si se trata de niños pequeños”. Por eso, afirma que “todo paso debe darse con prudencia” y subraya que “más horas de exposición directa en una clase no se traduce en más aprendizaje”. “Las estrategias y los recursos necesitan ser diversos para aumentar las probabilidades de que el aprendizaje se genere”, afirma.

En la misma línea, la directora ejecutiva de Educación 2020, Alejandra Arratia, señala que “no es posible pensar en la organización del horario de las clases presenciales trasladándolo exactamente igual al contexto virtual (…) eso desconocería la forma en que aprenden los niños, sobre todo los más pequeños”. Comenta que “al estar conectados a clases virtuales por tiempos largos, es muy difícil sostener la concentración y sostener la motivación; además sin poder hacer trabajo en grupo con los compañeros, sin poder socializar”.

Por eso, dice que “es muy importante que se vayan intercalando espacios de descanso y espacios en que los niños también se puedan mover”. “Estar sentados frente a una pantalla por tiempos largos es muy difícil, sobre todo para los niños más pequeñitos; los niños del primer ciclo básico (1° a 4° básico) y de educación parvularia necesitan una porción mucho más pequeña de clases virtuales en el día, que sean espacios breves, acotados“, afirma.

Coincide con que es preocupante que “los niños estén conectados a pantallas tanto tiempo”, por lo que se deberían “promover otro tipo de experiencias” de aprendizaje, como “actividades que puedan realizar en otros espacios, o que impliquen interacción con otro, trabajar en los textos escolares; no circunscribir solamente la experiencia de aprendizaje al trabajo en una pantalla“. “Es importante diversificar, de modo de dar más oportunidades de aprendizaje y también potenciar el vínculo, que es tan importante para el aprendizaje de los niños”, concluye.

FUENTE EMOL

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