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Científicos recuperan con éxito valiosos datos desde la Fosa de Atacama tras compleja operación

La proeza técnica significó instalar y recuperar instrumentos a 7 kilómetros de profundidad, que estuvieron midiendo durante dos años.

Un equipo científico nacional recuperó exitosamente una línea de instrumentos oceanográficos que permaneció dos años a 7 kilómetros de profundidad en la Fosa de Atacama, frente a Taltal. La compleja operación, que se extendió por 12 horas, permitirá rescatar un invaluable registro de datos para descifrar los impactos del cambio climático en el océano profundo de Chile.

El Dr. Oscar Pizarro Arriagada, oceanógrafo del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción (UdeC), informó en entrevista con Radio La Discusión sobre el éxito de esta misión, que forma parte de una campaña oceanográfica más amplia. Los datos recuperados se integrarán con los obtenidos durante el crucero científico realizado entre el 15 de agosto y el 16 de septiembre, en el que también participó el investigador. Ambos cruceros son parte de CIMAR.

Manuel Torres Godoy, geofísico UdeC y magíster en Oceanografía, quien también fue parte de la expedición científica, explicó la complejidad de la recuperación: “No es trivial recuperar una línea llena de instrumentos a más de 7 kilómetros de profundidad. Primero, debemos establecer comunicación acústica –afectada por la dispersión del sonido–, luego enviar un comando de liberación que puede o no llegar, y, si todo sale bien, esperar a que los equipos salgan a flote para divisar boyas de menos de un metro entre olas de 2 a 3 metros”.

Torres detalló el intenso proceso: “El intento de liberación comenzó a las 4 AM. Tuvimos que solucionar imprevistos como el quiebre del cable que envía el pulso acústico y sobrellevar la presión de comunicarnos con un instrumento que no respondía”. La confirmación de la liberación del anclaje llegó a las 3:45 PM, dando inicio a la maniobra final de recuperación.

Los registros recuperados fueron capturados de manera continua entre los 7.000 y 3.000 metros de profundidad. “Estos datos nos permitirán observar variaciones de largo plazo en el océano profundo, algo crucial para entender la evolución del sistema marino”, destacó el Dr. Pizarro.

Esta información se complementa con la obtenida durante el crucero CIMAR 30 Norte a bordo del buque Cabo de Hornos. Mientras el observatorio de la fosa ofrece una perspectiva temporal extensa, el crucero aporta una visión detallada y “instantánea” de la estructura de la columna de agua.

El esfuerzo conjunto busca entender cómo el calentamiento global está modificando la circulación oceánica y la distribución de oxígeno y nutrientes. Durante el CIMAR 30, el equipo se enfocó en la “zona mínima de oxígeno”, una franja entre 50 y 400 metros de profundidad donde el oxígeno disuelto es extremadamente bajo, lo que determina los límites para la vida marina.

“Conocer la distribución de las masas de agua y los procesos de mezcla nos permite entender los cambios en la circulación de gran escala que afectan al clima del planeta”, subrayó el Dr. Pizarro. El grupo de la UdeC realizó mediciones de turbulencia y microestructura para estimar la velocidad de difusión de compuestos como el oxígeno y el dióxido de carbono, con observaciones hasta los 5.000 metros de profundidad.

En el crucero participaron investigadores de la Universidad de Concepción, junto a científicos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Antofagasta.

El académico finalizó destacando que la continuidad de estas investigaciones depende crucialmente del financiamiento público, debido al alto costo de operar buques como el Cabo de Hornos. “Mantener series de datos de largo plazo es fundamental para comprender la evolución del océano y su influencia en el sistema climático”, afirmó.

FUENTE: Comunicaciones, Departamento de Geofísica Universidad de Concepción

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