Cerrar

Casi 1.200 jóvenes de 18 años en Dicom: Expertos analizan razones detrás de alto endeudamiento y apuntan a prestamistas

Según un informe de Equifax, tres de cada cuatro morosos de este segmento son mujeres, y las deudas se concentran principalmente en servicios financieros y el sector de telecomunicaciones.

Más de 1.100 jóvenes de 18 años en el país ya presentan mora en el sistema financiero. Ese fue uno de los principales resultados que arrojó un informe elaborado por la agencia Equifax, multinacional que se dedicó a analizar el perfil de dicha generación, que recién está iniciando su vida adulta.

Si bien la cifra exacta se traduce en 1.172 personas de esa promoción que se encuentran en esa situación, lo que representa el 0,5% del total, preocupa que ya figuren en Dicom, aún apenas aspirando a ser profesionales y gran parte de ellos sin un trabajo de tiempo completo.

A juicio de Gisell Marcano, directora de Datos Equifax Latinoamérica, se trata de “un fenómeno preocupante. Aunque es un porcentaje muy bajo, aun así son miles de personas jóvenes que ya han contraído una deuda con el sistema financiero, lo que sin duda puede pavimentar el camino para que esa mora siga creciendo. No hay que descartar que algunas de estas personas ni siquiera tengan ingresos permanentes”.

La radiografía de la agencia mostró que los jóvenes son, en su mayoría, del segmento C3 y D, y viven en la Región Metropolitana, específicamente en Puente Alto y Maipú. “Tres de cada cuatro son mujeres (892 personas, es decir, el 76,11%). Mientras 280 son hombres, lo que representa el 23,89% de los morosos de esta edad”, precisó Marcano.

Asimismo, la ejecutiva comentó que, para esta población, se identificó que el monto promedio de la mora es de $145.630, “la cual es reportada por diferentes industrias, entre las que destacan: servicios financieros e industria de telecomunicaciones”.

“En el retail también hay presencia de personas morosas de 18 años. Hay 429 de ellas, que en promedio tienen una deuda de $117.260”, acotó Marcano.

Con todo, el escenario en general no es alentador, menos con una recesión económica a la vuelta de la esquina. Así lo reveló el 39° Informe de Deuda Morosa desarrollado por la Universidad San Sebastián y Equifax, según el cual, el trimestre octubre-diciembre cerró con 4.126.570 personas con deudas impagas.

Se trata de un alza de un 0,3% con respecto al trimestre julio-septiembre y de un 2,1% si se compara con diciembre de 2021. Con este resultado además se confirmó el estancamiento en la disminución del número de morosos, que desde septiembre de 2020 habían mostrado una sostenida caída.

Frente a este escenario, el decano de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián, Alejandro Weber, señaló que se trata de “una cifra muy preocupante y que nos debe mover a la acción. La morosidad es un reflejo de la salud de nuestra economía y hoy nuestra economía no está bien: tenemos más desempleo que hace un año atrás y los salarios reales han caído, lo que ha afectado a todos los segmentos de la población, incluyendo los jóvenes”.

“El año 2023 será un año difícil, estaremos en recesión una caída de hasta 2% del Producto y una contracción de la inversión cercana al 5%. Esto se traducirá en menos empleos y más informalidad, por lo que es muy posible que estas cifras sigan subiendo, toda vez que el desempleo juvenil está muy por sobre el promedio del país”, agregó Weber.

En noviembre pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó su índice Education at a Glance 2022, en el que proporcionó datos sobre la situación de personas entre 18 y 24 años que no estudian ni trabajan, más conocidas como “ninis”.

De acuerdo al listado, el país más afectado es Turquía, con el 28,7% de sus jóvenes que se encuentran en esta situación. Más atrás está Colombia, con un 27,1%; le sigue Italia con un 26% y Costa Rica con un 25,9%. Chile, en tanto, se ubicó en el quinto puesto, con un 23,4% de personas del rango etario que no estudian ni trabajan.

Responsabilidad de prestamistas

El profesor de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Rodrigo de Pablo Pérez, expuso en una carta a El Mercurio que “si hasta hace un par de siglos el préstamo a interés era considerado un pecado y un crimen del prestamista si no se justificaba apropiadamente el cobro de interés, hoy parece ser que el pecador es quien pide sin una justificación adecuada”.

El académico añadió que “juzgaría igualmente justo que se exigiera a los prestatarios su responsabilidad en el endeudamiento de los jóvenes, y que los expertos puedan, en lugar de recurrir a una serie de lugares comunes, discutir la responsabilidad ética de aquel que presta dinero irresponsablemente a aquellos que con alta probabilidad serán insolventes o que no podrán liberarse del yugo que ellos amablemente colocan en torno a su cuello a cambio de financiarles una juerga, un iPhone o alguna otra experiencia que más los empobrece antes que enriquecerlos”.

Mientras que Ricardo Ibáñez, abogado y socio fundador de Defensadeudores.cl, recalcó que la elevada morosidad en este segmento “es un fenómeno preocupante que viene dado por el impulso a consumir de este rango etario en nuestra sociedad”.

Ibáñez explicó que se concentra especialmente en jóvenes de bajos ingresos y de bajo nivel educacional, quienes “al recibir estímulos externos de hoy día cantantes del género urbano, donde zapatillas, teléfonos, celulares, les dan sinónimo de estatus. Y al no tener el poder adquisitivo para ello, recurren a créditos otorgados muchas veces por casas comerciales, con el objeto de dar rienda suelta a este ímpetu de consumismo”.

En ese sentido, aseveró que “gran parte de la responsabilidad es de los entes emisores de estas herramientas de crédito, los cuales entregan créditos a personas que no están en etapa laboral, de manera tal que entregan herramientas de endeudamiento a gente que no generan ingresos para poder cumplir con sus obligaciones”.

Educación financiera

Según Marcano, de Equifax, la solución de este fenómeno debería apuntar hacia dos grandes ejes: la educación financiera y el endeudamiento responsable. “Endeudarse en sí no es malo, en la medida que se tenga el respaldo económico para responder a los compromisos pactados. Para esto es clave entender los compromisos que se están contrayendo, por el lado de la persona, y poner a disposición de los oferentes de crédito información suficiente para saber la real capacidad de pago de la persona a la que se está evaluando”, apuntó.

“En esta verdadera cruzada por mejorar la educación financiera deben participar tanto actores públicos como privados”, agregó.

Un diagnóstico que comparte Ibáñez, quien manifestó que esta situación se podría evitar con “educación financiera, donde los jóvenes al salir del colegio y al ser sujetos de crédito tengan claridad respecto de las altas tasas de interés a las cuales se enfrentan al comprar productos de consumo, bajo esta modalidad de créditos, entendiendo también la diferencia entre un gasto y una inversión”.

“¿Qué medidas pueden tomar hoy día estos jóvenes? recurrir a procedimientos como la renegociación de deudas, que les permitirían obtener un mayor plazo para pagar, y condonar parte de los intereses, muchas veces abusivos que pagan con este tipo de herramientas de créditos”, concluyó.

Fuente: Emol

scroll to top